Dulce inocencia #2

Capítulo 44. Te extrañé tanto

James:

Jamás me había desmayado tantas veces como en estos últimos días, es por ello que no me sorprende cuando abro los ojos y me encuentro desorientado, sin entender por completo cómo llegué aquí. Lo último que recuerdo es el miedo que sentí cuando vi a mi padre inconsciente y a la rubia convulsionando. Me acuerdo del modo en que intenté llegar hacia ella pero en el camino (gracias a todas las heridas que me habían realizado), no pude lograr mi objetivo.

Mi corazón se exalta cuando la preocupación me toma desprevenido, palpita con tanta rapidez que me hace doler el pecho. Inclino mi cabeza para divisar mi abdomen y veo como unas vendas lo cubren, al igual que en algunos lugares de mis brazos. Hago el ademan de levantarme pero un fuerte dolor en mi espalda me hace quejar y evitar que complete mi acción.

Sé que estoy en el hospital de la manda, es básicamente una casa de tres pisos con diversas habitaciones que se usan cuando alguien de nosotros tiene una herida que requiere observación; simplemente no podemos ir a la clínica del pueblo por lo obvio, los doctores se espantarían al ver la rapidez con la que nos curamos y la gravidez de nuestras lesiones. Es por ello que cuando la puerta se abre y veo a Rachele entrar con apuro, no me desconcierto. Apenas me divisa, una gran sonrisa adorna sus facciones.

—Al fin despiertas —dice con alivio. Se aproxima hacia el costado derecho de la cama individual y chequea mi rostro —antes de que te levantes como loco en busca de respuestas, déjame recordarte que es prácticamente un milagro que estés vivo y necesitas tomarte las cosas con calma. —Suspira pesarosamente —tus heridas fueron escandalosas y graves. Aun cuando eres hibrido y tu habilidad para curarte es rápida, tuvimos que hacerte dos operaciones porque no sanabas. Las dos fueron complicadas, una de ellas fue en tu abdomen por las estillas que tenías en tu interior y los órganos lastimados por la flecha incrustada.

Toma la venda del abdomen y la hace a un lado para revisar la herida. Busca algunos materiales que hay en un estante al lado de la cómoda y los trae consigo para proseguir a limpiarme la saturación.

—la misma del abdomen traspasó hacia tu espalda baja, por lo que tuvimos que tomarte puntos en ese lugar porque podía infectarse. —Observo el techo del dormitorio mientras ella hace su trabajo —la otra operación fue en tu espalda, la herida fue profunda y te perforó un pulmón, gracias a dios esa lesión si estaba sanando y no tuvimos que hacer algo del otro mundo. El resto fueron rasguños algo profundos que se irán cerrando poco a poco. No puedes hacer movimientos bruscos mientras cicatrizas, ¿entiendes? —Asiento en respuesta.

— ¿cómo esta papá? —Me remuevo inquieto — ¿Cómo esta Evelyn?

—Axell estaba muy lastimado pero él sí curó con rapidez y no tuvimos que hacer mucho. —Sonríe cálidamente —Evelyn si estaba delicada… —comenta, haciéndome tensar —pero no te preocupes, ya se solucionó. Al parecer Leonard la envenenó usando una clase de droga inusual, aquella droga proviene de una flor que si se usa con los de nuestra especie no causa daños pero en un humano, puede ser letal. —Sí, se exactamente de lo que habla —Se le hizo un lavado estomacal y tuvimos la suerte de que llegó aquí antes de que todo pasará a algo peor —informa, haciéndome relajar y sentirme en paz —cuando te trajeron estabas temblando y con una fiebre altísima, al inicio no supe exactamente a que se debía pero tu hermana me explicó que tenías días sin consumir sangre. Le sacamos un poco a tu compañera para que ingirieras.

>>eso pasó hace unas cuantas horas y a partir de ahí es que comenzaste a recuperarte con más rapidez.

—gracias…

—no te preocupes, nietecito. Demostraste mucha valentía allá afuera, estoy orgullosa.

Asiento.

—¿Cuándo podré verla? ¿Cuánto tiempo llevo inconsciente?

Observa el reloj en su muñeca para responderme.

—Justo ahorita se cumplen veinticuatro horas desde que llegaste —me hace saber, sorprendiéndome por la cantidad de tiempo que ha pasado —y con respecto a Evelyn, podrás verla cuando despierte.

—ok.

—Elena y Amy están afuera, esperando a que salga para que puedan verte. Las haré pasar. —Recoge sus cosas y bota algunos algodones en la cesta de basura —si necesitas cualquier cosa, solo llámame. —Deja unos productos sobre el estante y sale, dándole paso a mi mamá junto a mi hermana que casi se abalanzan sobre mí con evidente preocupación en sus rostros.  

Elena acuna mi rostro con cuidado y sus ojos se empañan.

—Me alegra tanto que despertaras —musita, acariciando mis mejillas con sus pulgares —jamás me había asustado tanto como ayer. —Hace una mueca —debí acatar mi plan de amarrarte en la cama para que no fueras.

—Casi me dio un infarto cuando te vi llegar —emite Amy afligida —yo solo… —Un par de lágrimas recorren sus pómulos —estoy feliz de que ya te estés recuperando. —Sonrisa temblorosamente.

—Estaré bien —digo, mordiendo mi labio inferior porque no me gusta verlas entristecidas —ya todo pasó. —Sonrío, percibiendo como mis hoyuelos se marcan — ¿Qué sucedió luego de que me desmayé?

—luego de que quedaste inconsciente se encarcelaron a algunos vampiros que quedaron vivos. Hubo muchas muertes… —comenta con congoja —hace poco fue el velorio de algunos guerreros de la manada —aclara, entristecida —nuestra manada salió ganando pero hay mucha tristeza en el ambiente.

—Entiendo —respondo, parpadeando con rapidez cuando diversos flashes de la batallan llegan repentinamente a mi mente.

Elena y Amy se observan entre sí.

—Te traje comida —dice mi hermana, mostrándome una bolsa con un agradable olor —supongo que estas hambriento.

—Estas en lo correcto —contesto, tomando lo que me tiende —gracias.

—Te dejaremos comer con tranquilidad —informa mamá —tenemos que ir a resolver algunas cosas de la manada, luego volveremos.




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