Dulce inocencia #2

Capítulo 46. Presión

James:

Estos tres días que han transcurrido han sido muy pesados, aun cuando pensé que volver a la normal rutina que antes tenía sería sencillo, resultó siendo todo lo contrario.

Prácticamente no he dormido por pasar horas estudiando con la rubia para aprobar los exámenes que no habíamos realizado, el semestre ya está terminado y estas fechas siempre se sienten como tener una soga en el cuello que se va apretando cada vez más. Apartando las agobiantes evaluaciones, he tenido que estar yendo hacia mi manada para solventar algunos problemas y hacer que las personas se acostumbren al hecho de que yo estoy a cargo.

Ahora en lugar de marcar territorio en la manada de mi padre, tengo que hacerlo en las dos, por lo que aproximadamente a las cuatro de la mañana salgo convertido en lobo para dejar mi olor y evitar intrusos en nuestro territorio. Axell ha estado muy ocupado con otros asuntos y Amy es quien de cierta manera ha resultado ser de excelente ayuda en todo esto.

No quiero estar ni un segundo separado de Evelyn, tengo miedo de que alguien vuelva a lastimarla, no quiero que la arrebaten de mi lado porque de tan solo pensarlo me lleno de estremecimientos; no obstante, esa idea no ha sido tan fácil. Así como yo tengo trabajo que hacer, ella también y eso lo complica mucho. Se ha quedado en mi casa como pautamos pero en ocasiones se dirige hacia la suya y la entiendo, de verdad lo hago, cada uno necesita su espacio de cierta manera solo que ahora nuestras conversaciones no duran más que cinco minutos por las actividades que nos mantienen ocupados.

— ¡James! —exclama Amy, haciéndome dar un respingo por lo sumido que estaba en mis pensamientos. La observo con irritación —tengo minutos llamándote, gracias por prestarme atención —dice, denotando sarcasmo al final.

— ¿Qué sucede? —pregunto con cansancio, sintiendo mis ojos arder por el sueño que tengo.

Mi hermana reposa sus antebrazos sobre la mesa en la que estamos y observa su alrededor.

—te había dicho que te esperaría en la entrada de la universidad para irnos a casa, me quedé esperándote por horas como una estúpida, ¿Qué haces aquí? Es tarde, ya casi no hay estudiantes aquí —demanda con confusión, luego analiza mi estado y hace una mueca, poniéndose en mis zapatos —sé que estos días han sido difíciles pero pronto saldremos de vacaciones y nos olvidaremos de esto.

—lo sé. —Ladeo mi rostro —Hoy Evelyn vino a presentar una exposición y tuvo que irse a trabajar, estoy esperando que salga para irla a buscar.

— ¿tan temprano? —Cuestiona confundida — ¿ella no trabaja en la noche?

—hoy le tocaba limpiar, así que decidió hacerlo antes para estar libre en la tarde y poder estudiar para los exámenes de mañana.

Reviso el reloj en mi muñeca y veo que ya son las cinco, me levanto y tomo mi bolso.

—iré por ella, puedes irte a casa.

— ¿quieres que te acompañe? —pregunta, levantándose para comenzar a caminar hacia la salida de la universidad.

—luego de pasar por el bar, iremos a su casa un momento para buscar unas cosas.

—sería genial que fueras con Evelyn a cenar con nosotros, tenemos días sin hacerlo.

No respondo al instante porque pienso en ello, por poco he visto a mamá luego de las terribles circunstancias que atravesamos hace días y aunque no me lo diga, sé que le afecta no verme.

—está bien, iremos.

Chilla y asiente contenta.

—le avisaré a nuestros padres. Jacob también estará ahí.

Es de esa manera como mi hermana se aleja de mi con apuro y con una gran sonrisa en sus labios. Apresuro mis pasos para acercarme hacia el bar y luego de seis minutos mas tarde, llego a mi destino. Entro al establecimiento y frunzo el ceño por la cantidad de olores fuertes que terminan haciéndome doler la cabeza, la alta música taladra mis oídos y es por ello que, así como entré con rapidez, quiero salir.

El lugar no está repleto de gente, pero si se ubican diversas personas que quieren “divertirse” desde temprano. Recorro el lugar con mi vista y me detengo cuando diviso a Evelyn. Ella se encuentra guardando unas cosas en su pequeño bolso detrás de la barra, por lo que veo, luce algo estresada y llena de cansancio. Hago una mueca preocupada y me aproximo hacia mi compañera.

Apoyo mis antebrazos sobre la larga barra y espero que caiga en cuenta de que estoy aquí, cuando lo hace, da un pequeño salto por el susto repentino. Posteriormente, me regala una pequeña sonrisa que no le llega a los ojos, fue una carente de emoción.

—¿estas bien? —cuestiono, viendo sus notables ojeras violáceas.

Suspira y se aproxima hacia mí, apoyándose de la isla del mismo modo que yo lo hice. Lo único que separa nuestros rostros son apenas unos tres centímetros de distancia y dentro de mí, gozo por el modo en que la rubia ha ido perdiendo la pena.

—solo estoy cansada —responde en un tono bajo, ladea su rostro y sonrío cuando sus ojos resplandecen como siempre hacen cuando me divisa.

Aun cuando los olores del entorno son demandantes, nada puede opacar el cautivante aroma de Evelyn, gracias a ello quedo embelesado, sintiendo como mi licantropía se llena efusividad por estar cerca de su compañera.

—rubia, no tienes que hacer esto —le hago entender —yo puedo explicar que no podrás asistir estos días por…

—no, esta es mi responsabilidad —replica sin cambiar su dulce tono.

—lo digo porque estos días son intensos en la universidad y te estas desgastando de sobrema…

—¡Evelyn! —exclama una voz masculina, interrumpiendo nuestra charla.

La rubia se endereza de un respingo y lo observa con nervios, por mi parte solo me limito a observarlo de pies a cabeza, recordando que es aquel hombre que aparenta ser el jefe de ella, encargándose de tratarla con brusquedad y apatía. Aprieto mi mandíbula porque noto que siempre se asegura de alterar a Evelyn.




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