Dulce inocencia #2

Capítulo 47. Tenía que suceder

James:

Las jornadas que han transcurrido han sido tan ocupadas y agitadas que ahora es que caigo en cuenta de la rapidez con la que han pasado estos cinco días. Las semanas de evaluaciones de la universidad ya han culminado y la tranquilidad que eso me brinda es increíble. Ya puedo descansar sin levantarme a la dos de la madrugada para estudiar, pero lo que, si tengo que seguir haciendo es marcar el territorio de ambas manadas y encargarme de algunos asuntos de las dos. 

Me he quitado un peso de encima con lo referente a la universidad, pero una nueva presión se me ha sido adquirida porque dentro de un par de días, me convertiré en el alfa de la manada de mi padre y en ese momento se hará la ceremonia aquí y como la ultima ocasión, diversos lideres de otros territorios estarán presentes. No he podido dejar de pensar en ello, no he podido sacar de mi cabeza las responsabilidades que asumiré y que no me siento preparado para cargar con ellas; sin embargo, no es algo que he comentado con libertad porque mi padre se disgusta cada vez que intento negarme de ser el cabecilla.

Con respecto a Evelyn, tenemos nuestros altibajos en algunas ocasiones debido al tema que sacó a relucir días atrás. Ha estado insistiendo en que permita que prácticamente experimenten con ella pero me jode que no entienda que al negarme no me estoy refiriendo a que no quiero que ella sea como nosotros, es decir, eso sería increíble, lo único que me frena es que al decirle que sí, podría poner en peligro su vida. Si las cosas no salen bien, ella moriría.

Justo ahora son las cinco de la tarde y me estoy vistiendo para salir a entrenar ya que he estado descuidando ese aspecto de mi vida desde que tuvimos los inconvenientes pasados. Rebusco en mi closet una camisa para hacer ejercicio y termino tomando una negra, me la coloco con rapidez mientras percibo a la rubia entrando a la habitación. Me volteo para ver que sucede y la pillo vestida con la ropa adecuada para ejercitarse. Alzo una ceja mientras veo como suelta su cabello para luego recogerlo en una alta coleta.

—iré contigo —declara, sorprendiéndome un poco.

Suelto una risilla porque no me imagino a la rubia haciendo todo lo que yo hago para entrenar.

—¿estás segura? —cuestiono con sorna, molestándola.

Su rostro se enrojece por la colera y eso me hace reír aún más.

—te he visto entrenar y sé que puedo. —Frunce el ceño —además, antes me ejercitaba también y quiero retomarlo.

—si tu lo dices —respondo dudoso, tomándola por el pelo —primero trotaremos en los alrededores de la manada de mi padre y por la mía, luego vendrán los ejercicios —le hago saber, pasando por su lado para dirigirme hacia la cocina.

—¿Qué? —cuestiona con incredulidad, siguiéndome —el solo trotar tomará como tres horas —dice, tragando saliva.

Elevo la comisura izquierda de mis labios.

—puedes quedarte. —Continúo molestándola, de cierta manera me divierte ver sus gestos indignados.

—no, iré.

Asiento y tomo una manzana roja de la canasta con frutas que se ubica en el mesón de la estancia. Diviso a Evelyn quien se encuentra apoyada de la puerta de la nevera, esta cabizbaja y prontamente, siento algo de pesar provenir de ella. Agarro otra manzana y me aproximo hacia la rubia. Mis zapatos tocan la punta de los suyos y carraspeo para que me observe. Sus bonitos ojos azulados me atisban y me dejan sin aliento por unos segundos hasta que reacciono y parpadeo con rapidez.

—¿Qué sucede? —cuestiono, escrudiñando su semblante —solo estaba bromeando. Si quieres ejercitarte conmigo, lo cual sería interesante, podemos comenzar poco a poco y luego ir aumentando la intensidad. —Le tiendo la manzana —lo necesitas para evitar mareos, ¿ok? —Asiente y sonríe sin mostrar sus dientes.

Antes de alejarme, me quedo observando su rosada boca con el inmenso impulso de sentir sus labios con los míos y besarla como he querido hacer desde hace días, pero sé que, si me dejo llevar, no saldremos aquí. Es cómico pero cada vez que quiero tener un momento intimo con ella, nos interrumpen y nos sacan de nuestra burbuja. Suspiro frustradamente y comienzo a dirigirme hacia la puerta de entrada. Le doy un gran mordisco a la fruta y salgo de la casa con Evelyn.

—caminaremos con rapidez hacia donde comienzo a marcar el territorio para calentar —le informo mientras bajo los escalones de la entrada.

Acelero mi andar y escucho como la rubia resopla antes de apresurar sus pasos para quedar a mi costado derecho. Continúo comiendo mi manzana y voy disfrutando el panorama. Cierra mis párpados unos segundos porque amo esto, disfruto de sobremanera estar rodeado de la naturaleza y aun mejor es estar aquí con la compañía de mi chica. Vuelvo a divisar mi entorno y analizo que esta puede ser una buena idea, puede que, si Evelyn se ejercita con intensidad, a la hora de integrarle ADN lobuno en su sangre no le afecte tanto.

La rubia se detiene bruscamente y comienza a toser. Me volteo para observarla con preocupación, pero hace un ademan para indicarme que está bien. Lanza lo que queda de la manzana al suelo y refunfuña.

—comer mientras camino a tu paso no fue una buena idea. Un paso tuyo es casi tres de los míos. —Hace un mohín con sus labios —continuemos —indica, caminando de nuevo y tomando la delantera.

Frunzo el ceño, pero prosigo mi andar. Termino de engullir la manzana y lanzo las semillas al suelo. Luego de veinte minutos caminando, llegamos al punto donde empezaremos a correr. Observo a Evelyn y la hallo sudorosa y un poco cansada. Me atisba y siento que se molesta un poco.

—puedo seguir —masculla y comienza a trotar hacia la izquierda.

Ruedo los ojos.

—Evelyn… —la llamo, ocasionando que detenga su paso y me observe —es por aquí —anuncio, apretando mis labios para no reírme.

—oh… —Se sonroja y se limita a correr por la dirección que le indico.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.