Dulce inocencia #2

Capítulo 48. Aquel lazo

James:

Me despierto sobresaltado a la vez que tomo una gran bocanada de aire como si me sintiera ahogar con anterioridad. Me siento de un respingo sobre la cómoda, recibiendo un montón de flashes en mi cabeza que provocan que me alarme. Noto como Amy preocupada se levanta de la silla y alza sus manos para que entienda que no tengo de que alterarme.

— ¿y Evelyn? —cuestiono, percibiendo como mi corazón late desbocadamente y mi agobio asciende.

—yo estoy bien, gracias por preguntar —contesta jocosa —todo está bien, cálmate para que pueda explicarte —instruye a lo que la miro con confusión.

Decido reposar mi cuerpo en la cama otra vez para apaciguar mi pulso. Ahora, ya más calmado, me doy cuenta que estoy en mi hogar y que el aroma de la rubia está en el aire por lo que significa que está aquí, conmigo. Exhalo con alivio, pero procedo a fruncir el ceño.

— ¿Qué le sucede? ¿Está bien? —pregunto, volviendo a preocuparme.

Amy bufa y me toma por los hombros para evitar que me levante.

—maldición contigo, James —masculla entre dientes —bájale diez, ¿sí? ¿me dejarás explicarte?

Dejo de insistir en levantarme para que mi hermana vuelva a su puesto y me explique lo que sucedió.

—entiendo que estés preocupado por ella, créeme, pero necesitas calmarte. Saliste herido, solo mira. —Señala mi pecho y veo como hay una gasa cubriendo una parte de mi tórax —cuando Oliver te disparó faltó poco para que te diera en el corazón. —Su labio inferior tiembla —fue horrible —expresa y parpadea consecutivamente cuando sus ojos se cristalizan —luego de que te disparara, me apuntó a mi...

>>pensé que era mi amigo, dios mío. —Se pone cabizbaja —casi era parte de mi familia por el tiempo que fui conociéndolo y lo bien que nos llevábamos, pero es como si nunca hubiese pasado porque cuando el arma me estaba apuntando, me miraba con un odio atroz.

Hace una mueca entristecida.

>>Es decir, eso significa que fue él quien me disparó una flecha en la pierna aquella vez, él fue quien me atormentó con esos horribles mensajes, él fue quien ocasionó que por el miedo que me hizo sentir, mi parte vampírica saliera a la luz con fuerza.

Observo el techo porque mi pecho se oprime con intensidad, haciendo que aquel sentimiento de culpabilidad y remordimiento me haga mierda la cabeza.

—le supliqué que no lo hiciera —dice, alzando su mano derecha la cual tiembla para limpiarse algunas lágrimas que se desprenden de sus párpados inferiores —y por un momento su mirada cambió, es como si se hubiera dado cuenta de lo que estaba haciendo en realidad. —Posa su vista en mi —pensé que todo había acabado, supuse que dejaría el arma a un lado para razonar en paz; sin embargo, en menos de lo que pude imaginar, se apuntó a sí mismo y aunque corrí para evitar que se hiriera, lo hizo.

La observo de inmediato, estupefacto.

—Oliver está muerto —concluye, rompiendo en llanto —fui a buscar a mis padres —comenta con el tono roto —Rachele vino de inmediato para atender la herida que te habían hecho, tuviste suerte, pero él no. —Me muestra una sonrisa desganada —fue un alboroto la situación, pero luego proseguimos a enterrarlo. —Traga saliva — ¿puedes creer que la única persona que estaba al pendiente de él es una señora mayor de edad con alzhéimer? Intentamos notificarle lo sucedido, pero no podía reconocer a su nieto, no sabía de lo que hablábamos.

Me mantengo unos segundos sin emitir palabra alguna, solo permanezco en silencio, sintiendo como una avalancha de emociones me arrebata el aliento.

—y-yo...

—está bien —me interrumpe, en fin y al cabo, ella sabe perfectamente el modo en que me siento, puede percibir mis sentimientos.

—si tan solo yo...

Mi voz se quiebra y es por ello que decido cerrar mi boca. Alzo mis brazos y coloco la palma de mis manos sobre mis ojos. Si tan solo hubiese sido más consciente de mis acciones nada de esto hubiera sucedido. Fui tan irresponsable que no medí la gravedad de las consecuencias que irían de la mano con lo que estaba haciendo. Soy el responsable de esto, de alguna manera sé que es así y mierda... Duele.

—Amy... —Coloco mis manos sobre mi desnudo abdomen para divisar a mi melliza —no sé cómo enmendar esto, ¿Cómo lo hago? Tengo la necesidad de arreglarlo, pero es tarde. —Mi rostro se contorsiona.

—Tampoco tengo moral para reclamarte algo, yo sabía lo que hacías y tampoco hice algo para detenerte. De cierta manera, soy tan culpable de esto como tú. —Hace una mueca —y lo siento, pero no hay algo que pueda solventar la forma en que te sientes, es algo que tendremos que superar.

—pero...

—ahora sientes, tienes algo de empatía y lo que puedes hacer es no volver a realizar algo como eso. Me incluyo en esto. —Ladea su rostro —las ganas de consumir pueden desquiciarte, ya te entiendo perfectamente. Yo siento y aun así no podía resistir esa clase de impulsos. No me quiero imaginar cómo te pasaba a ti.

—era difícil —respondo, volteando mi cara hacia el ventanal —¿Cómo has sobrellevado eso? —pregunto, cambiando de tema porque la aflicción que tengo me está carcomiendo y necesito pararlo.

—pues... Jacob me ha ayudado muchísimo —contesta, haciendo que alce las comisuras de mis labios mientras veo la oscuridad que hay en el exterior —cada vez que siento esas ansias llegar a mí, el me calma y me dice miles de cosas bonitas para que deje de pensar en eso y me enfoque en otros pensamientos. —Suspira con embeleso —cuando Rachele te estaba sacando la bala, casi me da una crisis. Lo de Oliver y tú me sofocaron, es por ello que aquel anhelo de sangre estaba sometiéndome.

>>Jacob estuvo conmigo, me abrazó aun cuando vio mis ojos ponerse ennegrecidos y mis colmillos comenzaron a crecer. Nunca me soltó. Luego, me recuperé.

—él es un buen tipo —musito, sintiéndome satisfecho.




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