Dulce inocencia #2

Capítulo 49. Todo tuyo

James:

Evelyn se mantiene rodeándome con sus brazos, llenándome de su ameno calor y su agradable aroma. Me aferro más a su cuerpo, pero de cierta manera me siento incomodo por mi alterado y emocionado amigo.

Lo dejaron vestido y alborotado.

—uhm, rubia… —pronuncio su nombre, dejando de abrazarla. Ella se sienta sobre mi vientre, lo cual no me ayuda, para poder observarme con confusión —tengo que ir a bañarme.

Inmediatamente, su ceño se frunce.

—no, no, no te vayas —responde con rapidez y desespero, para luego volver a abrazarme.

Me rio porque mi hermana tenía razón, Evelyn querrá estar pegada a mí, lo que no me molesta, pero necesito calmarme. Coloco mi mano derecha sobre su cabeza y acaricio su dorado cabello.

—serán solo unos minutos —comunico, haciendo que me divise con los ojos cristalizados.

— ¿Cómo manejas todo esto? —cuestiona como si le costara incluso dejar de abrazarme —es decir, me siento ansiosa con la idea de que te alejes y cuando lo haces es horrible.

—con el tiempo podrás hacerlo, cuando me sentía así mi parte vampírica todavía tomaba la delantera en mi sistema por lo que me apaciguaba de alguna manera, pero con el paso de los días, esa nueva sensación se irá normalizando.

Posa su mano sobre mi mejilla derecha mientras me mira con sus resplandecientes azulejos.

—me gusta lo que siento, solo que… —Traga saliva —es extraño. —Suelta una risilla.

Posiciono la palma de mis manos sobre la cómoda para poder sentarme aun con la rubia en mis piernas, esa acción provoca que ella quede a horcajadas. Mi frente se empaña de sudor por lo desbocado que me siento y pareciera que Evelyn fuera ajena a lo que me pasa porque vuelve a envolverme con sus brazos.

—eres muy tierna, ¿sabes? —Pongo mis manos sobre su regazo —pero en serio, tengo que ir a bañarme y tu bien que sabes por qué.

Mi compañera se ríe y asiente, alejándose de mí.

—si…

—no tardaré —le informo mientras me levanto y me dirijo hacia el perchero para tomar mi toalla —no mueras —me burlo, observándola de reojo.

Sus mejillas se incendian y queda cabizbaja por unos segundos.

Salgo de la habitación y me aproximo al cuarto de aseo para ducharme. Ya adentro, me desvisto y entro a la regadera. Abro la llave y suelto una exhalación cuando la helada agua recorre mi cuerpo, tranquilizándome. Sonrío cuando escucho a la rubia hablar en un tono muy bajo para ella misma, tal parece que se siente muy impresionada ante el hecho de que puede oír a los animales del bosque.

—claro que puedes escucharlos, incluso puedes percibir como las hojas secas se desprenden de las ramas de los árboles —le hago entender.

Su corazón se agita.

—puedo escucharte —murmura — ¡puedo escucharte! —exclama, haciéndome reír.

Supongo que después de pasar toda su vida siendo una persona normal, se le es sorprendente hasta el más pequeño detalle que incluye ser sobrenatural.

—si, podremos hablar desde lejos —sigo incentivando su emoción.

Aquellas sensaciones que se almacenan en su pecho por todo lo que esta descubriendo las puedo notar y son agradables.

Me hace sentir conmocionado también.

—si, wow —musita y puedo imaginarla con sus labios entreabiertos por la sorpresa.

Termino de bañarme y tomo el paño para secarme. Envuelvo la toalla alrededor de mi cintura y me acerco hacia la cocina.

—prepararé una comida rica en nutrientes —anuncio, abriendo la despensa para tomar una caja de cereales de chocolate.

Dejo la caja sobre el mesón y busco la leche, los platos y las cucharillas. Sirvo todo y espero a que Evelyn llegue mientras me siento en uno de los bancos de madera.

La rubia entra a la estancia y al ver lo que comeremos, se ríe. Frunzo el ceño cuando toma el banco donde se va a sentar que está en frente de mi y lo posiciona a mi lado para sentarse a menos de diez centímetros de mi cuerpo.

—disculpa si estoy resultando ser un chicle es solo que…

—tranquila, entiendo —digo, interrumpiéndola y acercando mas mi puesto hacia ella para hacer que nuestras piernas se rocen.

Me sonríe agradecida y comenzamos a comer.

—siempre me decían lo fuerte que es el lazo de compañeros y de cierto modo lo comprendía porque sentía cosas fuertes hacia ti apenas llegué —conversa, por lo que la observo mientras sigo comiendo —pero ahora que me convertí, esa unión es tan fuerte que llega a asustar. —Ríe —ahora entiendo por qué te descolocó tanto sentir y hacerlo cuando ya yo estaba en tu vida.

Asiento porque si, fue un remolino de emociones que no esperaba. Me tomó desprevenido que me transformara en lobo, pero todo fue mas intenso cuando percibí a Evelyn. Ahí fue cuando todo el control se me fue de las manos y me sentí enloquecer. Fue muy difícil, realmente lo fue y me cuesta explicar el conflicto que tenia en mi interior como para que la rubia lo entienda a la perfección.

—es muy fuerte, es por eso que cuando uno de los dos muere, el otro no dura mucho con vida —digo y creo que no fue muy buena idea recordarle eso porque siento algo de angustia provenir de ella. Sigo comiendo y a los segundos digo —: dentro de poco mi padre me otorgará su puesto como alfa. —Hago una mueca —y tu te convertirás en mi mano derecha básicamente. —La rubia comienza a toser.

Ok, ese no fue un buen cambio de tema, pero ya abrí mi boca así que…

—se hará una reunión para ello, es algo formal, así como la de aquella vez en la otra manada, ¿recuerdas?

—si —responde — ¿Qué tendré que hacer yo?

Me levanto y acomodo la toalla en mi cintura para que no se caiga. Tomo ambos tazones ya vacíos y los llevo al fregadero para lavarlos.

—nada en específico, me acompañarás porque cuando me entreguen el liderazgo de la manada, verán que eres mi compañera. Te respetarán como tal. —Suspiro mientras seco los platos —es una absurda y aburrida reunión, si fuera por mí no iría, pero mi papá me mataría. Esto ha sido así por siglos y no puedo romperlo.




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