Dulce inocencia #2

Epílogo

James:

Este último año ha sido interesante.

Al ser el líder de dos manadas las terminé unificando como había pensado anteriormente y aunque surgieron algunos inconvenientes en la unificación de las personas que las conforman, terminaron cediendo y llevándose bien. Admito que no es un puesto fácil, pero como papá me aseguró, él siempre está ahí para ayudarme en todo lo que esté a su alcance. Ante la extensión de nuestro territorio y lo fuerte que llegó a ser, las amenazas externas pararon por completo y desde hace meses no he tenido algún problema con lobos que intentan ocupar mi lugar.

Aparte de mi responsabilidad con la manada, Axell me cedió el bar en su totalidad y ahora es Evelyn quien se encarga de la contabilidad del establecimiento. Se nota a leguas que está más que feliz de ocupar un puesto como ese luego del esfuerzo que hizo por culminar su carrera.

Sí, nos graduamos hace cuatro meses y es por ello que luego de un tiempo planeándolo, mis padres insistiendo en que nos fuéramos como un regalo de graduación y mis primos uniéndose al viaje, tomamos la decisión de que nos aventuraríamos y saldríamos de nuestro territorio...

Ese día es hoy.

Esta jornada tuvimos que levantarnos a las tres de la mañana para que mis padres nos llevaran al aeropuerto de una ciudad cercana a la manada. En la camioneta íbamos Evelyn, Amy, Jacob y yo mientras que Elaine, Aiden y su compañera se transportaron con Chase. Al llegar a nuestro destino nos despedimos de nuestros papás y luego de un rato subimos al avión.

Actualmente llevamos unas cuatro horas de viaje y ya yo tengo el trasero adormecido de tanto estar sentado. Además, mi paciencia va en picada al escuchar el constante parloteo de mi familia. Como el avión va casi vacío, no les importa reírse a carcajadas y bromear entre ellos, incluso la rubia no para de reírse y voltear su cuerpo para observar a sus amigas las cuales se ubican en los asientos traseros.

—ok, yo solo estoy analizando el hecho de que Evelyn es la única que habla un poco español —comenta mi prima — ¿y si nos perdemos? —cuestiona con una leve preocupación.

—es una isla turística, muchas personas son bilingües —le respondo con obviedad.

—no lo sé —dice, haciendo una mueca —será extraño.

Ruedo los ojos y sigo observando el increíble panorama desde la ventana.

— ¿no confías en mis habilidades con el español? —pregunta Evelyn con gracia, acercándose a mí y posando su barbilla en mi hombro izquierdo —llevo aprendiéndolo desde hace un año. —Se ríe mientras me observa.

Volteo hacia ella y sonrío al ver sus ojos tan destellantes.

—nunca dije eso —replico, alzando una de mis cejas y posando mi mano derecha en su mejilla para acariciarla con mi pulgar.

Asiente de acuerdo y desprevenidamente corta la poca distancia que tenemos para plasmar un casto beso en mis labios. Retengo mi respiración porque este es el primer beso que nos hemos dado en el día y extrañaba sentir la suave piel de su boca sobre la mía.

—lo que yo estoy analizando es que... —Amy toma una respiración —nosotros de desesperados se nos ocurrió viajar aun cuando falta poco para la época del...

—faltan como tres semanas para que llegue —la interrumpe Aiden, quien está sentado al lado de Samary —relájate.

—capaz fue por eso que nuestros padres casi que nos corrieron e insistieron en que nos fuéramos —comenta Aiden en un tono bajo.

Todos se ríen y es que, tiene razón.

Sentí que nos echaron de nuestras casas.

Escucharlos hablar sobre la época de calor me hace acordar algunos cómicos y gratos momentos que viví con la rubia en su primera época del celo; sin embargo, alejo esos pensamientos de mi cabeza porque me acaloraré y será incomodo porque mi familia se dará cuenta de mi agitado estado.

—solo estaremos cinco días en los roques —opina Jacob, pronunciando el nombre de la isla de una forma que hace reír a Evelyn —perdón por no tener el poder de pronunciar la rr como tu —ataca jocosamente al escucharla carcajearse.

—no me estoy burlando —le responde la rubia a Jacob —yo también la pronunciaba así, es difícil al inicio. —Suspira — ¿Cuánto falta para llegar? —me pregunta, ansiosa.

—dos horas para llegar al aeropuerto que nos toca, después tenemos que tomar un avión de ahí hacia la isla, que son como cuarenta minutos más.

—ay —se queja.

—presiento que en ese aeropuerto nos mirarán raro como cuando tomamos este avión —comenta Samary.

—obvio que nos mirarán. —Se ríe mi hermana — ¿no ves nuestras hermosas caras?

—ya de por si en el pueblo los humanos nos observan siempre por nuestros colores de ojos y están algo acostumbrados, imagínate en un país donde haya casi inexistentes manadas —agrega Elaine.

—usualmente los lobos están en zonas frías y Venezuela es muy caluroso, sin embargo, tiene sitios donde sí puede haber licántropos —habla mi primo y es ahí, donde otro tema de conversación se abre paso y todos parlotean sin parar.

Por mi parte, me remuevo para encontrar una posición cómoda y dormitar hasta llegar. La rubia sigue mis pasos y termina ocupando el puesto vacío a su lado para recostarse y apoyar su cabeza en mi regazo. Ambos nos quedamos dormidos, escuchando de fondo las carcajadas de quienes nos rodean.

— ¡James! —alguien grita tan fuerte que ocasiona que me despierte de un respingo.

—mierda, ¡¿Qué?! —exclamo sobresaltado y con el malhumor comenzando a surgir en mi sistema.

Mi hermana achica sus ojos al verme.

Observo mi alrededor y veo que todos me divisan impacientes, hasta Evelyn.

—ya llegamos, tenemos que apurarnos porque nuestro vuelo hacia la isla es dentro de una hora. Con el proceso que se pasa al esperar nuestro equipaje y antes de subir al avión, ¡vamos tarde! —exclama alterada.

—ok —respondo, bostezando y todavía con sueño.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.