Dulce Julieta

única parte

En lo profundo de un castillo estaba una criatura horrible de aspecto desagradable. Con colmillos, unas largas y jorobada. Cuando era un niño una bruja lo había maldecido por los pecados cometidos por su padre. Su padre solía ser un rey próspero y rico, pero con un corazón tan negro y cruel.

Una noche hubo una tormenta especialmente helada, una mujer muy vieja solicito hablar con el rey. La mujer había viajado durante tres días y no tenia asilo por lo que le rogo que la dejara quedarse y por su hospitalidad lo recompensaría con una rosa. Pero el hombro solo se burlo de ella y ordeno que la sacaran del castillo.

La anciana lo miro a los ojos y le juro que se iba arrepentir por su decisión y señalando con un dedo esquelético le dijo “tu avaricia y orgullo la pagara tus descendientes” , haciendo caso omiso corrió a la mujer y se rio de las ridiculeces de una vieja loca.

Después de un año su esposa, la reina, había quedado embarazada por lo que el hombre organizo múltiples fiestas durante tres días para festejar el nacimiento de su heredero. Después de nueve meses su esposa se encontró en labor de parto que se complico a tal punto que lo llevo a fallecer, Cuando el rey observo a su hijo en sus brazos se espantó por la horrible criatura que su esposa le había dado.

Ordeno que encerraran a su hijo y maldijo a su esposa enterrándola en una tumba sin nombre y encargo a las nodrizas y empleados que criaron al horrible monstruo que tenia de hijo. El niño creció sin la atención de su padre, el cual intento múltiple de veces tener un hijo. Pero sus esposas y sus hijos fallecían o tenían abortos espontáneos. Finalmente, el rey murió de viejo sin ningún descendiente y su reino fue tomado por otro.

Aquella criatura de aspecto horrible creció con el deprecio de la gente y cuando su padre murió todos los empleados del castillo se fueron dejándolo solo en el frio castillo. El pobre vivió lleno de dolor e ira. En el pueblo se contaba sobre el catillo maldito donde moraba una criatura horripilante.

Durante años el hombre se dedico a cultivar y a plantar hermosas flores. (Amapolas, tulipanes, rosas, orquídeas), adoraba la belleza de esas plantas. Eran tan hermosas y puras y no corrían cuando lo veían a la cara. Eran los únicos compañeros leales.

Una mañana en la que plantaba sus flores oye el susurro de unas pisadas que se acercaban a el. Lleno de miedo y pánico decidió esconderse detrás de una torre de piedra y observaba como una joven entraba despacio y con cuidado para dirigirse al jardín. Era hermosa, con el pelo negro y la piel blanca como la nieve.

En un descuido dejo caer la pala sorprendiendo a la joven que dirigió la mirada hacia la torre. En ves de correr, se quedo y con mucha valentía pregunto quien estaba hay. Él se quedó callado y se apretujo más en la columna.

“eres aquella criatura de la cual todo mundo habla” pregunto con voz melodiosa

“¿´Porque preguntas?” dijo él

“porque constantemente me advierten de ti, dicen que eres una criatura peligrosa que encierra a sus presas para torturarlas y matarlas”

“¿Tu qué crees?”

“Que la gente exagera en ocasiones” dice haciendo una pausa “a veces cuando la gente no es igual al molde habitual de un ser humano consideramos que son monstruos que deben ser asesinados, pero pienso que simplemente no aceptamos las diferencias de toda la persona”

El no responde nada, esta bastante sorprendido. Por lo general cuando lo veían lo maldecían e o incluso lo agredían.

“¿Cuál es tu nombre?”

“Julieta, ¿y el tuyo?”

“No tengo”

“¿Por qué”

“Cuando tienes el mismo aspecto de una persona como yo, no se piensa que debería merecerme un nombre”

“Qué tal si te llamo Adriano, significa hombre valiente y de gran corazón”

“Crees que soy valiente” pregunto con sorpresa

“El vivir con el odio de la gente y aun así tener un corazón tan hermoso con el tuyo ya es suficiente”

“tal vez sea un monstruo y solo este esperando la ocasión para lastimarte”

“no lo creo”

“¿Tu qué sabrás?”

“Si quisieras hacerme daño ya lo hubieras hecho” No dijo nada porque era verdad, jamás haría nada para lastimarla.

“Oye, sé que es mucho pedir, pero ¿puedo tomar tus flores?”

“¿Por qué las necesitas?”

“Para una cosa”

“Claro puedes tomarlos”

Julieta escoge varias flores y las guarda en una canasta que no se había dado cuenta que tenía.

“Tal vez vuelva la siguiente semana, pero antes, ¿puedo pedirte un favor?”

“¿Cuál?”

“La próximas ves no te escondas, quiero ver tu cara”

“No quiero asustarte”

“No me voy asustar, hasta la próxima semana, Adriano”

La ve alejarse hasta desparecer entre los árboles, y por primera vez Adriano se sintió como un humano y no como un animal.

Cuando la semana llego, Julieta se acercó al castillo con una canasta con fruta y pan y llamo a Adriano hasta que el apareció con una capa alrededor de su cuerpo.



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En el texto hay: desamor, muerte, desamor y tristeza

Editado: 11.05.2022

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