Dulce mirada

Capitulo uno: el bar.

Buenos Aires, argentina, 1999. 22:30
Maxi
Me concentro. Inhalo y exhalo. Repito el proceso dos veces mas y disparo o, mejor dicho, golpeo. Los cuatro observamos fijamente como la bola blanca se desplaza sobre el material desgastado del viejo juego de billar y, como era de esperarse, la bola golpea la roja haciendo que esta caiga en el hoyo. 


Mientras Ale festeja nuestra ventaja yo, por mi parte, me fui acercando hacia el parlante que se encontraba a pocos pasos de nosotros. El bar en el que nos encontrábamos, “el balcón”, suele ser un ambiente tranquilo frecuentado en su mayoría por las mismas personas de siempre. No es como los otros bares de la zona, donde el ruido constante de eso a lo que le llaman “música pesada” hace eco y aturde tus oídos, razón principal por la que venimos aquí mas a menudo. Sabiendo esto y el hecho de que Héctor, el dueño del bar, se moleste conmigo por esto, no lo pienso dos veces y subo el volumen del parlante. Al instante comienzan a escucharse los primeros acordes de la canción Should i stay or should i go del grupo “the clash”. 


Mis amigos empiezan a cantar, es eso o están en medio de algún ritual extraño, no lo tengo muy en claro. Mientras que yo, con el taco de billar, me muevo al ritmo de la música y les hago señas a las meseras que pasan cerca, a lo que ellas responden con sonrisas coquetas, todas excepto Carly, ella se para a mi lado y, sacándole de las manos el taco a Ale, empieza a imitar mis movimientos. 


- ¿Acaso estas tratando de robarme el protagonismo, Carolina?- le pregunto. 


- ¿Tenes miedo de la competencia, máximo?- responde. 


- Nunca. ¿y vos?.


- No sos competencia maxi, todos sabemos que soy mejor moviendo las caderas que vos, ¿verdad chicos?.- pregunta mirando hacia Ale, Dani y Hernán. 


- Lo siento Carly pero sus movimientos son geniales.- dice Ale. 


- Tiene el talento y la gracia de un bailarín de ballet.- dice Hernán, muy serio. 


- Y no olvides la delicadeza y destreza.- le sigue Dani. 
No puedo evitar reírme, al igual que ellos y, por supuesto Carly, que al parecer le ha causado tanta gracia que se encuentra encorvada hacia delante, sosteniéndose las rodillas. 


- ¡ Carly!, cambio de turno- grita una de las meseras; Roxie, si no me equivoco.  


- Vuelvo en seguida chicos, hay trabajo que hacer. 
- Y ¿desde cuándo vos te preocupas tanto por tu trabajo?- le pregunto. 


-  Desde que le cambiaron los horarios a Yesica, una encargada y, créanme cuando les digo que es una bruja. 


- ¿Qué tan mal puede estar? Héctor es quien las contrata, no creo que se arriesgue a perder clientes con una que no esté buena.- dijo Hernán. Realmente tenia un punto. No es que el bar sea algo subidito de tono, con strippers o algo por el estilo pero, lo que si es cierto es que El Balcón llego a su momento de gloria en cuanto hector se hizo cargo y contrato a chicas con no mas de dos décadas y media, por asi decirlo. 


- No me refería a eso, cerdo asqueroso.- le dice- la chica realmente tiene lo suyo, por no decir que puede ser la mas linda de este bar.- hizo una pausa y después agrego- después de mi, obviamente. 


- ¿Entonces esta chica es una bruja solo porque puede llegar a opacarte? ¿temes perder tu lugar privilegiado calabacita?- en el momento en que Dani termina la oración con el apodo que le puso a Carly debido a su color de pelo, Hernán, Ale y yo damos un paso atrás. Parece que nunca aprende. 
Tal y como lo habíamos previsto, Carly le sonríe y, de un momento a otro, Dani cae al piso en posición fetal luego de haber recibido un golpe en sus partes nobles. Si, Carly lo golpeo con el taco de billar. 


- ¡MALDITA CALABAZA EMBRUJADA!.


- Creo que ire por algo de hielo. 


Comienzo a caminar hacia la barra a una velocidad considerablemente rápida, antes de que a Carly se le de por golpearme a mi también. En ella se encuentra la chica morena de hace rato, Roxie. 


- Hola maxi, ¿has visto a la calabaza embrujada?- dice, tratando de no reír. Al parecer el chillido de Dani llego hasta esta zona del bar.- ¿Qué te sirvo?.


- Hola, Roxie. Creo que vos sabes bien donde esta Carly y, respondiendo a tu otra pregunta, quiero un poco de hielo, por favor. 


- ¿queres que lo envuelva? ¿O preferis ver sufrir a ese idiota?.


- Por mas que ame verlo retorcerse de dolor en el piso, creo que hoy me apiadare de él. 


Luego de que Roxie me haya entregado el hielo, me dirijo hacia la escena del crimen, mejor conocida como nuestro lugar habitual. 
Al pasar junto al parlante noto que han bajado el volumen asi que, instintivamente, lo subo. En ese momento empieza a sonar Don´t stop believin´ y, cuando rodeo el parlante choco con alguien que, al parecer, cargaba con un par de bebidas ya que mi remera blanca ahora parece una onda de los hippies en los años ochenta. 


Miro hacia abajo y me encuentro con unos grandes ojos marrones que, según parece, me miran con odio. 
Ayudo rápidamente a la chica a pararse y cuando la suelto, se tropieza con los cables del parlante y de algunas luces asi que, en un rápido movimiento, la atraigo hacia mi para que no vuelva a caer. Bien hecho Maxi, tira a la pobre chica una tercera vez. 


-Eh… yo lo… lo siento mucho, no te vi venir y... ¿ te encuentras bien? – no se porque empecé a tartamudear. Tal vez es por la vergüenza, o porque esta chica parece que quiere asesinarme con tan solo una mirada, una mirada de esos lindos ojos cafes. 


Esto tiene que ser una broma. 
 



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En el texto hay: romance, amor, primer amor

Editado: 14.02.2019

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