Dulce mirada

Capitulo tres: gente diferente

5 horas antes… 
Yess  
Soy una persona tranquila, realmente lo soy. No busco problemas pero, al parecer, los problemas me buscan a mi. En toda mi vida solo he tenido un conflicto grave; mi familia. Con esto no me refiero a que ellos son un problema pero, para mi, son mi responsabilidad. Con tan solo 19 años tengo ya demasiado peso sobre mis hombros como para agregarnos a mi familia y a mi mas carga. Por eso, cuando apenas entre en el bar horas antes de que abra y me encontré con cada empleado, casi me largo a correr. 
Si Hector me hubiese dicho desde un principio que soy la mesera mas joven aquí y que además mi puesto seria el de encargada, me hubiese reido en su cara. Pero teniendo en cuenta que solo hablamos de mis horarios y mi paga y, que no me reiría nunca con mi jefe, aca estoy. Hay mas de seis pares de ojos mirándome con ¿odio? Si, podría decirse que es odio.

 
En su mayoría son mujeres, exceptuando a algunos chicos que, supongo, son de la barra y los de seguridad. Tanto las mujeres como los hombres tendran entre 20 y 25, que es la edad máxima para trabajar en este bar. Por lo que me explico Hector, la mayoría lleva un tiempo trabajando aca, algunos esforzándose mas que otros para conseguir un buen puesto. Realmente entiendo sus caras de enfado, porque aca estoy yo, llegando como intrusa y ganándome un puesto que ni quería, en un lugar donde nunca en mi corta vida trabaje. En este momento tengo unas inexplicables ganas de cruzar la calle, dar un par de pasos y entrar en el restaurante que fue mi trabajo hasta hace 24 horas. 


Desde que entré todos dejaron de hablar y solo se me quedaron viendo. Se supone que Hector venia detrás de mi, pero ya han pasado unos minutos y el todavía no entra. Estoy por hablar justo cuando las puertas del lugar se abren, dejando paso a un muy contento Hector. 


- Bueno, ya veo que conocieron a Yesica. Ella trabajaba en el restaurante de en frente y, como sabran, debido a los cambios que estoy haciendo ahora será mesera aquí. Y si, como encargada. Si alguien tiene alguna queja, hágamela saber ahora, si ese no es el caso pueden volver al trabajo. 


Los chicos me saludan con un asentimiento de cabeza y luego se retiran. En cambio, las chicas me miran de pies a cabeza, hablan entre si y se rien; supongo que de mi. Exceptuando a una chica morena, quien se levanta y viene hacia mi con una sonrisa. 


- Hola, soy Roxana, pero puedes llamarme Roxie. 
- Hola Roxie, soy… 


- Yesica, lo se he escuchado cuando Hector te presentaba. 


- Bueno, puedes llamarme Yess. 


- Entonces… bienvenida al balcón, Yess. 


No le respondo, pero le sonrio y eso es mucho tratándose de mi. Escucho un par de risas a mis espaldas y noto que son las otras chicas hablando. Entre todas las risitas y chismoseo puedo distinguir una vos, un tanto chillona para mi gusto, diciéndole a las demás: 


- De seguro es el nuevo juguete de Hector, si no ¿como explicarían que le haya dado el puesto de encargada?.


Noto la mirada de Roxie sobre mi. Dándome vuelta tranquilamente me dirijo hacia ella. 


- Entonces, ¿Dónde dejo mis cosas? 


Me mira fijamente, parece sorprendida. - ¿te encuentras bien?.


- Claro, ¿por qué no lo estaría?.


- Bueno, veo que no te afecta lo que digan de ti.


- Las personas siempre hablan sin saber, me he cruzado con muchas iguales a ella. No me intimida y mucho menos molesta lo que piense de mi. Mientras las personas que si me importan sepan como soy, gente como... ¿ cual es su nombre? ¿el de la colorada con voz chillona?.


- Oh, ella es Carolina. 


- Gente como Carolina no son nada en mi vida. 


- Me gusta tu actitud. Como habras notado, todas aquí están muy pendientes del que diran y cosas por el estilo. Realmente no las entiendo, son las personas mas falsas que he conocido y eso es decir mucho. 


- Si supieras con cuantas Carolinas me he cruzado en mi corta vida, te echarías a llorar. 


- Entonces espero no saberlo, soy de lagrimas fáciles.- dice, riendo- bueno, dejemos de pensar en la calabacita


- ¿calabacita? ¿A qué viene eso?.


- Es un apodo de un amigo en común que tengo con ella, lamentablemente compartimos algunas amistades. De seguro los conoces hoy, suelen venir los viernes por la noche a jugar al pool. Espero que seas una chica sociable. 


- Siendo sincera, no. Lo mio no es socializar y tampoco lo intento, realmente nunca me preocupe por estar rodeada de personas. Solo tengo una amiga de verdad y con eso me basta. 


- ¿y que me dices de tener una más?.


- Si esa persona me ayuda a encontrar el vestuario, podría reconsiderarlo. 


- Eso me parece justo. Lo acepto.  
 



#41959 en Novela romántica
#6796 en Chick lit

En el texto hay: romance, amor, primer amor

Editado: 14.02.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.