Dulce Obsesión: Entre Sombras y Destellos

Prólogo

En los laberintos de concreto y cristal de la Universidad, donde los fluorescentes parpadean como velas mortecinas sobre almas perdidas, se gestan obsesiones que devoran desde adentro. Aquí, entre pasillos que huelen a ambición y desesperanza, los corazones se fracturan en silencio y los deseos más oscuros germinan como hongos venenosos en la humedad de los sueños rotos.

Mark Castell había aprendido a cazar en estas sombras mucho antes de que supiera el nombre de su presa. Sus ojos, de un verde que recordaba al musgo que crece sobre tumbas abandonadas, habían perfeccionado el arte de observar sin ser visto, de desear sin ser descubierto. Durante meses, había tejido una red invisible de miradas robadas y suspiros contenidos, todo centrado en una figura que se movía por el campus como un fantasma hermoso y esquivo.

Zack Lourent no sabía que era cazado. Su mundo se componía de bibliotecas silenciosas, rincones apartados y la constante sensación de ser un espectro entre los vivos. Con sus ojos color miel que reflejaban una tristeza ancestral y una belleza frágil que parecía hecha de porcelana antigua, Zack había pasado dos años siendo invisible, respirando en los márgenes de una vida que nunca le había pertenecido del todo.

Pero las obsesiones, como los incendios, eventualmente consumen todo a su paso.

Cuando Mark decidió que ya no podía permanecer en las sombras, cuando la necesidad de poseer se volvió más fuerte que el instinto de supervivencia desató fuerzas que ninguno de los dos comprendía. Su plan era simple en apariencia: rescatar a Zack de su invisibilidad, convertirlo en algo brillante y deseable, y en el proceso, hacerlo suyo de maneras que Zack jamás podría imaginar.

Lo que Mark no calculó fue que, en el juego de crear una estrella, a veces se invoca a demonios. Y en los pasillos de esa universidad, donde las ambiciones se alimentan de sangre joven y los corazones se rompen como cristal, otro depredador había estado esperando su momento.

Ethan Blackwood, con su sonrisa de tiburón y sus ojos que prometían placeres prohibidos, había construido su reino sobre los huesos de corazones rotos. Y cuando Zack comenzó a brillar bajo la luz artificial de la popularidad, Ethan lo vio como lo que realmente era: la presa perfecta.

En esta danza macabra de obsesión y redención, donde el amor y la posesión se confunden hasta volverse indistinguibles, tres almas se precipitarían hacia un destino que mancharía de sangre las páginas de su historia. El amor no salva: consume, devora y transforma a sus víctimas en versiones irreconocibles de quienes una vez fueron.

Y en las sombras, siempre en las sombras, Mark seguía esperando el momento perfecto para reclamar lo que consideraba suyo por derecho de obsesión.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.