Capítulo 7: El Juego de los Depredadores

El silencio se extendió entre los tres como una telaraña invisible, cargado de expectativas y amenazas no pronunciadas. Para Zack, esos segundos se sintieron como una eternidad, como si el tiempo mismo se hubiera ralentizado para permitirle procesar la magnitud de lo que estaba sucediendo.

Podía sentir la intensidad de la mirada de Mark, esos ojos verdes que había aprendido a amar ahora brillando con algo que no terminaba de entender pero que lo llenaba de una aprensión fría. A su lado, Ethan esperaba con la paciencia de un depredador que sabe que su presa no tiene escapatoria, su sonrisa casual ocultando lo que Zack sospechaba eran intenciones mucho más complejas.

Para Mark y Ethan, sin embargo, esos mismos segundos eran apenas un parpadeo, un momento estratégico en un juego que habían estado jugando desde mucho antes de que Zack se diera cuenta de que era el premio.

Finalmente, armándose de un valor que no sabía que poseía, Zack enderezó los hombros y se dirigió directamente a Ethan.

"No hay necesidad de hablar en privado," dijo, su voz más firme de lo que se sentía interiormente. "Lo que tengas que decirme, puedes decirlo aquí."

La reacción fue inmediata y reveladora. Ethan sonrió más ampliamente, como si Zack acabara de hacer exactamente lo que había esperado. Mark, por otro lado, se tensó visiblemente, aunque rápidamente trató de disimular su reacción.

"Perfecto," dijo Ethan, su tono ligero y amigable. "No tengo problema con eso en absoluto."

Pero detrás de esa fachada amistosa, su mente ya estaba trabajando, calculando exactamente cómo usar esta oportunidad para maximizar efecto psicológico en Mark. Había estudiado a su rival lo suficiente para conocer exactamente qué botones presionar.

"Solo quería saber cómo estás," continuó Ethan, dirigiéndose completamente a Zack como si Mark no existiera. "Especialmente después de que no apareciste en la fiesta del viernes. Me preocupé."

El tono era perfecto: lo suficientemente genuino como para sonar sincero, pero con un matiz de intimidad que sugería un nivel de preocupación más personal de lo que realmente existía.

"Estoy bien," respondió Zack, sintiendo la necesidad de justificarse, aunque no estaba seguro de por qué. "Solo... decidí que necesitaba una noche tranquila."

"Completamente entendible," dijo Ethan con una sonrisa comprensiva. "A veces todos necesitamos espacio para procesar las cosas."

Las palabras fueron pronunciadas con una casualidad estudiada, pero Mark captó inmediatamente la implicación: que Zack había necesitado espacio para procesar su relación con él.

"Sin embargo," continuó Ethan, "me da mucha alegría saber que estás bien, porque mi amigo Connor está organizando una fiesta este viernes, y realmente me encantaría que vinieras. Nada tan formal como la anterior, solo una reunión relajada entre amigos."

Zack sintió una oleada de algo que podría haber sido emoción. La idea de ser incluido, de ser deseado en un grupo social, seguía siendo nueva e intoxicante.

"Eso suena genial," respondió sin pensar en las consecuencias.

Mark sintió como si acabara de recibir un golpe físico. No era solo que Zack hubiera aceptado la invitación de Ethan; era la facilidad con la que lo había hecho, la manera en que sus ojos se habían iluminado con una emoción que Mark raramente veía cuando hablaban de salir juntos.

Trató de mantener su expresión neutral, de disfrazar su disgusto como simple sorpresa, pero Zack lo conocía lo suficientemente bien ahora para notar la tensión en sus hombros, la manera casi imperceptible en que sus manos se cerraron en puños.

Ethan, por supuesto, notó la reacción inmediatamente y sintió una satisfacción primitiva corriendo por sus venas. Esto era exactamente lo que había esperado: la oportunidad de demostrar que podía hacer que Zack tomara decisiones independientes, que no era completamente propiedad de Mark.

"Será divertido," añadió Ethan, presionando su ventaja. "Connor tiene una casa increíble, y va a ser una noche perfecta para conocer gente nueva."

Zack asintió entusiasmado, pero cuando miró a Mark y vio la expresión cuidadosamente controlada en su rostro, sintió una punzada de culpa que no terminaba de entender.

Mark se dio cuenta de que tenía que actuar rápidamente antes de que perdiera completamente el control de la situación. Con la sonrisa que había perfeccionado para ocultar sus emociones más oscuras, se incorporó a la conversación.

"¿Una fiesta? Eso suena increíble," dijo, su entusiasmo tan perfectamente fabricado que incluso Ethan tuvo que admirar la actuación. "Zack, no sabía que te gustaban tanto las fiestas ahora."

Había un matiz en sus palabras que Zack captó inmediatamente: una sugerencia sutil de que esta nueva versión social de sí mismo era artificial, una desviación de quien "realmente" era.

Antes de que Zack pudiera responder, Mark se dirigió directamente a Ethan.

"¿Crees que podría ir yo también? Me encantaría conocer a tus amigos."

La pregunta colgó en el aire como un desafío. Ethan sintió una oleada de irritación pura; esto no era parte del plan. Se suponía que esta fiesta sería su oportunidad de tener a Zack para sí mismo, de mostrarle lo que era la vida sin la supervisión constante de Mark.

Pero rechazar la petición directamente habría parecido grosero, especialmente frente a Zack, quien estaba observando la interacción con una intensidad creciente.

"Por supuesto," respondió Ethan, su amabilidad tan forzada que prácticamente goteaba veneno. "No hay problema en absoluto."

Ethan se giró entonces hacia Zack, decidiendo hacer un movimiento final que sabía irritaría a Mark más allá de cualquier medida razonable.

"¿Entonces nos vemos el viernes? Puedo pasar a recogerte alrededor de las ocho."

"Sí," respondió Zack, "estaré listo."

Ethan sonrió, y entonces, con un gesto tan rápido y casual que parecía completamente inocente, sopló un beso al aire en dirección a Zack.