IRINA
Diciembre, 2015
El ensayo general se llevó a cabo el viernes por la tarde en ese pequeño teatro en dónde Jeanette y Aaron siempre hacen sus obras de ballet. Hoy tenemos la última oportunidad de corregir cualquier error que existiera en las coreografías en las que habíamos trabajado durante últimas semanas. La esposa de Aaron, Jeanette, se encargaba de revisar que nuestro vestuario estuviera en perfectas condiciones y que nos permitiera movernos con gracia en el escenario sin tener algún tipo de accidente.
Estaba sentada observando el pas de deux de Marcus con Dianna. No me quedaba nada más que observar, su forma de bailar era excepcional, convincente, sus personajes lucían enamorados pero sé que solo es actuación. La manera en la que se miraban y se tomaban era encantadora, el precioso traje de Dianna era tan agraciado como su estilo para bailar, la rubia estaba ahí moviendo con delicadeza los brazos y dando vida al escenario con sus pies, proyectando el verdadero sentir de la danza clásica: la pasión.
—Sé que no estás conforme con tu papel, pero trata de disfrutar este recital. Puede que sea el último en el que bailemos juntas.
—¿Qué quieres decir, Julls? —Le respondo, viéndola sentarse junto a mí.
—He estado pensando en renunciar al ballet. No tengo futuro como bailarina, sabes cómo funciona esto, sólo tienes doce años de plena carrera en una compañía y ya tenemos dieciocho. Aún no hemos logrado entrar a la NYC Ballet Academy y mucho menos al Ballet de Nueva York. Y lo de las becas sonaba atractivo, pero ambas sabemos que... Sin apoyo no llegaremos a ningún lado. —Dice, con decepción en su voz—. He bailando en este estudio toda mi vida, y ahora siento que sólo ha sido una pérdida de tiempo.
—Lo acabas de decir, toda tu vida... ¿Por qué renunciar?
—Aceptémoslo, no somos Dianna. Nadie apoya nuestra carrera, sólo somos los adornos que hacen ver bien a Dianna. —Julianne me mira directamente a los ojos—. Quiero aplicar para la NYU.
—¿En verdad?
—Sí. Y también creo que deberías aprovechar la oportunidad que tu papá te está dando. No cualquiera tiene la oportunidad de ir a Columbia así que...
—No pienso ser abogada. Sé que voy a ser una bailarina tan buena como Dianna.
Echo un vistazo a los demás asientos en el teatro, mi mamá ya está aquí esperando a que vaya a saludarla, quería ver el ensayo antes de la gran noche.
—Vuelvo en un minuto.
Caminé hasta mi mamá, la saludé con un beso en la mejilla y me senté a un lado de ella, observando a Dianna otra vez bailando.
—Demian llamó esta mañana, llegará el sábado unas horas antes de que inicie el recital.
—Aún estás a tiempo para decirle que no venga, ¿verdad?
—¿Por qué no quieres que venga? —Pregunta con mesura—. ¿Hay algo que te incomode?
—Soy parte del corps mamá, no tengo ningún principal y siempre me recuerda que estoy detrás, cuando la atención se concentra en las chicas como Dianna que siempre están al frente llevándose todo, los aplausos y la admiración.
Ella tomó mi mano regalándome una caricia acogedora. Desde hace días sólo pensaba en lo mucho que mi papá va a gozar verme en el corps, para él sería la oportunidad de decir «te lo dije» en mi cara.
—No importa si eres el principal o el secundario, eres elemental para el recital. Todos aquí cumplen con una función, de no ser por ti algunas coreografías estarían incompletas y ya no sería perfecto ¿no lo crees? Así que disfruta el momento y disfruta este bagel que te traje.
—No puedo comer ahora mamá, estoy a punto de ensayar.
—Necesitas comer algo, estás demasiado delgada.
Tomé la bolsa con molestia. Después fui tras bambalinas para prepararme y ponerme el vestuario, mientras caminaba por el corredor vi a Julianne de nuevo y fue entonces que le entregué la bolsa de papel que mi mamá previamente me entregó
—Mi mamá te envía esto.
—Amo a Lisa, gracias. —Ella sostiene la bolsa gustosa—. Acabo de ver a Jeanette y quiere que nos pongamos los vestuarios, así que, vamos.
Nos dirigimos hacia el camerino, Julianne sacó el bagel y le dio un mordisco antes de entrar a la habitación. Una vez que tuvimos un pie adentro, lo primero que vi fue un mensaje escrito con labial rojo sobre el espejo, la autora intelectual había sido Isabella.
—Ni siquiera es original poner un enorme «puta» en un espejo, ¿qué es esto? ¿El Cisne Negro? —Caminé por el camerino para tomar mi vestuario, el cual encontré totalmente destrozado, el tutú estaba casi hecho en pedazos y los tirantes desprendidos. Mi vestuario está arruinado.