BEN
Mayo, 2017
Me encontraba sentado en el sofá del sótano, en silencio, pensando en cómo todo pasó tan rápido. Ella vino a pasar una semana conmigo, salimos en citas como solíamos hacerlo cuando vivía aquí, la llevé a que presenciara el photoshoot del EP que grabamos, fuimos de nuevo a Malibú pero esta vez lo hicimos solos, asistimos a una fiesta organizada por Dave y le presenté a Hanna. Todo parecía estar tan bien entre nosotros…
—Ha pasado un mes. —Le hago saber a Anna—. Un mes entero y se fue sin dar explicaciones.
—La distancia pudo más con ella, Ben. ¿No has intentado hablarle?
—Cambió su número.
Recargué mi cabeza en el respaldo y cerré los ojos. Pensando en aquel último día que vi sus ojos castaños, que tomé su mano y abracé su cuerpo, esa última vez que besé sus labios y sentí su aroma.
[...]
Una despedida en el aeropuerto que terminó por ser definitiva.
—Te amo, Ben.
—Y yo a ti Irina. Te amo tanto.
Irina buscó mis labios y me besó con vehemencia. Al abrir los ojos me encontré con su mirada cristalizada, una lágrima ya había logrado escapar y recorría su mejilla, me miró con tristeza, tomando mi rostro con ambas manos, tocándome por última vez.
—Lo siento.
Y se fue, corriendo, sin darme una explicación del porqué decidió dejarme. Había hecho lo posible para que esta relación funcionara, a pesar de la distancia, y ella terminó con todo en dos putos minutos.
[...]
—Vamos Ben, salgamos de aquí. Creo que ya está lista la cena.
Subimos por la escalera y después nos encaminamos hacia la cocina, Sam había llegado temprano y tendríamos una cena familiar todos juntos.
—¿Tienen algo que hacer mañana?
Sam llama nuestra atención, él no acostumbraba a hablar durante la cena. Regularmente sólo se sentaba a comer y a escuchar lo que mi hermana nos contaba de su día o lo que mamá tenía para nosotros.
—Tengo que hacer guardia en el hospital pero será por la noche, ¿por qué?
—Quisiera que me acompañaran mañana, les tengo una sorpresa.
Acordamos vernos con Sam en la dirección que nos dejó escrita en una nota que pegó en el refrigerador. Mi mamá y yo llegamos poco después de las cinco al edificio al que nos condujo la dirección, Anna ya esperaba por nosotros sentada en un peldaño de la escalera de la entrada. Sam, como siempre, no había sido puntual como lo acordamos.
—Lo lamento. Me detuvieron un poco más en el trabajo, por favor vengan.
Sam abrió la puerta y entonces lo seguimos, Anna tomó mi brazo y caminamos detrás de él, subimos un par de pisos hasta que mi hermano se detuvo en el cuarto, justo en frente del departamento 6D.
—Bienvenidos a mi nuevo hogar.
Sam abrió y nos cedió el paso. El apartamento estaba sencillamente amueblado, aún le faltaban un par de cosas superficiales que a Samuel le gustaban, pero por el momento, este lugar ya era habitable. Mamá recorría el nuevo lugar en dónde viviría su hijo y yo sabía que, aunque por fuera demostrara estar completamente feliz porque comenzaba a hacer su vida fuera del seno familiar, muy dentro de ella hubiera querido que Sam se quedara un poco más con nosotros.
—Comenzaré a traer mis cosas poco a poco, sólo, quería que me dieran su punto de vista.
—Es muy bonito. —Dice mamá.