BEN
Trabajar en nuestro nuevo álbum iba a ser un proceso de varios meses. Teníamos muchas cosas que hacer antes de poder sacarlo a la luz, primero estaban las letras y la música que sería seleccionada con ayuda de los productores que prometían escoger un sencillo que nos hiciera llegar a los puestos más altos de los charts, ya después se programarían las presentaciones y de nuevo comenzaríamos con una gira de promoción.
—Un festival en Nueva Jersey. —Lee Alex el contrato—. Es demasiado prematuro, ¿no?
—Lo sé pero movieron el cartel en el último momento. —Dylan nos hace saber—. ¿Están dispuestos a hacerlo?
—Sí. —Respondo inmediatamente—. Hagámoslo.
—¿Qué hay del álbum? —Cuestiona Travis—. Estábamos trabajando en él.
—Podemos presentar una de las canciones nuevas ahí, probar si les gusta.
Dylan se encargó de cerrar el contrato y nosotros de preparar un setlist de cuarenta minutos para aquel festival que llegó de sorpresa.
—¿Qué harás ahorita? —Pregunta Travis.
—Iré a ver a Katherine al cementerio.
—Bien, entonces… ¿Te veremos hasta mañana?
—Supongo.
Me despedí de ellos, quería ir al cementerio a visitar a Katherine, hace tanto que no lo hacía por falta de tiempo.
Compré sus flores preferidas, un hermoso ramo de tulipanes que tanto le gustaban. Venir a este lugar me hacía sentir como si el tiempo no hubiese pasado, como si hubiese sido ayer que estábamos aquí reunidos diciéndole adiós a Kat por última vez, pero la realidad es que han pasado cuatro años desde su funeral y la vida continuó con su curso… Y el tiempo hizo lo suyo, sanó las heridas, pero no borró a Katherine de mi corazón.
—Hola Kat, lo lamento mucho. Ha pasado un poco de tiempo sin visitarte pero realmente mi mundo se ha convertido en una locura. Las cosas con la banda han cambiado bastante, creo que poco a poco nos estamos haciendo famosos, tal como lo fantaseábamos en el sótano de mi casa, ¿lo recuerdas? De hecho hemos llegado a lugares inimaginables y la gente es muy amable, tenemos fans sensacionales.
Sonreí y toqué su nombre sobre el mármol, recién la habían visitado y pude notarlo por las flores que comenzaban a marchitarse sobre su lápida. Desde hace unos días que me preguntaba qué sería de nosotros si estuviese aún con vida, seguramente que continuaría siendo la fotógrafa oficial de la banda, ella nos hubiera hecho los mejores photoshoots promocionales, de eso estoy seguro. Kat sería la mujer de la que las revistas y sitios de internet hablaran, «la novia del front-man de The Last Train, Katherine Wylie…»
—Quizás jamás hubiese conocido a Irina si siguieras conmigo. Las cosas serían distintas, tal vez estaría pensando en pedirte que te mudaras conmigo en vez de vivir con Luke, que es tan desordenado como Sam, lo bueno es que él duerme en otra habitación así que…
Reí, estando aquí completamente solo, sentado en el césped junto a su tumba, mirando el viejo roble que siempre era testigo de mis visitas a Kat.
—Sigo enamorado de ella. No puedo dejar de pensar en ella, en lo mucho que quiero verla de nuevo… Pienso en Irina siempre que estoy con Grace, cada que me besa, cada que me toca. Cuando camino con Grace de la mano desearía estarlo haciendo con Irina, y es injusto para ella que piense en otra, ¿no es así?
Me quedé media hora más, platicando prácticamente conmigo mismo. Me puse de pie y sacudí los restos de tierra y césped de mi pantalón, despidiéndome de la lápida de Kat con la promesa de volver pronto con más historias acerca de lo que era mi vida hoy en día.
Por ahora tenía algo más en qué preocuparme: el festival.
[...]
Cuando aquel día llegó, Dylan se encargó de hacernos sentir como si estuviéramos en una fecha extra de nuestra gira, preparamos un buen setlist y mientras esperábamos a salir nos dedicamos a ver a las demás bandas y cantantes con las que compartiríamos el escenario hoy.