Dulce Poeta

Capítulo 37

─Solo un poco     

─Solo un poco...y hazlo despacio estoy muy nerviosa.

─Tranquila, cariño, será sólo la puntita, no duele─ me hizo un guiño mirándome divertido.

─ ¿Lo prometes? ─ me moví ansiosa sujetando la suave tela del almohadón bajo mis manos.

─Prometido, princesa...

Lo vi moverse a mí alrededor en busca de lo necesario y en menos tiempo del esperado ¡zas!

Vi el primer mechón de mi largo cabello caer.

Lo estaba haciendo.

Estaba cortando mi cabello en vez de tatuarme. Mierda.

¡Mierda!

Cerré los ojos y sólo sentí el ruido metálico de la tijera hasta que agonizantes minutos después ya no oí nada más ni sentí a Marcello tocando mi cabello.

Al abrir mis ojos, fue más impactante de lo que pensé que sería. Tenía flequillo. El tipo me hizo un flequillo muy parecido a Summer, de la película 500 días con ella, ni siquiera me lo preguntó, sólo lo hizo. Lo demandaría aunque se me reirán en la corte, pero no lo haré sólo porqué el estúpido flequillo se ve bien, es genial, me hace mayor, es decir, me hace de mi edad, antes parecía de menos, pero ya es hora de crecer.

─ ¿Te gusta?─ su tono afeminado me dio risa, Marcello es un vecino de mi barrio, siempre he ido con él a cortarme el pelo. Y sí, es gay.

─Me encanta─ jugueteé con mi flequillo frente al espejo desacomodándolo un poco y seguía quedando genial─ Jamás me imaginé con flequillo, pero mierda, es genial, gracias.

Pagué y salí del local, la gente del barrio me miraba más de lo normal, pero sonreían, los entendí, si hasta yo no me reconocí frente al espejo, es impresionante lo que un simple corte de cabello puede afectar en el rostro de una persona, me veo tan distinta....pero me gusta. Es un avance.

El Liberty ha cambiado en éste tiempo, Patricia ha dejado a León a cargo, las cosas con Thiago no están muy bien, así que la jefa decidió irse un tiempo con sus parientes. La panza de Rosy está súper gigante, ya queda poco para conocer a la pequeña, sí, es una nena. Tania y Emi viven juntas,¿recuerdan el departamento restante en mi edificio? pues ahora es de ellas, y cómo no pude hablar con Patricia para reintegrarme al trabajo, vivo de los alquileres, Andy y Hache están algo extraños, creo que les gustan mis amigas...aunque no se cual le gusta a cada uno. Ya lo averiguaré, si bien viven re cerca yo no las visito, estoy aislada, no quiero ver a casi nadie, evito el contacto con ellas, no quiero oír sus retos crudos y sinceros, yo sé lo que piensan, no necesito oírlo.

Abrí la puerta de mi casa, el olor a comida me invadió de inmediato, la casa limpia y ordenada me relajó en demasía, podría sentarme a estudiar tranquila.

─ ¡Oh por dios!─ el chillido de Alejandra me hizo reír.

─ ¿Te gusta?

─ ¡Lo amo!─ tapaba su boca con las manos y sus ojos brillaban. ─ ¡gírate, gírate!

Di una vuelta cuál modelo y solté la carcajada al oír los silbidos de mi mamá. Lleva viviendo conmigo aproximadamente tres meses, se mudó semanas después de la operación de Nazareno, ya que yo no salí de mi casa desde que él me dejó. Tampoco atendía el móvil, ni abría la puerta de mi departamento. Recuerdo que me estaba bañando cuando oí muchos gritos y golpes en la puerta, seguido de un seco estruendo, al salir deprisa, envuelta en mi toalla a ver qué pasaba, descubrí que los bomberos habían tirado abajo mi puerta de entrada. Y detrás de ellos estaban mis amigos y Ale. Esa noche se quedó a dormir conmigo, y pues al otro día la invité a mudarse, estaba harta de la soledad y no soporté salir a la calle, todas las revistas y diarios tenían fotos mías con Nazareno y su madre, fotos de él ensangrentado y ebrio, fotos de la última noche en que lo vi.

Me senté en el sillón y toda la emoción que cargaba se esfumó, no, no ocurrió nada especial, sólo los recuerdos, esos malditos que aparecen en los momentos más felices para hundirte en lo más oscuro. Suspiré espantando las ganas de llorar, estaba harta, debía dejarlo ir, él ya no está, se fue, si, quizás debí hacer más, sabía que la situación era difícil pero ahora ya está, ya es tarde, es inútil lamentarse, lo mismo me pasó con papá, siempre va a existir esa parte nuestra dónde vive el "Y si yo hubiera..." pero es en vano dejarse llevar por esos pensamientos, la vida es así, cada uno ya tiene delimitado un camino, y nadie puede cambiarlo.

─Cariño...─ Ale se sentó junto a mí y me limpié las lágrimas─ Ya nena, sé lo que sientes, lo sé mejor que nadie, llora, te hará bien...─ me acomodé en su pecho y lloré hasta cansarme.

Alejandra no es de las que me dicen no llores, sigue adelante, tú puedes, es más de las que se tira al piso conmigo para no dejarme caer sola y me consuela mientras me rompo el corazón en lágrimas para luego ayudarme a levantarme, ella sí entiende.

─ Es tan difícil saber que no lo veré más...─ admiti entre sollozos.

─Lo sé, a mí me pasa igual, pero Naza siempre va a estar en tú corazón, en nuestros corazones aunque no lo veamos...la vida es así, cariño, la gente toma distintos caminos. Unos se van, otros se quedan...

─Me duele, duele demasiado que se fuera así, no me despedí, me duele no haber intentado al menos arreglar algo con él antes de que...

─Cariño él sabía que lo amabas, él lo supo siempre, lo que pasó esa noche fue una discusión más...

─Pero se fue...para siempre.─ mi garganta dolía al igual que mi roto corazón.

─Lo sé, cariño, lo lamento tanto...─ su voz se quebró y también lloró, acompañándome.




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