Dulce Poeta

Capítulo: 46

El funeral fue triste pero el entierro aún más, es la peor parte, ver a nuestros amigos tan mal me dolía, y no podía hacer nada para evitar su dolor más que estar a su lado

El funeral fue triste pero el entierro aún más, es la peor parte, ver a nuestros amigos tan mal me dolía, y no podía hacer nada para evitar su dolor más que estar a su lado.

Así cómo Nazareno estaba a mi lado. Ya casi todos se habían marchado, y era momento de llevar a Thiago a la tumba de papá.

Los tres caminamos hasta su tumba, al llegar limpié la misma dándole tiempo a Thiago de procesar todo.

─"Cuando las cosas vayan mal, no vayas con ellas"...─ leyó Thiago.

─Si, es una frase que vio en algún lado y le dijo a su amigo que la quería en su tumba...─ le conté.

─Tiene sentido...

─Si...─ me acerqué a su lado.─ Papi, él es Thiaguin, tu hijo, mi hermano...sí que te equivocaste al no presentármelo.

Thiago apretó mi mano y lo vi llorar en silencio un rato.

─Lo hubiese querido conocer...parece que fue un gran tipo.

─Si, lo fue, tuvo errores enormes pero hizo lo mejor que pudo...─ nos abrazamos y luego Thiago se marchó a casa, debía ver a mi sobrinita y a Rosy.

─ ¿Quieres que me vaya o...?─ Naza seguía al costado de un árbol dónde estaba antes.

─Papi, él es Naza, hijo de tu amiga, exacto, tu ahijado de quién ya te he hablado...y todo esto es tú culpa si nos hubieses presentado cuando niños quizás no estaría tan enamorada y enojada...─ Naza no decía nada, es la primera vez que me ve hablar así con mi papá. ─Pero bueno, ya está hecho, debo ir a casa papi, cuídame y cuídalo...volveré pronto.─ acaricie su foto una vez más y me marché.

─Adiós señor Stewart...─ Naza se despidió de papá y no pude evitar sonreír.

─Perdón por hacerte enojar tanto, Deya...─ ya casi salíamos del cementerio cuando habló.

─Viene incluido en el paquete que eres tú, así que no importa...─ mi humor mejoró, siempre me hace bien visitar a papá, me trae paz...

─Te quiero Deya...

─Lo sé, lo dices mucho hoy...

─Es que es así y no voy a cometer el error de no decírtelo...ya cometí demasiados errores.

─Cállate y vamos a casa, necesito sacarme éste vestido...

El camino a casa fue tranquilo y silencioso, pero no incómodo, Andy y un amigo de mi padre se encargaron de limpiar y ordenar mi casa, arreglaron cosas pero no sé cómo estará, ayer me apuntaban con un arma, mi amiga está internada y hoy mi amigo está destruido por la muerte de su papá, así que me propuse no pelear con Naza ni recriminar nada más ya demasiado drama hemos tenido. Y la frase de papá es muy sabia, no hay por qué ir con las cosas que van mal, si nuestra relación ya está jodida no hay por qué arruinarla más ¿o sí?

Estaba cansada, agotada de esperar que todo se termine de una vez entre nosotros o que mágicamente se arregle todo y el amor florezca y todo sea hadas y mariposas. Cansada de evitar caer de nuevo a sus brazos, aunque eso sea lo único que mi jodido corazón desea, quiero abrazarlo y ser su novia para siempre y que todo sea hadas y mariposas. Y me enoja, me frustra querer perdonarle cada maldita cosa que hizo mal y cada maldita lágrima que derrame por él, porque se fue, por que volvió, porque es él...el imbécil que me daña y luego huye, el amoroso y perfecto chico que dice quererme, el cabrón que iba a casarse con una desconocida, mi dulce poeta...agh.

Sólo necesito soltarlo, necesito decírselo, necesito mirar sus encantadores y oscuros ojos de ensueño y preguntarle...

Se sentó en mi sofá a esperarme, el mismo sofá en el que yo lloraba y pensaba que moriríamos, casi ni se notan los agujeros de balas en la casa, sí, faltan objetos pero, no es tan chocante volver, le dije a Naza que debíamos hablar y su rostro cambió a uno serio de inmediato, lo dejé sufrir la intriga mientras me cambiaba, me puse mi pijama. Me senté a su lado, estaba agotada, usar tacones tanto tiempo no es lo mío.

─ ¿Todo está bien?

─Sí y no...─ me enderece de modo de quedar sentada en el sofá mirándolo, él giro su cuerpo levemente enfrentándome.

─ ¿Qué sucede?─ su voz algo baja y con miedo me hizo gracia.

─Quiero preguntarte algo, y que seas brutalmente honesto...─ abrió grande sus ojos y luego asintió.

─Claro, cariño, habla...

Tomé un respiro y sabía que era pésima idea y no sabía si quería saber la respuesta pero ya estaba hecho.

─ ¿Volverás a huir? ─ Sus ojos fijos en mí, serio.

─No, jamás, ya te lo dije.─ su respuesta fue contundente y rápida, observé fijamente sus ojos buscando una pisca de duda pero no la hallé. Si, ya me dijo que no se iría y que no volvería a lastimarme, lo hizo en ésta casa hace unos días, pero también lo dijo antes y luego me destrozo el corazón y casi se casa con otra mujer.

─Naza quiero intentarlo, te extraño...y te quiero, pero si vuelves a irte o dañarme, si sólo me mientes una sola vez más yo...

─No, bella, nunca más haré nada que te lastime, ya aprendí, te amo Deya, lo hago en verdad y no me imagino alejado de ti de nuevo...─ acarició mi rostro y sonrió levemente emocionado.

─ ¿Lo prometes por la garrita?─ tomé sus manos desviando la mirada ya que me estaba acobardando y los recuerdos de lo mal que lo pase volvían como demonios que susurran que vuelvo al infierno.

─Lo prometo por ti y por Dios...─ acariciaba mis manos y luego las elevó a sus labios para depositar un beso en cada una.

No pude evitar abrazarlo ante ese gesto tan bonito y que tanto soñé cuando él no estaba.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.