Magnetismo conflictual: según Entelman, es la fuerza de atracción ejercida desde el centro de cada una de las partes o campos que provoca la caída de un tercero en el conflicto.
Les explico esto porque es básicamente lo que temí que sucediera cuando Patri comenzó a discutir con Rosy por el hecho de haber tardado en servirle el capuchino a mi poeta, cosa que no sé cómo se enteró al volver a su sitio frente a la caja de cobro.
El suceso se desarrollaba frente a mis ojos y me atraía hacia uno de los campos para caer en el conflicto y defender a Rosy. Dejar de ser un tercero y comenzar a ser parte. Y fue lo que hice al fin cuando vi que la sexy Rosy comenzaba a ofuscarse y llamar la atención de algunos clientes.
─Yo serví el café─ dije llamando la atención de los dos campos, digo partes, digo acusador y acusado, es decir: Patri y Rosy.
─No era necesario...─replicó Rosy con una cara menos enfadada que hace un minuto.
─Sí, sí lo era, fui yo la que tardó en servir el café, es más, ella me rogó qué lo hiciera rápido...yo demoré el asunto.
Bueno quizás mentí un poco, en realidad sólo omití parte de la verdad, pero dicha verdad no perjudica a nadie en especial. Así que no interesan esos pormenores ¿o si?
Me avergüenzas...
Somos lo mismo querida conciencia...
Jaque mate.
Lo realmente significativo aquí era que debía abogar a favor de mi compañera, porque Patri siempre busca alguna manera de joderla, busca hasta la mínima cosa que la sexy chica haya hecho mal para increparla al respecto, no conozco los motivos, pero es así desde que Rosy llegó al "Liberty".
─De acuerdo, la cafetería está llena, a trabajar señoritas...─ mi jefa nos dio una última mirada y se retiró a la cocina. Rosy suspiro largando el aire con fuerza. Estaba enfadada sin duda, si bien yo me había metido en el conflicto, no me quería inmiscuir aún más preguntando por qué Patri poseía esa saña hacia ella. No era mi asunto, a decir verdad.
─Deyamira, gracias por eso, tengo que irme, Patricia ya sabe. ─arrojó sobre la barra el delantal negro con el nombre del resto-bar, que desde hace unos meses también sirve desayuno, por suerte a mí sólo me tocaba los fines de semana ya que entre semana tengo que asistir a la universidad.
Solo me quedé ahí analizando la colorada cabellera de mi compañera ondear mientras se dirigía a la puerta de entrada con su bolso.
Sólo ruego a todos los santos que Patricia si sepa que hoy Rosy salía antes del trabajo. Por el bien de Rosalia y de todos los que trabajamos aquí, no soportaría otra disputa a los gritos entre ellas. Ya ocurrió una vez.
Observe a las mesas con clientes e hice una lista mental de mis posibilidades de no atender al poeta, así no hablar con él y no delatarme en el ocultamiento del negro cuaderno con poesías. Me quede mirando el lugar, no tenía muchas escapatorias para no hacerme cargo justo de las mesas de ese sector, si estuviese León, cambiaría sus mesas con las de Rosy y así él lo atendería ¿Por qué era tan antisocial? No tener casi relación con el resto de mis compañeros no me daba la confianza necesaria como para intercambiar mesas, y si bien Patri confiaba ciegamente en mí, yo no podía dar órdenes a mis compañeros, son mis pares. Mierda. Desde que me levante mi día ha sido un desastre tras otro.
Observe al poeta, estaba ¿escribiendo?
Al parecer, mi cliente favorito, nótese el sarcasmo, ama tener cuadernos consigo y escribir todo el tiempo, un maniaco escritor.
Entiendo lo de la inspiración y ese rollo, pero ¿acaso se tiene inspiración todo el maldito tiempo? Es como que en un desayuno-resto-bar entre medialuna y tragos de café de repente viene un hada de la creatividad a susurrarte al oído y dejas de hacer cualquier cosa, dejas las medialunas a un lado, el café se enfría y tú solo escribes en esas hojas... ¿así funciona? Yo acostumbro a tocar y cantar, pero la creatividad no me acompaña, digamos que ese hada no me visita, yo solo reproduzco lo que otros ya crearon, solo sigo notas en un pentágrama, y canto letras ya escritas. Crear...yo solo creo nombres extraños a la gente que frecuenta el "Liberty".
Por ejemplo los viernes vienen Romeo y Julieta, son una pareja de ancianos, los nombré así porque él me confesó que daría la vida por ella, a lo que ella contestó que sin él moriría. Unos tiernos y muy fatalistas clientes...le van los nombres.
El lunes es el día de la adivina, cada lunes desde hace tres años viene y se sienta en la misma mesa, suele seleccionar a algún cliente y lee su borra de café. Pero no dice lo que lee...solo mira a los ojos a la persona seleccionada y se marcha. Así es ella.