Dulce Poeta

Capítulo: 20

Me encuentro en casa, en el sillón, en mi hermosa bata rosa, viendo una película de "terror"     

Me encuentro en casa, en el sillón, en mi hermosa bata rosa, viendo una película de "terror". Trata de una bruja en un bosque pero ya está por terminar. No tengo sueño aún y es lo único que encontré para ver. No entiendo por qué nos enseñan a tenerle miedo a las brujas, pero no a la iglesia católica que las quemaba vivas...creo en Dios, y en los milagros, no creo en religiones, en santos y en imágenes a las que adorar, sólo hay uno a quien agradecer, a quien pedirle y a quien orar. Los demás solo son personas comunes que hicieron cosas buenas quizás o se cree que así es. Perdón si los ofendo, pero esa es mi creencia y mi forma de pensar. Pero brujas que las hay, las hay...creo que las brujas elijen y buscan la oscuridad para hacerle mal a las personas, o satisfacer sus propias necesidades egoístas. 

En fin odio estar sola en casa, ya no me agrada...extraño a Nazareno.

Desde que me besó pienso mil veces más en él. No estoy segura si estoy enamorada o no, no sabría decirlo, sólo sé que lo quiero muchísimo, casi tanto como a mi padre podría decir, y haría cualquier cosa a mi alcance y más por su bienestar...bueno, sí, estoy enamorada.

Le digo todo lo que pienso, soy muy lanzada con él, lo besé, yo, hoy... ¡Dios!
Desde que lo conocí, desde que le llevé la cuenta de su café y sus medialunas, mi forma de ser cambio, bueno, quizás no, yo soy así, o lo era antes de perder a papá, con mis amigos de la secundaria...salía, reía, jugaba, conversaba, sacaba fotos, cantaba con mi guitarra y si bien me avergonzaba solía dejar que mis amigos me oyeran un poco, hoy solo canto encerrada y sola.

Yo era feliz.

La llegada de Nazareno a mi vida ha traído a esa Deyamira, la de hace tres años atrás, la de antes del desastre. La alegre...la que ríe, la que habla y dice lo que siente, la que quiere salir de su soledad. Antes disfrutaba de estar sola en mi departamento, disfrutaba de la soledad, pero por algún motivo hace días me entristece estar sola. Recuerdo que cuando papá vivía siempre había música, venían sus amigos de visita, yo escuchaba sus anécdotas de juventud, los oía cantar cuando venía su mejor amigo, eran noches mágicas. Cuando él se fue me dolía escuchar música. Me lo recordaba. Creo que fui dejando de lado todo lo que me lo recordaba, dejé a mis amigos, a sus amigos que eran mis "tíos" me alejé de los lugares que frecuentábamos, hasta dejé de comprar en la verdulería y carnicero habitual. Odiaba que me mirasen con pena. Todos lamentaban la muerte de papá, todos lo querían en el vecindario. Me dolía que me hablen de él o que me digan lo obvio, estaba molesta, lastimada, rota. Y la forma que encontré de dejar de llorar fue alejarme, distanciar su recuerdo, no superé su muerte, sólo retrasé el dolor, retrasé el llanto.

No quería estar sola.

No más.

Desde hoy me propondría volver a mi vida, volver a ser yo, volver a la Deyamira que mi padre crió, la que sonríe.

Puse el equipo musical, me temblaban las mano, limpie un poco de polvo acumulado en él y reproduje el cd preferido de papá. No me puso triste, no me angustió. Al contrario, me sanó, sonreí al oír su canción favorita, sonreí al tener algo de él conmigo, lo sentía aquí, en cada melodía saliendo del viejo aparato, era como tenerlo a mi alrededor cantando mientras limpiaba o hacia alguna cosa.

 En ese momentos entendí que cada cosa que él amaba, que cada persona que él quería y con quienes compartió su vida eran parte el él. Que alejarme de los recuerdos era alejarme de él, que por eso yo no sonreía, por eso estaba aburrida, él se fue físicamente, pero está conmigo en cada momento, en cada canción, está conmigo en las letras de su libro favorito, está conmigo en las películas de acción y las de japoneses que tanto detestaba que me hiciera ver donde por alguna extraña razón todos los tipos volaban, está conmigo al cocinar y hasta en el nombre del chico que me gusta.

Nazareno, no puedo creer todo lo que hemos pasado en tan poco tiempo. Hablar con él se siente tan bien, incluso estar callados, de la mano o abrazados sin decir nada ya se vuelve el mejor día, me encanta su risa, sus tonteras, que cite frases de dibujitos o series...adoro su sentido del humor, y su forma de confiar en mí, de ser tan sincero y directo. Me he enamorado del chico de los ojos mágicos. Y por primera vez en mucho tiempo me estoy dejando llevar por lo que siento y no por lo que pienso, no por mi cabeza, no por el miedo que me da descubrir lo que es el amor hacia alguien que no lleva mi misma sangre.

Estaba preparando palomitas de maíz cuando tocaron a la puerta. ¿Quién podrá ser? Oh no...¡Lo olvidé! Puse muy fuerte la música...de seguro desperté a Andrés ¡Ay no! Que pésima inquilina que soy.




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