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He subido otro kilo más.
O eso veo en la báscula. Es una decepción, porque he dejado de comer mucho. Hasta he hecho el ayudo intermitente, pero no hay resultados positivos. Con un suspiro de resignación, camino a mi escritorio y sigo dibujando en mi tableta. Estoy segura que ese maldito uniforme, estará quedándome apretado el mes que viene.
Peso setenta kilos.
—El suspiro de la resignación al ver tu báscula —habla nada menos que Stella, una amiga de infancia que aspira a hacer escritora—. No te preocupes, así de gordita eres candente.
Sí. Ella es tan despreocupada.
A pesar que no tiene curvas definidas, su peso es normal a comparación a mí que parezco una papa. O mejor dicho una “chica osa”. Ese es el apodo que vengo arrastrando desde la primaria.
—No me siento candente, pero sí decepcionada de mi metabolismo —comento, empezando a garabatear con mi pluma sobre la Tableta—. Por otra parte, ¿te meterás en el concurso de escritura?
—¡Qué bueno que preguntas! —exclama emocionada, mientras viene a mí para entregarme su celular. Ella siempre la pasa escribiendo cosas en él—. Es de un monólogo y pensé en este. Léelo y dime tu opinión.
Leo con atención el monólogo que escribió.
-El espacio en la pared y yo-
¿Nunca se han preguntado que hay dentro de la pared? Todas las noches, he estado mirando a la nada para saber que puede habitar en los espacios vacíos de los ladrillos. ¿Alienígenas? ¿Garrapatas que están haciendo una cueva en conspiración con las hormigas? ¿Fantasmas atrapados queriendo salir?
¿Han escuchado los golpes de la madrugada? Sí, en ese espacio de silencio que nos trae tranquilidad. Quizás sean los seres que habitan en los espacios que hay dentro de las paredes.
¿Pueden acercar sus rostros para ver si hay algo? Puede que haya algo queriendo salir desde las profundidades. O quizás solo sea el ansiolítico que tomé para mi insomnio. En todo caso, hay muchas preguntas que podemos hacer cuando estamos solos en la madrugada.
-Final-
¿Qué?
Quiero reírme. No sé si es un insulto hacerlo o qué.
—¿Qué género es este monólogo?
—Drama —responde sonriendo—. ¿Estuvo bueno? Lo escribí porque a veces miro a la nada y me imagino cosas extrañas. Como esa vez donde se me perdió mi borrador. ¿Serían duendes? —Se levanta y achica sus dedos—. Seres de este porte que hacen travesuras para esconder las cosas.
¿Duendes? ¿O hadas?
—Los duendes son más grandes…. O eso creo….
—No importa el tamaño. Una escritora de fantasía, puede crear lo que le plazca. Si quiero crear a una criatura pequeña con cualidades sobrenaturales extraordinarias, lo haré a lo grande —dice riendo emocionada—. ¿Y bien? ¿Qué te parece?
¿Debería decirle que su monólogo tiene mucho humor?
—Es algo único.
—¿Solo dirás eso?
Quisiera decirle la verdad, pero temo que la hiera. Stella ha creado historias únicas con su toque. Con personajes raros, como esa vez que creó un vampiro con alas de ángel y orejas de gato.
Más bien parecía salido de un experimento fallido de un laboratorio subterráneo. Hasta nuestra amiga Bonnie, se río con ganas al leer la descripción del protagonista.
—Solo púlelo y ya estaría.
—Significa que no te gustó —indica ceñuda—. Está bien. Cambiaré de monólogo. Por otra parte….—Su mirada se va hacia mi tableta—. ¿Estás preparando tu material para el concurso de comics?
—Sí.
—¿Qué es esta vez?
—Omegaverse —respondo sonriendo, enseñando mi Tableta. Su mirada se vuelve bien atenta—. Un mundo que tienen un segundo género. Beta, alfa y omegas. Donde un hombre puede tener útero y parir un bebé. ¿Qué te parece?
—¡Me parece extraño! —exclama Bonnie entrando de la nada a mi cuarto. Es nuestra amiga que conocimos en la preparatoria. A diferencia de nosotras, ella es muy delgada al punto que podría volar, igual que un papel—. Ambas tienen gustos extraños.
—Oye, es interesante que un hombre pueda quedar embarazado —replica Stella—. Quisiera ver eso. ¿Cómo paren? ¿Por el Anastasio? ¿Cesárea? ¿Le dan de lactar? Me gusta.
Sí. Es normal. Ambas somos buenas en el arte de escribir y dibujar.
—Ni quiero imaginar como un hombre pare por el agujero —confiesa Bonnie riendo y apareciendo de improviso—. En serio, las que escriben y dibujan, tienen un buen ingenio. —Su sonrisa se ensancha más—. Antes que digan otra cosa más, deseo decirles algo.
—¿Qué es?
—Para dibujar tu comic, necesitas material de trabajo —dice Bonnie con una sonrisa extraña. Mi cuerpo se estremece. Eso no es nada bueno—. Eres buena investigando. Necesito que hagas una investigación a fondo del presidente estudiantil.
¿Qué cosa?
—¿Por qué quieres que investigue sobre Aiden Winston? —pregunta Stella confundida—. ¿Te has vuelto loca? ¿Sabes que ese chico tiene fanes dementes? Si descubren a Serena investigando, es posible que se meta en problemas con esas psicópatas.