■■¿■¿■■
Metida en un embrollo, solo porque el presidente habló conmigo.
Todos sus compañeros de equipo, no paran de mirarnos. Odio ser el centro de atención. Mucho peor si tiene que ver con hombres. Algo que no viene al caso. No deseo meterme en problemas por estar hablando con el chico popular de toda la preparatoria. Sabía que iban a molestarme las fanes dementes. Al menos Bonnie es capaz de encararlas sin miedo. Algo que no estamos dispuestas Stella y yo.
—¿Estaban intimidando a tu novia? —pregunta uno de sus compañeros, haciendo que todo mi cuerpo se congelara. Todas las miradas caen en mí—. Oh, vaya. Al parecer tus gustos han cambiado mucho, presidente.
—¡No es su novia! /¡No es mi novio! —exclamamos las fanes tóxicas y yo en unísono.
—Oh, ya me imaginaba. El historial de novias del presidente, es diferente —comenta el mismo chico. Desconozco su nombre y su puesto en equipo—. ¿Por qué están molestándola?
Una buena pregunta.
—Oye, idiota —declara Bonnie con molestia. El chico voltea a verla—. ¿Qué fue eso que comentaste? ¿Por qué el presidente no puede enamorarse de mi amiga?
Oh, no.
—Bonnie….
—Lo siento. No es que la estaba insultando —corrige el chico con incomodidad. Su mirada barre por todo mi cuerpo—. Es solo que el historial de sus exnovias, es diferente. Quería aclarar ese punto y….
No habla porque Aiden Winston se acerca a mí hasta sujetar una de mis manos, ignorando que tenemos miradas sobre nosotros.
—Serena —pronuncia sin dejarme de mirar—. Uno de mis compañeros, ha sido un imbécil contigo. Discúlpalo. —Quedo sin aire—. ¿O quieres que le dé una sanción por estar soltando vida privada?
Oh, cielos.
—Eso….
—¿Ellas te estaban molestando?
Oh, Dios mío.
—No. Esto es solo un malentendido —respondo sin saber qué mismo pensar de la situación. ¿Por qué está comportándose así?—. No hagas nada.
—Lo lamento mucho. No creí que mis palabras fueran un insulto para ti —habla el chico que habló—. En serio, lo siento, Serena.
El presidente se tensa.
—¿Conoces a mi compañero de equipo, Serena? —pregunta Aiden con una sonrisa extraña. Niego con la cabeza—. Entonces, es un desconocido. ¿Es normal que aceptes que alguien te llame por tu nombre? —El ambiente se vuelve tenso—. Ni él se ha presentado.
¡Estoy más confundida!
—No, pero….
—No deberías aceptar que otros te llamen por tu nombre sin que se presenten primero —declara, agarrando más mi mano—. Ya terminó el partido, espérame en la entrada de la preparatoria.
—Claro.
Esa es mi única respuesta que suelto, mientras no dejo de mirar esa sonrisa embrujadora. Se despide en corto y se aleja de ahí, dejándome congelada en mi sitio.
—No sé si asustarme la actitud del presidente o que tienes fanes dementes detrás de ti —confiesa Stella a mi lado derecho. Seguimos viendo a los chicos del equipo de básquet—. ¿Saldrás viva este mes, Serena?
Una buena pregunta.
—El presidente no es gay —espeta Bonnie. Es lo único que le importa—. Ahora necesito pruebas.
—¿Y si está haciendo una apuesta con alguien? —cuestiona Stella—. ¿Han leído esos libros de adolescentes? Donde le tiran una cubeta de agua a la chica que el chico popular se confesó.
Eso mismo.
—Esta es la vida real, Stella. ¿Piensas que Aiden Winston pueda burlarse de esa manera con nuestra chica? —pregunta Bonnie en un resoplido—. Estás demente.
—¡Existe una posibilidad!
—También está la posibilidad que se haya enamorado de Serena.
Lo dudo.
—Oigan… ¿Están ignorándonos?
—¿Por qué se enamoraría de mí? ¿No oíste que ese chico habló sobre su historial de exnovias? ¡Todas son diferente a mí! —replico extenuada—. No digas tonterías. Mejor, encontraré lo que hay detrás de todo esto.
Un muñeco extraño pasa a un lado de nosotras, haciendo que gritemos asustadas. Lo está sosteniendo una de esas chicas del club de fanes.
—Estaban ignorándonos. ¿En serio eres novia del presidente?
—No lo soy.
—¿Por qué te trata de esa manera?
—No lo sé —confieso, tratando de no asustarme por ese muñeco que parece vudú—. Por lo tanto, deben de molestarnos.
Bonnie resopla y me empuja con suavidad.
—No tienes que explicar nada de lo que te pasa con el presidente a este grupo de dementes —comenta Bonnie de mala gana—. Mejor anda espera a tu chico en la entrada de la preparatoria, ¿entendido? ¡No olvides traer pruebas físicas!
¿Qué acaba de decir?
La miro con la frente arrugada.
—Bonnie, ya te dije que…
—Vete ya e ignora a estas dementes.