■■¿■¿■■
No quiero hablar con mi fallido primer amor.
¿Por qué me lo debe de preguntar? La respuesta es bien obvia. No quiero saber nada del amor que rompió mis expectativas. Mejor dicho, deseo alejarme cuánto antes de su presencia. ¿Por qué debería de hablar sobre lo que pasó atrás? Ya no es necesario.
Ya no quiero recordarlo.
—Ya la oíste. Así que, déjanos a solas. No hay necesidad de hablar de algo que ya pasó hace años atrás —comenta Aiden sin moverse de mi lado—. Puedes retirarte.
—¡Serena!
Me tenso. Ha soltado mi nombre como si nada.
Trata de ir hacia mí, pero el presidente se coloca enfrente, impidiendo algún acercamiento innecesario.
—Vete.
—¿Quién eres? ¿Su novio? Dudo que lo seas —comenta Peter. Algunas personas están poniendo sus miradas sobre nosotros—. Apártate. Solo tomará unos minutos el decirle lo que llevo años en mi pecho.
Lo último sonó extraño.
Si tuvieran Stella y Bonnie, estuvieran con los ojos bien abiertos por tal declaración abierta enfrente de todos.
—¿Piensas que sirve de algo decirlo en la actualidad? —cuestiona el presidente—. Deberías fijarte en el presente y dejar de ver el pasado.
Oh, Dios.
—¡No puedo! ¡La lastimé!
Abro los ojos sorprendida por sus palabras. ¿Quiere disculparse después de lo que hizo? ¿Qué es todo esto?
—Jules Harries.
—Te herí. Lo lamento mucho. En ese tiempo, era algo inmaduro y me dejé llevar por los rumores —detalla a medida que no deja de tener una expresión de angustia—. No debí decir eso. Fue una falta de respeto y…..
No termina de hablar, porque el presidente lo sujeta del cuello de la camisa.
—¿Podrías decirme que mismo le dijiste? Debe ser algo grande para que vengas a pedirle perdón de esta manera —comenta sin soltarlo—. ¿Temes al karma? Entonces, puedo serlo en este momento. Así te largas y….
—¡¡Perdón!! ¡¡No quise rechazarte de ese modo, Serena!! ¡¡Ni tampoco tratarte de manera grosera!!
Lo ha dicho.
Lo ha soltado así de la nada.
¿Por qué ha dicho eso enfrente de todos?
—Ya no importa lo que digas en este momento —comunico tocando con suavidad el hombro del presidente para que lo soltara—. Tampoco es que me haya detenido después de terminar rechazada por un chico. Así que, si quieres llenar tus ganas de liberarte de una carga. —Hago una pausa y lo miro seria—. Te perdono, Jules Harries.
Lo dije en serio.
He dejado lo que pasó en el pasado. Aunque me haya afectado mucho en mi vida actual, dejé de sentir amor por él desde el día en que rompió mi corazón en pedazos.
—Eso…
—Ya te lo dijo —espeta el presidente soltándolo—. Pondré la comida para llevar. Dudo que quieras comer aquí, Serena.
Sí. Ya no quiero comer, ni estar aquí.
Con rapidez, Aiden guarda la comida rápida en una funda. Agarra una de mis manos y me aleja de ahí cuanto antes de Jules, el cual, queda de pie y con la mirada afligida hacia mí.
¿Por qué ahora?
Espero que ya no lo vuelva a ver.
▬■♥■▬
Hemos venido a un parque.
Hay varias familias disfrutando de la tarde. Enfrente de nosotros, hay una pileta con algunos patos flotando. No pensé que iba a traerme a esta clase de sitio. Ya no tengo hambre. Se me ha quitado el apetito. ¿Debería decirle que no me siento bien e irme a casa?
—Sé que no quieres estar aquí.
—¿Qué? —Lo miro sorprendida por adivinar mis pensamientos—. Eso…
—Es normal no sentirse bien después de encontrar a alguien que nos hirió —comenta a mi lado, mientras me entrega la comida rápida—. Es bueno ver un panorama para tranquilizar un corazón.
Acepto sin ganas lo que ofrece.
No pensé estar comiendo al lado del chico popular de la preparatoria enfrente de una pileta de agua. Suspiro y como de mala gana la hamburguesa.
¿Qué pensará de mí sobre lo que pasó?
—Él fue mi primer amor —respondo mirando la pileta—. De esos que te hacen sonreír tan solo estar a tu lado. —Sonrío de mala gana—. ¿Has tenido alguien así?
Él come con la mirada al frente.
—Puede ser.
Sonrío leve.
—Sí. El primer amor es chispeante y, si no es correspondido, es devastador —comento con amargura. Dejo de comer y no paro de mirar a la pileta a los patos nadar entretenidos—. Solo fue eso para mí. Tuve un rechazo cruel de su parte.
—¿Te sigue gustando?
—Ya no —respondo con una sonrisa leve—. ¿Por qué me gustaría alguien que rompió mi corazón?
—¿Lo odias?
—Ni eso. No siento nada —confieso, volteando a ver al presidente, quien se reúne con mi mirada. Los últimos rayos del sol alumbran su cabello, luciéndolo más atractivo—. Fue innecesario ese encuentro de antes.