■■¿■¿■■
No tuvimos problemas con nuestros padres.
No se armó un escándalo por estar peleando con otras estudiantes, pero todos los alumnos, han estado corriendo de un lado al otro en hacer las cosas de la feria anual. Eso incluye al presidente del consejo estudiantil que no ha dejado de estar trabajando con el comité disciplinario. Por ello, no lo he visto tantas veces. Por otra parte, la exnovia de él, no ha parado de venir a ayudar al club de animadoras que harán una presentación en el comienzo de la feria.
Los rumores del presidente y yo, han disminuido.
Puede que sea por la aparición de la exnovia.
Mucho mejor para mí.
—Hoy será un día muy estresante —musita Stella a mi lado—. Están viniendo alumnos de otras preparatorias.
Muy normal en este día.
—Algo así —respondo en un respiro—. Espero que ya no tengamos que pelear con ese grupo de locas del culto.
—Ni que lo digas. Al menos, Bonnie….
Sus palabras son interrumpidas con una presencia que aparece de sorpresa, haciendo que retrocediéramos asustadas. Lo primero que veo, es una cabeza de pollo y luego unas patas que adornan de manera cómica ese traje.
—¡Hola, chicas!
Oh, cielos.
—¿Bonnie?
—Sí. Estoy ayudando al puesto de pollo frito del club de cocina —habla, sacándose la cabeza de peluche. Suspira y sonríe. Está sudorosa—. No se preocupen. No estaré cocinando.
Suspiramos aliviadas.
—No pensé que iba a ayudar ahí.
—Eso no importa —responde—. ¿Vieron la presentación del club de animadoras? Estuve ocupada ayudando en otros clubes. Por eso, no pude verlas.
—No queríamos ser de nuevo el centro de atención —declara mi amiga Stella a mi lado—. ¿Lo hicieron bien?
—¡Más que eso! ¡Participó nada menos que la exnovia del presidente! —cuenta en una exclamación llena de emoción—. Esa rubia oxigenada, fue el centro de atención de toda la preparatoria. ¿Lo pueden creer? —sonríe de lado—. Aunque, el presi ni le tomó en cuenta. Solo se ocupó en dar ese discurso y ya.
Debe estar cansado.
Todavía recuerdo que se íbamos a encontrar después de terminar la feria anual. Muerdo mi mejilla interna y los nervios despiertan de sopetón. No quería pensar en nada en estos días.
—¿Qué ocurre? ¿Pasa algo, Serena?
—Nada. Será mejor que…
—Me ayudes —interrumpe Bonnie entregándome la cabeza de pollo. La miro sorprendida, mientras empieza a sacarse el traje—. Es que prometí al club de teatro de participar de extra en su obra. Seré un jinete.
—Espera….
—Solo debes repartir volantes y ya —cuenta Bonnie sonriendo—. Muchas gracias, chicas. Luego les daré un bono extra por su ayuda.
Quiero decirle algo, pero se va corriendo, dejándonos de pie y con la palabra en la boca. Tanto Stella y yo, vemos el traje de pollo para luego observarnos entre nosotras.
—Bonnie vive la vida sin preocupaciones.
—Totalmente.
Ambas suspiramos.
—¿Y bien? ¿Te pondrás el traje de pollo? —pregunta Stella—. Quisiera hacerlo, pero tengo que ir al club de arte.
Oh, cielos.
—Lo haré yo. Después podemos encontrarnos de nuevo.
—¡Nos reuniremos después!
Con eso, se aleja de ahí, dejándome con el traje de pollo y preocupaciones en mi mente. Mis amigas están ocupadas y me dejaron con una responsabilidad. De buena gana, empiezo a acomodarme el disfraz para empezar a repartir los volantes.
▬♥■♥▬
Es cansado.
He repartido casi todos los volantes por toda la preparatoria y he quedado sin aire. ¿Cuánto tiempo ha pasado? Ya es medio día y tengo mucha sed por estar sudando a chorro. Con un respiro, me siento en uno de los asientos de cemento y saco la cabeza de pollo para tomar aire.
No ha pasado nada.
¿Qué más puede pasar? Ha estado tranquilo.
—Lo sabía. Eras tú.
¿Qué cosa?
Me tenso al reconocer en segundos la voz que resuena detrás de mí. Enseguida, me arrepiento de haber dicho que todo está tranquilo. Lo observo sorprendida. Está con una chaqueta negra y una gorra que cubre algo de su rostro. En su espalda, porta su mochila vieja.
—Jules Harries.
—Hola de nuevo, Serena. —Saluda sonriendo, como si nada hubiera pasado. Igual que viejos amigos—. ¿Te tocó ayudar con ese traje?
Me tenso.
Cierto, el traje de pollo.
—Estaba ayudando a una amiga.
—Lo sé —responde—. Siempre lo has hecho sin pedir nada a cambio.
No me interesa que me lo diga.
—¿Cómo tú….
—Quise conocer esta preparatoria y de casualidad te encontré —interrumpe sin apartar la mirada de mí—. ¿Qué ocurre? ¿Piensas que te estaba persiguiendo?