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A lo lejos veo el discurso de clausura de la feria anual.
Este evento solo ha demorado unos días en realizarse. Cada club ha salido a relucirse ante los demás. Los rumores sobre el presidente y yo, se han terminado, dando lugar a los de su exnovia que vino a ayudar a las animadoras que hicieron una coreografía dirigida por ella, mientras que yo, me arreglé para dizque tener una linda reunión con el presidente del consejo estudiantil.
Estoy cansada.
Al menos, las fanes locas no han venido a molestarme.
Camino entre los alumnos, hasta que me tropiezo con alguien. Enseguida lo reconozco. Es el chico que se le confesó al presidente. Otro que me ayudará en mi material de trabajo.
—Perdón.
Su mirada barre todo mi cuerpo.
—Tú eres la chica que le vuelve loco a ese tipo.
¿Qué cosa?
—¿Perdón?
—Oh, cierto. Eres Serena, el de los rumores con el capitán del equipo de básquet —comenta sonriendo. Su aspecto es diferente al de antes—. ¿Es verdad que sales con él? —Se acerca más, sobresaltándome—. Te daré un buen consejo. Ten cuidado con ese chico.
¿Por qué dice que tenga cuidado con él?
—¿Por qué lo dices?
—No te lo puedo decir —responde sonriendo—. Solo ten cuidado. A veces, las personas ocultan su verdadero ser con una máscara.
Quiero decir algo, pero he quedado en la nada.
¿Por qué está diciéndome esto? ¿Acaso es una broma de mal gusto? Entre más pienso, más confundida estoy. El sonido de mi celular, llama mi atención, viendo el nombre del presidente en la pantalla.
—Yo…
—Contesta. Adiós, Serena.
Se despide, dejándome confundida. ¿Cómo puedo tomarlo? Es la primera vez que me pasa esto. Pensé que Aiden era gay, significa que le gustaba este chico, pero dijo algo que no cuadra en todo este embrollo.
¿O está celoso de mí?
Si lo pongo así, estaría bien, pero algo no cuadra.
—Hola, Serena.
—Hola, Aiden.
Ríe.
—Me gusta que me llames por mi nombre —indica por llamada. Su risa es muy cálida. Es un canto de los chicos guapos. Por segundos, siento que floto—. Ya terminé todo mi trabajo como presidente. Por eso, estoy yendo por ti. ¿Estás en el lugar que dijimos?
Mi corazón late con fuerza dentro de mi pecho.
—Estaba con las chicas, pero ya estoy yendo allá.
—Muy bien. Entonces, hablemos mientras caminamos —comenta con esa voz melodiosa. ¡Estoy perdiendo la razón!—. ¿No te has vuelto a encontrar con tu compañero de la otra preparatoria?
Se refiere a Jules Harries.
—No. Ya no.
—¿No te han molestado las otras chicas?
—Tampoco.
—Te daré un buen consejo. Ten cuidado con ese chico.
Las palabras que dijo el chico que se le confesó a Aiden, no paran de sonar dentro de mi cabeza. Hay algo que no sé y necesito saber para sentirme segura.
—Aiden.
—¿Sí, Serena?
Muerdo mi mejilla interna. Es ahora o nunca. Entre una discusión conmigo misma, empujo mis dudas a un lado y saco el valor que ha aparecido de repente.
—¿Te gusta alguien?
Vaya pregunta que he lanzado.
Mientras camino, escucho los latidos apresurados de mi corazón en mis oídos. ¿Qué dirían las chicas si estuvieran aquí? Estaría expectantes para escuchar la respuesta del presidente.
—¿Te interesa saberlo, Serena?
Oh, cielos.
—Si no quieres decirlo, está bien. Entiendo que es un tema muy privado —comunico con rapidez—. Por lo tanto, no te preocupes en contestar.
—No me molesta. Es lo contrario.
Detengo mis pasos al verlo de pie y con el celular en la mano. Su uniforme sigue ordenado. Porta esos lentes que lo hacen ver intelectual. Se lo ve tan tranquilo y llamativo.
Es guapo.
Sí. Lo es. Es normal que quede igual que una idiota hipnotizada.
Se acerca hasta mí y cuelga la llamada. En sus labios, se dibuja una sonrisa que derrite el corazón de cualquier chica que lo viera.
—Yo…
—Me gusta alguien —responde sin quitar esa sonrisa del rostro—. No tengo problemas en decírtelo, porque de todas maneras ese era mi plan esta noche.
¿Qué? ¿Su plan? ¿Se iba a confesar a alguien?
—No me lo digas —indico con rapidez—. Deja que la persona que te gusta, sea la primera en saberlo.
—Eso haré.
—¿Qué?
—Me gustas, Serena.
¿Qué acaba de decir? ¿Acaso escuché mal?