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No he podido dormir nada.
Me he quedado despierta casi toda la noche pensando en lo ocurrido con el presidente. Las chicas no pararon de chillar emocionadas por los detalles que solté. Espero que mi padre no haya escuchado nada de lo que estuvimos hablando. Caso contrario, se formará un horrendo problema de hombres que pretenden a su hija.
Echo un vistazo a mi aspecto al espejo de mano, viéndome las ojeras pronunciadas.
¿Lo puedo tapar con maquillaje?
—Buenos días, Serena —declara nada menos el causante de mi insomnio. Sobresalto y observo sorprendida al presidente que está de pie y con su uniforme pulcro y sus lentes que le lucen a la perfección—. Te estaba esperando.
No pensé verlo rápido.
Hasta entré por otro sitio de la preparatoria.
—Buenos días, presidente.
—No. Es mejor que empieces a llamarme por mi nombre desde ahora en adelante —comenta, sujetando una de mis manos, pero al hacerlo la retiro de un sobresalto—. ¿Qué ocurre? Es la primera vez que una chica rechaza mi toque.
Lo miro sorprendida
—No es eso, solo que no pensé sujetarte de la mano.
Ríe.
—Nos hemos besado varias veces, Serena.
Oh, Dios mío.
Le cubro la boca para que no suelte otra cosa más y miro alrededor viendo que nadie ha escuchado lo que ha soltado.
—Esto es serio.
Él retira mi mano de su boca.
—Mis sentimientos por ti también lo son.
Oh, cielos.
¡Mi corazón late apresurado!
—Bueno…. Eso….Bien…. Yo…
¡No sé qué mismo decir!
—Después puedes acostumbrarte —comenta, tratando de sujetar mi mano, pero la esquivo de nuevo. Sonríe algo extraño—. Serena, trato de tocarte para tener un bonito día. Mañana tengo un partido de básquet. Necesito suerte desde ahora.
¿Necesita suerte?
—Alguien puede vernos.
—No me importa —responde, intentando sujetarme de nuevo, pero sigo esquivando su toque—. Podemos estar así por varias horas porque no me iré hasta sujetarte de la mano.
¿Lo está diciendo en serio? ¿No le interesa que digan los demás?
—Aiden.
—Oh, me encanta que me llames por mi nombre —declara, sujetando mi mano con rapidez—. Siento que estoy en el paraíso. ¿Será que me embrujaste, Serena?
Lo miro sorprendida por sus palabras, mientras empezamos a caminar con las manos sujetadas. Quisiera alejarme cuánto antes, pero dudo que me deje hacerlo. A medida que caminamos, los alumnos fijan su mirada en nosotros y empiezan a murmurar entre sí.
Normal.
Los rumores se incrementarán.
Echo un vistazo a su perfil y la realidad me da en la cara. ¡Parecemos novios! ¡Estoy saliendo con el presidente del consejo estudiantil! ¡Es una locura!
En serio, ¿estoy saliendo con él?
Las personas salen cuando aceptan la confesión del otro, pero en nuestro caso, es diferente. No he dicho nada de sus sentimientos porque estoy tratando de procesarlo.
¿Acaso soy cruel?
Oh, no. Quiero decir, no me ha dicho para que le responda.
Esto no es nada bueno.
—Te has quedado callada, Serena.
—Estoy tratando de no enloquecer —confieso sin darme cuenta. Él ríe—. Presidente, lo digo en serio. ¿Por qué estás….
No continúo porque se ha detenido y puesto enfrente de mí, haciendo una barrera con su cuerpo. En segundos, soy arrimada en uno de los rincones de la preparatoria.
Oh…Oh….Oh….
—Serena.
—¿Sí?
Tiene una sonrisa en sus labios seductores. Son tan rosados y glotones que tengo ganas de besarlos….
Un momento, no. No debería de sentir eso por él.
—Puedes besarme.
—¿Qué? ¿Besarte? ¿Por qué yo…
—Te besaré cada vez que no me llames por mi nombre —comenta, apoyando una de sus manos por encima de mi cabeza—. Comenzando desde ahora. Por eso, abre los labios, Serena.
Estoy perdida.
Si no somos novios, ¿cómo llamamos a esto?
Deposita sus labios sobre los míos para luego dejarnos llevar. Al principio lo hago torpe, pero después me dejo guiar por sus movimientos hábiles. No sé qué más pensar porque mi mente se pone en blanco y mis piernas quieren derrumbarse al suelo. No sé cuánto tiempo pasó. Quedamos con las frentes apoyadas y la respiración entrecortada.
¡Estoy demente!
—Aiden.
—Sí. Estoy recargado —musita para abrazarme. No deja de acariciarme mi cabello sujetado—. Debes venir a ver el partido. Quiero comer contigo después de eso.