Dulce Sorpresa

CAPÍTULO 22

■■¿■¿■■

Después de escuchar la risa y las burlas de Bonnie con el monólogo de Stella, hemos venido al coliseo de la preparatoria para ver jugar al presidente. Como él dijo, nos apartó un lugar con mis amigas en las primeras gradas donde se puede apreciar mejor el partido entre ambos equipos. Sigo escuchando los rumores sobre la relación que tengo con el protagonista de este embrollo en que me he metido.

Nos han visto besándonos ayer.

Por eso, hoy buscamos un lugar apartado donde podíamos estar en privado, pero mis amigas descubrieron que estuvimos besándonos porque vieron mis labios inflamados.

Tengo mucha vergüenza cuando se respecta a esto.

El presidente debe estar acostumbrado a besarse, pero yo no. Estas veces han sido muy de infarto. Por lo tanto, he necesitado tiempo para acostumbrarme a sus demostraciones de afecto que han traído problemas a mi pobre corazón.

—Eres la protagonista aquí —musita Stella a mi lado derecho—. La gente no ha dejado de mirarte y susurrar sobre lo que tienes con el presidente.

—Ni que hablar con las fanes loca —murmura Bonnie a mi lado izquierdo—. Si se acercan y nos echan algo extraño, no dudaré en enfrentarlas con todo lo que tengo.

Eso sí sería un problema.

—No puedes meterte en problemas, Bonnie. ¿Quieres que te reten tus padres? —pregunto en el mismo tono de voz—. Será mejor que ignoremos lo que pasa. Es más sano.

Sí. Es más sano.

No deseo tener más problemas que involucren que llamen a mi padre.

—¿No te molesta que te deseen el mal con tu hombre? —pregunta Bonnie ceñuda—. En tu caso, estaría con ganas de arruinarle la vida a esas tipas por dementes. Es posible que tenga un muñeco con tu foto.

No quiero imaginar eso.

Es aterrador.

—No digas cosas aterradoras —comunica Stella—. Tengo miedo a lo que pueden llegar a hacer por esa admiración tóxica que tienen con el presidente.

Echo un vistazo de lado al grupo de fanes dementes, encontrándome que están animándolo con carteles. Una de ellas, mira a mi dirección para luego hacer una seña con el dedo que pasa sobre su cuello en forma de guillotina.

Oh, Dios.

—Es mentira que eres novia del presidente, ¿verdad?

Esa pregunta ha venido de una chica que está detrás de nosotras. Descubrimos enseguida que forma parte del grupo de animadoras. Su cabello no es pintado, sino al natural. Oscuro azabache que le llega a la diminuta cintura.

También es hermosa.

—¿Te debe importar algo si mi amiga es la novia del presidente? —pregunta Bonnie con molestia. La sujeto de la muñeca en señal que se comportara—. Debes ponerte molesta, Serena. Defiende tu amor hacia tu hombre.

¿Qué cosa?

—¿Amor dices? ¿Por qué Aiden Winston le gustaría alguien como ella? —cuestiona esa chica cuyo nombre desconozco—. ¡Debe mirarse al espejo antes de decir algo!

Eso sí dolió y mucho.

Le ha dado a lo que tengo que mejorar.

—¿Qué dijiste muñeca de…

—Bonnie —interrumpo para que vuelva a sentarse. Se ha levantado lista en dar el primer golpe—. No le hagas caso. No debes de ponerte así por comentarios como estos.

—¿No te pone molesta que una tipa te baje de nivel por su ego alto? —cuestiona airada, mientras suelta mi agarre—. Yo sí. No estaré tranquila al oír pestes de una de mis amigas. Si no te defiendes tú misma, lo haré yo porque nadie lo hará, Serena.

Permanezco sorprendida por sus palabras. No pensé que Bonnie diría esto. Stella la mira sorprendida, pero luego ríe, llamando nuestra atención.

—Cierto. Nuestra amiga tiene un problema con su autoestima por personas como tú —declara Stella sonriendo—. Pero como dicen, las actitudes de las personas, la definen como son. Está claro que, a pesar de cargar un cuerpo de infarto, no tienes lo que nuestra chica tiene, ¿verdad, Bonnie?

Bonnie sonríe de lado y me rodea con el brazo alrededor de mi hombro.

—Aquí donde la ves, es muy sexy que lo tiene de rodillas al presidente del consejo estudiantil, capitán del equipo de básquet, Aiden Winston —declara Bonnie con orgullo—. Puede que le guste ver a dos hombres darse por el Anastasio, pero no tendrás lo que posee ella. —Hace una pausa—. Al capitán del equipo de básquet.

¿Qué ha dicho?

¿Acaso nombró sobre mis gustos del BL? Debí imaginarme que iba a decir una cosa barbárica.

—Era innecesario que digas eso, Bonnie —musita Stella—. No debes lanzar cosas íntimas.

—No importa. No es como si esta tipa no tuviera gustos extraños también. Todos los tenemos —comenta Bonnie con tono de ironía—. ¿Y bien? ¿Te quedarás de pie o qué?

La chica que soltó desdén, nos mira con ira acumulada en el rostro.

—¡Solo es una….

No termina de hablar porque su expresión cambia a una sorprendida que no deja de mirar detrás de nosotras. En segundos y antes que voltee, un brazo rodea mi cintura.



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En el texto hay: juvenil, romance y humor, chicacurvy

Editado: 29.11.2025

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