- Esa chica es más interesante de lo que aparenta - murmuró bajo Roderick. Su tono era pensativo, casi como si estuviera desentrañando un misterio oculto. A él, en particular, le atraen los acertijos, y, en ese momento, parecía que había encontrado uno en ella. Sus palabras resonaban con una mezcla de curiosidad y admiración, como si estuviera anticipando la revelación de algo profundo.
Yo, por mi parte, solo pensaba en lo que había dicho. La verdad es que no sabía qué pensar de ella. Mi mente seguía dando vueltas a sus palabras, las miradas, las reacciones... ¿Realmente estaba tan interesada en nosotros como para que me notara tan intensamente?
- ¿Cuándo te sacaste los lentes? - me preguntó Rusther, mirando mis lentes en mis manos. Había estado tan absorta en mis pensamientos que ni siquiera había notado que los sostenía con las manos. Miré los lentes, luego me fijé en mi rostro reflejado en el cristal y sentí que un ligero rubor subía a mis mejillas.
- Hace un buen rato - respondí, encogiéndome de hombros con indiferencia. No era algo de lo que me preocupara demasiado, aunque para ellos fuera algo tan relevante. - No lo sé... - añadí mientras me los ponía de nuevo, como si realmente no importara, aunque en el fondo sentía que no podía dejar de ocultar mi mirada detrás de ellos. Tal vez me sentía más segura así, más protegida.
- ¿No hizo nada cuando te miró así? - dijo Rasher, observando mi reacción. Parecía intrigado, y no pude evitar notar un dejo de duda en su voz. Había olvidado ponerme los lentes de contacto, un detalle que había quedado en segundo plano. Honestamente, no me gustaba usar esas cosas; me resultaban incómodas, y prefería no tener que depender de ellas. Asentí con una leve sonrisa, sin dar demasiada importancia a la pregunta.
En ese momento, me di cuenta de que ni siquiera había pensado en lo que eso implicaba, cómo me miraba o qué pensaba de mí. Lo cierto es que no estaba tan segura de lo que sentía al respecto.
- ¿Esto es un avance? - pregunté, alzando una ceja mientras los observaba con cierto interés. Los tres me miraron con una mezcla de sorpresa y expectación, como si estuvieran esperando una respuesta más concreta de mi parte.
- Digo, para que deje de huir cada vez que nos ve... - añadí, encogiéndome de hombros. La tensión que había estado notando en el aire entre nosotros no era nueva. Siempre había una especie de barrera que me hacía querer alejarme, y no podía evitar preguntarme si eso cambiaría algún día.
Roderick, por su parte, se tiró al suelo de golpe, dejando escapar un suspiro como si la respuesta fuera mucho más compleja de lo que podía entender. Cerró los ojos, perdido en sus pensamientos, y, por un momento, me pregunté si realmente conocía a la chica tanto como él pensaba.
- Con ella jamás se sabe, así que no den nada por sentado aún - dijo con neutralidad. Sus palabras eran enigmáticas, como siempre. Había algo en su tono que me hizo pensar que no solo se refería a ella, sino también a nosotros, a todos los que de alguna manera estábamos involucrados en ese extraño juego.
Su voz, tan calmada, hacía que las cosas parecieran aún más misteriosas de lo que realmente eran. Todos estábamos atrapados en ese círculo de incertidumbre, pero nadie parecía estar dispuesto a romperlo. No sabía si eso era lo que más me inquietaba o si la verdadera razón de mi incomodidad era algo mucho más profundo.
(...)
- De nuevo se va... - murmuré, cansado, observándola mientras salía de la cafetería. Apenas había entrado, solo para dar una vuelta rápida por el lugar y luego desaparecer de nuevo, dejando atrás una estela de incomodidad. A través de los cristales oscuros de mis lentes de sol, pude ver cómo la gente a nuestro alrededor se mantenía distraída, ajena a lo que realmente ocurría entre nosotros. Roderick bufó, claramente molesto.
- Se supone que esa charla debería haber sido un avance, pero... incluso está peor. ¿Hicimos algo? - Se quejó, su tono reflejando la molestia y frustración que todos compartíamos. Parecía que, por más que intentáramos, siempre terminábamos dando un paso atrás, no avanzando. La expresión en su rostro estaba cargada de frustración, como si de verdad creyera que esta vez sí lograríamos avanzar, pero los resultados eran, una vez más, un fracaso. Era como si todo lo que hacíamos no sirviera de nada.
- ¿Acaso fue algo que dijimos? - preguntó Rasher, frotándose la cabeza como si tratara de entender lo que había sucedido, buscando alguna respuesta lógica. Pero, honestamente, no la había. Algo no cuadraba en la ecuación, y cada vez que pensábamos que nos acercábamos a entenderla, ella nos daba otra razón para desconcertarnos.
Yo solo podía pensar en todo lo que había dicho, en cómo esa humana nos estaba dejando en un estado de desconcierto. Cada movimiento, cada gesto, parecía ocultar algo más. Mi mente no dejaba de girar en torno a las posibilidades, pero ninguna de ellas me parecía lo suficientemente clara como para dar una respuesta segura.
- Esa humana es un enigma - dijo Rasher, con una expresión que reflejaba la misma confusión que sentíamos todos. Era como si estuviera probando todas las respuestas posibles en su cabeza, pero ninguna de ellas encajaba. Karol, sin embargo, apareció en ese momento, caminando con dos almuerzos en las manos. Su sonrisa sarcástica lo dijo todo: no éramos los únicos que la veíamos como un enigma, pero ella parecía tener una ventaja, como si supiera más de lo que dejaba ver. Pasó junto a nosotros sin hacer un comentario, sin detenerse, como si todo esto fuera un juego para ella, uno al que no íbamos a ser invitados a jugar.
- Yo digo que ella tiene algo que ver con todo esto - me quejé, casi gruñendo, mientras la observaba alejarse. No sabía qué estaba pasando, pero sentía que la clave de todo esto residía en ella. Había algo que no entendíamos, algo en su actitud, en su manera de actuar, que no se ajustaba a lo que esperábamos. Ella era el punto de quiebre, pero ¿por qué? No podía entenderlo, pero algo me decía que si no descubriéramos qué estaba pasando con ella, nunca encontraríamos la respuesta a todo lo demás.