Dulce Tentación

~ Capitulo 27 / Randi ~

Ella se veía realmente tierna, profundamente dormida sobre el pecho de Rusther. No pude evitar notar que era con él con quien más cómoda se sentía y con quien mejor se llevaba; en eso, Rasher tenía razón. Se veían tan bien juntos, casi como si todo estuviera en su lugar. Pero me invadió una sensación incómoda al pensar en cómo se había entregado sin dudarlo, sin preguntarse ni un segundo las consecuencias.

—¿Y ahora? —preguntó Roderick, mirando a la chica fijamente, como nosotros lo hicimos cuando nos percatamos de que se había quedado dormida hace una hora. Ya era demasiado tarde, y ella estaba tan agotada que se quedó dormida apenas comenzó la película. La oscuridad de la casa solo aumentaba la extraña atmósfera que nos envolvía.

—Ella sigue siendo un misterio —dije yo, pensativo. Me hubiese encantado que tomara en cuenta mi advertencia, que se alejara de una vez por todas, pero al parecer no le importaban las advertencias. Aquí estaba, rodeada de cuatro seres despiadados que la deseaban con todo lo que eran, y lo que no, con tal intensidad que hasta a mí me incomodaba.

—Hasta para mí —respondió Roderick con tono pesado.

—Si la intentan alejar otra vez, juro que les partiré la cara y mataré a medio mundo, declarando guerras sin sentido —murmuró Rusther, sin mirar a nadie, mientras acariciaba suavemente el cabello de la chica, quien se acurrucó aún más en su pecho. La escena me desconcertó un poco. Él parecía completamente embobado, una mezcla de ternura y violencia. —Se le dio la oportunidad de escapar, pero decidió quedarse. Aprenderá a vivir con las consecuencias —añadió, y me sorprendió la forma tan brutalmente honesta con la que lo dijo.

—Solo espero que esta vez ella no sea la que se aleje —dije, sintiendo una extraña mezcla de frustración y preocupación. La declaración de Rusther me había dejado algo perturbado, y verlo mirar con adoración el rostro dormido de la chica en su pecho me hizo sentir que algo no estaba bien.

—Hay que seguir con el plan principal —interrumpió Rasher, de forma firme. Los cuatro asentimos, y él continuó con voz clara—: Bien, dejémosla descansar. Rusther, llévala a tu cuarto y déjala descansar allí. Roderick, consigue comida para prepararle en el desayuno, no sé... cosas humanas. Randi, averigua cómo llegó aquí y quién le dio la dirección —ordenó, sin perder la calma.

—Bien —respondimos al unísono, dispuestos a seguir sus instrucciones.

—Yo, mientras tanto, hablaré con madre. Quería hablar con nosotros, pero tenemos algo más importante que atender —dijo Rasher, mirando a la chica con cierta intensidad. Justo en ese momento, ella se removió un poco en el pecho de Rusther, causando que todos nos calláramos, temiendo despertarla.

—Kiki —murmuró ella entre sueños, como si estuviera buscando algo o alguien. El nombre me sonaba familiar, pero no pude darle importancia en ese momento.

—Bien, cada uno haga lo que le toca —dijo Rasher, antes de desaparecer en las sombras de la casa. Roderick y Rusther también se levantaron. Rusther la cargó, con mucha suavidad, en sus brazos, como si fuera lo más natural del mundo.

Me levanté del suelo y miré a Rusther mientras se dirigía hacia el pasillo.

—Evita que vea los libros familiares —le advertí, con una mezcla de preocupación y desconfianza. Él asintió sin decir palabra y desapareció hacia el piso superior, rumbo a su cuarto.

Salí al exterior de la casa para recorrer los alrededores. No había taxis cerca, ya que esa zona estaba completamente restringida, no solo por ser peligrosa, sino también por las leyes que rodeaban el lugar. Apenas a unos pasos de la puerta trasera, algo llamó mi atención: una moto. Ahora que lo pensaba, recordé las llaves en su mano cuando Rasher la asustó al llegar. Era su moto, no cabía duda, y probablemente la había dejado allí, cerca de la casa, en un impulso poco razonado.

Ahora solo faltaba descubrir quién le había dado la dirección. Solo unas pocas personas tenían esa información, así que no debería ser tan difícil averiguarlo. Sin embargo, algo me decía que las piezas del rompecabezas no encajaban tan fácilmente como pensaba.

(...)

—¿Cómo se usa esta cosa? —me quejé, apretando demasiados botones en la cafetera mientras Roderick y Rasher se encargaban de preparar distintas cosas: tortitas, crepes, muffins, plumcake, dónuts, crepes con fritura de fresas, porridge de avena con leche, cereales de trigo con leche, un mix de fruta deshidratada, cereales integrales con leche y yogurt, avena con yogur de soja o leche, frambuesas y papaya, batido de mango, plátano y fresas, smoothie de leche con arándanos... Y honestamente, no sé qué más.

—Ya despertó, estamos bajando —nos habló por conexión Rusther, que estaba arriba vigilándola.

—Me rindo con esta cosa —me quejé, golpeando la cafetera con frustración—. Y esta es una de esas ocasiones que agradezco no ser un asqueroso humano —añadí, exhalando pesadamente mientras me daba la vuelta, pasando las manos por mi cabello. Ella estaba en la entrada de la cocina con Rusther, con la mirada baja, apretando los puños con nerviosismo.

—Buenos días —dijo ella, sin mirarnos, en un tono seco.

—Princesa —la llamó él, tomándole la mano suavemente. Ella lo ignoró y apartó su mano de forma fría.

—¿Dónde está mi moto? —preguntó ella, y la mirada triste de Rusther fue como una daga al corazón en esos momentos. No pude evitar notar cómo su rostro reflejaba una vulnerabilidad que normalmente no mostraba.

—Estábamos preparando el desayuno —respondió Rasher, intentando detenerla antes de que se marchara, pero ella solo sonrió un poco, forzando una expresión que no alcanzaba a ocultar su frustración.

—Muchas gracias, pero tengo que retirarme. Me divertí mucho, pero en una hora tengo clases... Lamento las molestias —respondió sin vernos, dirigiendo su mirada grisácea hacia afuera.

—Oye... —la llamé, algo extrañado y preocupado, tratando de acercarme a ella, pero ella me interrumpió antes de que pudiera seguir.




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