Dulce tentación

Capitulo 4

—Que desea —la madre de Mauricio se presenta en mi casa para mi mala suerte.

—Necesito hablar contigo —contesta sin nada de amabilidad 

—Usted queriendo hablar conmigo? —sonrió con ironía

—Me costó mucho venir a este horrible lugar —mira con repulsión el interior de mi casa 

—Puede largarse si tanto le molesta, igual no tengo nada que hablar con usted 

—Eres tan vulgar, no entiendo que vio mi hijo en tí —comienza con sus ofensas 

—Vio humildad, humanidad y honestidad, algo que usted nunca en su vida tendrá —contraataco consiguiendo que su cara se desfigure de la rabia 

—No vine aquí para discutir contigo —respira hondo intentando calmarse —. Cómo sabrás soy una mujer de negocios, la finalidad de esta visita es llegar a un acuerdo contigo.

—Acuerdo? —arrugo mi entrecejo sospechando de sus intenciones 

—Siendo más específica, vine a ofrecerte una buena cantidad para que te deshagas de tu embarazo —expone con descaro, revolviéndome la bilis

—Lárguese de mi casa —arrojo con dureza 

—Te conviene aceptar mi trato. No me obligues a usar medidas drásticas

—No me amenace. Lárguese de mi casa o llamaré a la policía —repito con ganas de sacarle los ojos 

—Quien te crees que eres? —busca levantarme la mano, pero mi papá aparece para defenderme 

—No se atreva a tocar a mi hija —brama atravesándose en medio de las dos —. Ella no quiere hablar ni con usted, ni con su hijo, ya lárguese y déjenla en paz 

—Son una familia de muertos de hambres —la mujer retrocede temerosa de mi padre —. Solo quieren amarrar a mi hijo con ese embarazo para sacarnos dinero.

—Aquí nadie quiere amarrar al cretino de su hijo, tampoco queremos su asqueroso dinero. Deje de hacer falsas acusaciones y lárguense de mi propiedad —mi papá arremete contra ella

—Se arrepentirán por todo esto —da la vuelta por donde vino largándose finalmente 

—Estás bien? —afirmo a la pregunta de mi padre 

—Ven aquí —me abraza fuerte, transmitiéndome seguridad —. No dejaré que nadie les ponga un dedo encima —promete refiriéndose a mi y al pequeño en mi vientre

Para papá siempre he sido su niña consentida y milagro de vida, cuando mi mamá estaba por cumplir las 29 semanas de embarazo, le detectaron un extrañó tumor en su ovario izquierdo que debían ser extirpado de emergencia. Los especialistas recomendaron interrumpir su embarazo, algo a lo que ella se negó, pues soñaba con verme nacer. Fue duro para mi papá tener que convencerla de lo contrario estando destrozado por tan dolorosa decisión, pero contra todo pronóstico llegue al mundo y resistí tres meses en una incubadora logrando cumplir el sueño de mis padres

A raíz del tumor agresivo en el ovario de mamá, su útero tuvo que ser removido, esa es la razón por la cual no pudo tener más hijo y me convertí en la consentida para ambos.

Tengo la dicha de tener unos padres maravillosos que siempre han cuidado de mi, no sé que haría sin ellos.

(***)

Han pasado solo días y como era de esperarse, la madre de Mauricio cumplió sus amenazas. Mis padres ha recibido orden de desalojo del pequeño local donde tenemos nuestro negocio, el dueño de la noche a la mañana quiso cancelar el contrato de alquiler, a eso se sumó la disminución de nuestras ventas, tal parece que también nos han difamado y ahora nadie quiere comprar en nuestra tienda. 

—La preocupación en el rostro de mis padres es evidente y de alguna manera me siento culpable —termino de echarle todo el cuento a mis amigas

Las cuatro nos encontramos reunidas en el apartamento de Amelia 

—Y si envenenamos a la vieja bruja? —propone Nathaly buscando soluciones 

—No sea absurda, esa víbora debe ser inmune a los venenos, tal vez un atentado a toda esa familia resulte más conveniente —objeta Vicki

—Quieren dejar de maquinar asesinatos en mi apartamento —Las reprende Amalia

—Entonces tú que propones, genio? —ironiza Nathaly terminando de aplicar esmalte rojo en sus uñas.

—Mi familia tiene un pequeño establecimiento en una zona comercial de Nápoles, puedo convencer a mi abuelo para que se lo rente a los padres de Devora a un bajo costo —sugiere Amalia quien cuenta con unos abuelos acaudalados 

—Harías eso por mí, Mali? —la miro conmovida.

—Solo si estás dispuesta a mudarte —me recuerda que Nápoles queda a nueve horas de Sant' Anbrogio en tren

—Hablaré primero con mis padres —pienso en que está es la mejor opción que tengo hasta ahora.

—Nos abandonarás? Traicioneras! —reclama Nathaly con fingida indignación 

—Saben que las llevaría en mi maleta hasta el fin del mundo —aclaro para la tres 

—Yo apoyo cualquier decisión que tomes por el bienestar de nuestra sobrina —agrega Vicki en apoyo

—Querrás decir, sobrino —contradice Amalia

—Niña o niño, da igual, pero que venga saludable —interfiere Nathaly usando su lado más sensato 

—Ayer me dijiste que esperabas una niña para comprarle accesorios y vestidos —la delata Vicki armándose una discusión entre las tres por el sexo de mi bebé en la cual no participo, ya que me encuentro sumida en mis pensamientos.

Mudarme a otra ciudad no sería una mala idea, necesito alejarme de este lugar por el bienestar de mi familia. Otra razón poderosa es que me siento atada a este amor absurdo por Mauricio y de alguna manera debo sacarlo de mi corazón porque no puedo continuar arrastrándome por un hombre que no vale la pena.

Al caer la tarde regreso a casa con la cabeza más despejada gracias a los consejos y locuras de mis amigas.

El clima afuera es nublado por las continuas tormenta que han azotado gran parte de país. Apresuró el paso en compañía de Vicki hasta encontrar refugio de la lluvia debajo de una parada de autobuses, mi amiga se despide siguiendo su camino hacia su trabajo en tanto yo me subo al transporte público.

Tomo asiento al lado de una mujer en gestación quien lleva en sus piernas algunas bolsas del supermercado y una sombrilla a un costado. Se le ve feliz acariciando su vientre abultado e involuntariamente hago lo mismo preguntándome si yo también me veré así de hinchada en algunos meses. 

El autobús frena repentinamente causando que la sombrilla de la mujer ruede por el piso. Sin pensarlo me apresuró en su ayuda, estando inocente del caos que se avecina.

Caigo de rodillas al escuchar múltiples detonaciones, un alboroto y gritos de auxilio. 

Entro en pánico, mi mente queda en shock tras notar un líquido carmesí bañar el piso. Me sofoco, todo se vuelve confuso y entre tanta algarabía pierdo el conocimiento.
.
.
.
.

Dimitri Rinaldi

Termino exitosamente la reunión con el vicepresidente del país, afirmando nuestra alianza para la culminación de un proyecto que dejara grandes ganancias. En un año todas mis inversiones han tenido los resultados satisfactorios que deseaba. Tener un alto cargo en la mafia más poderosa del país me ha abierto muchas puertas y se podría decir que he logrado todos los objetivos propuestos hasta ahora 

Casi todos.

Aún siento que algo me falta. 

En mi interior me atormenta un vacío asfixiante que no sé cómo demonios llenar.

—Que te tiene tan preocupado? —indaga Sarah interrumpiendo mis pensamientos

—Asuntos de la mafia —miento aún sabiendo que no es fácil engañarla 

—Te ves tenso. Quieres un masaje? —se me insinúa como de costumbre

—Estoy bien. Entrégame tu reporte y retírate, tengo cosas que hacer —la evito tratando de ser lo más patán para que se dé por vencida en su intento por seducirme 

—Cariño, hieres mis sentimientos cuando me tratas así —resoplo cansado de escuchar siempre lo mismo

—Entonces ríndete y busca a alguien que te trate mejor —aconsejo con la mejor de las intenciones

—Si no eres tú, entonces no quiero a nadie —sigue con su terquedad 

—Ya te he dicho miles de veces que en mis planes no está formalizar con ninguna mujer.

—Y lo acepto. Puedo estar contigo sin ningún compromiso —asegura, pero no le creo. 

Sé que desea más que una simple aventura. Por algo me ha estado escondiendo los preservativos tratando de atraparme con un embarazo accidental.

—Mereces más que eso Sarah. Cuando lo vas a entender

—Nunca. Te amo tanto que estoy dispuesta a aceptar lo poco o mucho que puedas darme —suspiro agotado. No sé que hice para que está mujer se obsesionara conmigo 

—Has tenido noticias de Aldo? —cambio el tema, rindiéndome por esta vez 

—Llego está mañana. Solícito reunirse contigo apenas estuvieses desocupado —informa 

—Ve y dile que venga —ordeno obteniendo mi excusa perfecta para sacarla de mi oficina

Sarah es una castaña hermosa, sumisa y con grande atributos, teníamos una relación complaciente, pero sus celos y deseo por monopolizarme lo arruinó todo.

A mí las relaciones formales no me van, si mal no recuerdo jamás tuve algo serio con ninguna mujer. Mi madre era una prostituta que se acostaban con cualquiera por un pase de cocaína y mi padre era el peor bastardo que pudo haber existido. De él solo recuerdo palizas y malos tratos, en pocas palabras desconozco lo que es una familia o relaciones estables.

—Señor —toca la puerta el chico que esperaba 

—Entra! —doy mi orden y obedece. En su rostro veo noticias alentadoras 

—Que averiguaste? —voy al grano

—Señor. La chica vive con sus padres en un pueblo llamado Sant' Ambrosio, su nombre es Devora agazzi, tiene 21 años y trabaja en un pequeño negocio familiar ubicado en el mercado del lugar —informa

—Por qué diablos tardaste tanto en encontrarla si estaba en mi jodido territorio? —arremeto contra el pedazo de idiota que nombre jefe de escuadrón 

—Rastreamos toda Sicilia, señor. El tiempo se nos salió de las manos porque la chica es escurridiza 

Ni me lo digas

El día que estuve con ella se presentó un problema de emergencia y tuve que salir a resolverlo, cuando regrese a mi oficina no encontré rastro de la chica con quién había estado follando sin protección durante una hora. Los imbéciles que custodiaban la puerta de mi oficina la dejaron ir pensando que ya había acabado con ella.

—Me estás diciendo que una chica común es más ágil que un asesino experimentado 

No responde 

—No hagas que me arrepienta de haberte nombrado jefe de escuadrón —entra en pánico 

—Señor. Prometo no volver a defraudarlo

—Entonces ve y tráela aquí 

—Como usted ordene —se inclina mostrándome respeto y sale a cumplir la orden que le he dado.

—Devora agazzi —saboreo el nombre de la gatita escurridiza en mi boca

Jamás una mujer me había hecho perder la cabeza como lo hizo ella en aquella ocasión y no mentiré, aún tengo presente el dulce sabor de su boca y la fragancia de su piel. 

Es un pecado andante que podría volver loco a cualquiera.

El plan es asegurarme de que mi descuido no haya tenido consecuencias, de lo contrario me veré en la obligación de recurrir a medidas drásticas.



#452 en Otros
#156 en Humor
#1215 en Novela romántica
#437 en Chick lit

En el texto hay: romance drama comedia, humor bebe embarazo

Editado: 04.07.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.