Dulce tentación

Capítulo 8

Devora Agazzi

—Pareces haber visto un fantasma —comenta imperturbable el hombre que jamás imaginé volver a ver 

—Q-que significa todo esto? —los nervios me avasallan al tenerlo nuevamente de frente

—Buena pregunta —se levanta con imponencia y recoge algunas prendas que cayeron al piso —. Traje esto para ti —me las extiende y noto que son vestidos —. Vístete para que hablemos mejor

Se queda de pie observándome entretenido, la toalla que me cubría no sé donde fue a parar, por lo que, acalorada acepto la ropa que me ofrece queriendo cubrir mi desnudez.

—Podrías darte la vuelta, por favor—pido al ver que no tiene intención de darme privacidad 

—De este lado el panorama está mejor — niega haciéndose el gracioso 

—Hablo en serio. 

—Yo también —parece jugar con mi paciencia

—Que es lo que buscas de mí? —saco valor para preguntar 

—Lo que quería ya lo obtuve —relame sus labios alardeando del beso que le di 

—No es gracioso. ¿Dime por qué me trajiste a este lugar y dónde tienen a mi hijo? 

—Querrás decir nuestro hijo —la mandíbula se me tensa, presintiendo lo peor.

—Que tonterías dices? —finjo incredulidad envuelta en pánico.

—Kylian es su nombre, no? —tiemblo al escuchar el nombre de mi bebé salir de su boca 

—Como es que tú..

—A mí nada se me escapa, Devora Agazzi—menciona mi nombre como si supiera todo sobre mi vida —. Te estuve buscando por mucho tiempo y cuando por fin te encontré ya era demasiado tarde.

—N-no sé dé que hablas —la cabeza me da vuelta 

—Hace más de un año estuve contigo, me deje llevar y no use protección, me confíe sin esperar que te esfumaras como una gata escurridiza, el resultado de ese acto es un niño llamado Kylian, es así o me equivoco? —mi corazón bombea a un ritmo anormal y el aire comienza a faltarme 

—Como estás tan seguro de que Kylian es tu hijo? 

—La sangre llama y el niño es una copia mía.

—Cuando me acosté contigo estaba en una relación

—Mis cálculos nunca fallan, el niño es mío y punto —me cuesta creer la seguridad con que reconoce que Kylian es su hijo. 

No sé qué otra cosa decir para hacerlo dudar, ciertamente él y mi bebé se parecen muchísimo.

—Esa noche estaba ebria y sensible emocionalmente, quería cumplir con una apuesta y me dejé llevar por tu apariencia —comienzo a contarle la verdad notando como su rostro imperturbable forma un gesto que no logro identificar —. El plan inicial era solo darte un beso, pero todo se complicó y terminé acostándome contigo. 

—Entonces me vi envuelto en tu plan infantil —el tono de su voz me confirma que está disgustado 

—Sé que no tengo justificación, pero sinceramente no me arrepiento de nada porque mi hijo fue el fruto de mi acto irresponsable —soy sincera 

—Yo siento pena por el niño al tocarle una madre cabeza hueca —sus duras palabras me golpean fuerte en el orgullo 

—Y yo me siento aliviada de no recordar cómo llego Kylian a mi vientre, de seguro el acto no fue nada interesante —contraataco a la defensiva 

—Si no me equivoco reconociste mis besos no? ¿Como fue que me llamaste? Vikingo? — mi mentira es descubierta 

—Te confundí con otra persona —alego cobardemente

—Esta conversación no está yendo a ningún lado —gruñe visiblemente cabreado.

—A dónde vas? —me inquieto al ver que busca la salida

—Te daré tiempo para que recuerde como fue que te preñe.

—Que? —creo que metí la pata al hacerlo enojar

—Alguien vendrá tres veces al día a traerte alimentos 

—No, espera, que pasa con mi hijo kilyan? Donde lo tienes? Que planeas hacer con él?—ignora mis preguntas y sale tirando la puerta sin mirar atrás.

El sonido de un seguro pasándose me indica que he quedado atrapada en este lugar y sin posibilidad de escapar.
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(***)

Dimitri Rinaldi 

Pocas veces pierdo el control, siempre he sido una persona fría y calculadora, pero hoy debo decir que me he topado con mi talón de Aquiles. Volví a dejarme llevar por la calentura y peor aún, termine con el ego pisoteado.

Jama una mujer me había escupido en la cara que fui su peor experiencia sexual y lo que más me cabrea es que precisamente tuvo que ser la persona con quién engendre un hijo. 

—El desayuno está listo, señor —informa uno de los reclutas cuando entro en el comedor 

—Traigan al niño —ordeno tomando asiento en mi lugar 

El chef me sirve y su ayudante acomoda el espacio para mi hijo en tanto yo recibo la llamada de mi asistente personal.

Tenía pensado desayunar con mi invitada, o mejor dicho, mi rehén, sin embargo, su insolencia me llevo cambiar de parecer, espero que el encierro le sirva de escarmiento y aprenda que mi paciencia tiene un límite que debe respetar. 

—Eso es todo hasta ahora —Sarah concluye su reporte y por tener la mente llena de pensamiento inútiles no presté atención a lo que dijo 

—Envíame un resumen detallado por escrito —determino escuchando el llanto del niño que entra al comedor en los brazos de Aldo 

—Ese es el llanto de un niño? —indaga la entrometida al otro lado del teléfono 

—Envíame el resumen cuanto antes y deja de meter tus narices donde no te llaman —la pongo en su lugar antes de cortar la llamada.

El desayuno se vuelve una pesadilla con el berrinche que le arma Kylian al chef porque no le gustan sus alimentos. Mi hombre de confianza quien ahora hace el papel de niñera le consigue un biberón y para mi tranquilidad logra que se calle por unos minutos al beberlo

Los alimentos lo mastico con amargura. Pienso en la posibilidad de llevarle la criatura a su madre para que se encargue mientras estoy fuera, pero el orgullo no me permite dar mi brazo a torcer, así que optó por dejarle la responsabilidad a mi personal de confianza.

Paso la mañana poniéndome al día con mis nuevas obligaciones como líder del territorio napolitano. Finalizada la tarde, siento la cabeza explotar con tantos pendientes y el que mi socio principal solicite una videoconferencia de emergencia no contribuye a mejorar mi mal genio en lo absoluto.

—Rinaldi, malas noticias —comienza a hablar el hombre al otro lado de la pantalla de mi auto.

Tomo una profunda bocanada de aire, buscando la calma, mientras escucho lo que tiene que decir 

—Estoy envuelto en un escándalo por infidelidad, la prensa me tiene en el ojo del huracán.

—Y eso en que me afecta?—cuestionó irritado. 

Como si fuera mi problema sus amoríos extramaritales 

—Mis asesores me recomendaron evitar los lugares públicos hasta que los rumores desaparezcan, por lo tanto, no podré asistir a la subasta organizada para el día de mañana

—Y cuál es el plan? —busco un analgésico en el compartimiento del auto y por desgracia encuentro el frasco vacío. 

—Mi hijo estará al frente dando la cara por mí.

Lo que me faltaba

—Pondrás a cargo de nuestro negocio al inexperto de tu hijo? —no puedo evitar sonar agresivo.

—Será por poco tiempo. Te aseguro que mi hijo no es tan inútil como lo pintan las malas lenguas —defiende el parásito que engendró 

—No voy a arriesgar mis inversiones confiando en un novato. Vigilaré de cerca la subasta para asegurarme de que todo marche en orden —determino no muy contento de relacionarme con el cretino de su hijo

—Me parece bien, entonces dejo todo en sus manos —se despide y antes de cortar la comunicación veo como una jovencita que no es su esposa se sienta en sus piernas y besa su cuello. 

Viejo asqueroso.

Si no fuera mi lavadora principal ya le habría dado una patada por el trasero exponiendo sus sucios secretos.

Sería la vergüenza de un país entero y la deshonra de su familia.

Quito la luz de pare en mi auto y retomo la marcha desviándome hacia una farmacia para comprar analgésicos. Desconozco lo que me espera en la fortaleza y de tan solo imaginarlo mi jaqueca empeora. 

Al llegar a mi supuesto nuevo hogar busco un minuto de silencio en la habitación del pánico. Las cámaras de vigilancia instaladas en el ala sur, muestran a Shaw y Aldo viendo dibujos animados con un Kylian entretenido en medio de ellos. 

El hecho de que un pequeño bebé tenga el poder de transformar a dos astutos asesinos en juguetes para su diversión me parece absurdo. 

Reviso las cámaras del ala norte encontrando a la madre del pequeño intentando abrir la puerta con lo que me parece es un gancho de cabello. Sonrió complacido por primera vez en el día, al ver lo frustrada que se muestra por no obtener resultados positivos.

Patea la puerta y arroja cosas en un estado de histeria. Grita lo que me parece son ofensas y curioso enciendo el audio descubriendo que son maldiciones en mi contra. Las ganas de ir allí para ponerla en su sitio me abordan, pero uso mi lado racional y termino direccionándome hacia donde se encuentra dispuesto a ejecutar un plan maestro que matará dos pájaros de un tiro. 

—Malnacido, te denunciaré y haré que te pudras en la cárcel —sus amenazas se escuchan al final del pasillo quitándole la tranquilidad al personal que custodia el lugar —. Vikingo, bastardo, devuélveme a mi hijo —más ofensa en mi contra

Irritado abro la puerta abruptamente, ocasionando que huya como una cobarde hacia la otra punta de la habitación 

—Me matarás? —intuye erróneamente, envuelta en pánico 

—Ganas no me faltan —juego con su mente 

—Te lo suplico —cae de rodillas aceptando su destino —. Has conmigo lo que quieras, pero no lastimes a Kylian 

Contengo una risa irónica

Si supiera que todo esto lo hago para proteger al niño, pero no de mis garras.

—Te voy a proponer algo y si aceptas te dejaré ver al niño —saco mi mejor carta al ver lo fácil que se me está dando la jugada 

—Haré lo que me pidas —percibo su desesperación 

—Necesito una acompañante para asistir a un evento importante el día de mañana 

—Seré tu acompañante —cae redondita en mi trampa 

—Pero necesito que mi acompañante se haga pasar por mi mujer —enmudece. La tardanza en su respuesta me hace presionar —. Si aceptas te sacaré de esta habitación y dejaré que tengas al niño por unos días

—Acepto —consigo lo que quería

—Si entiendes que debes comportarte como mi amante? —pasa saliva con dificultad

—Yo.. Lo entiendo.

—No me convence esa respuesta.

—Por qué es tan necesario que me haga pasar por tu amante? —indaga desconfiada

—Eso es asunto mío, tu solo cumple tu parte y yo cumpliré la mía, estamos?

Maldice por lo bajo.

Si las miradas matarán diría que está mujer ya me tiene sepultando.

—Haré lo que sea necesario por mi hijo, incluso si tengo que rebajarme a fingir ser tu amante —busca herirme, pero esta vez no caigo en sus provocaciones porque ya he conseguido lo que quería. 

—Bien, mañana alguien vendrá a ayudarte con tu atuendo —termino con ella y salgo satisfecho de la habitación antes de que cambie de parecer.

Para cuando llegó a mi lugar de descanso ya el dolor de cabeza ha menguado lo suficientemente como para lidiar con un bebé berrinchudo 

—Déjenme solo con el niño —le ordenó a mis dos hombres de confianza

El niño está tan concentrado en la televisión que ni nota cuando sus dos juguetes humanos se largan.

—Suficiente televisión por hoy. Es hora de dormir —apago el aparato dispuesto a enviarlo a la cama 

—Bhu-bhu Hagg —balbucea enojado palabras inentendible

—Ya es tarde, los niños deben descansar temprano para poder crecer saludable —le hablo mientras lo saco de su porta bebé 

—Bhu-bhu, bhu-bhu —continúa quejándose, pero no le permito volverme uno más de sus títeres 

—Nos iremos a la cama y no aceptaré quejas entiendes? —esta vez llora, así que cambio mi estrategia —. Bien tú ganas. Veremos TV solo por unos minutos

Tomo asiento en el sofá y vuelvo a encender el molesto aparato causando que el manipulador en mi regazo deje de llorar.

A mi costado un tazón de palomitas reposa y alcanzo algunas recordando que no he comido desde la mañana.

Los minutos pasan y la estúpida caricatura se vuelve interesante al punto de quedarme mirándola por más de una hora. Las palomitas se acaban y salgo de mi hipnotismo notando que Kylian yace profundamente dormido en mi pecho.

Me quedo un momento disfrutando de la paz que me genera tenerlo entre mis brazos sin tanto escándalo. Sus manos son sumamente pequeñas y su cabello sedoso brilla con el reflejo de la luz.

¿Me pregunto si yo me veía así de inocente cuando era niño?

Tal vez no. 

Quizá mi aspecto era monstruoso y por eso mis padres me repudiaban.

O posiblemente..

Los monstruos eran ellos que nunca supieron darme una muestra de cariño.

Al ver a mi hijo siento el deseo de darle el afecto que yo nunca tuve, pero no sé por dónde empezar, ni siquiera sé, si sea buena idea ser parte de su vida.
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Editado: 04.07.2024

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