Dulce Tortura ©

Capítulo 2


Mis músculos se negaban a moverse, estaba en una especie de shock al escuchar lo que acababa de decirme. Abrí y cerré la boca en dos ocasiones sin que de ella saliera sonido alguno al tiempo que él se alejaba con lentitud de mí.
Lo vi caminar por el pasillo despreocupadamente con un andar tranquilo, dejándome ahí sin poder articular palabra alguna.

Aquello me sonó como una especie de sentencia; sentí sus palabras no sólo como una amenaza que hace cualquier chico, sino que él lo había dicho de tal manera que de verdad me hizo creer que estaba en serios problemas.

Sacudí la cabeza y miré rápidamente mi horario, tenía química a la primera hora y yo odiaba esa materia.

Caminé con prisa hacia el tercer piso, obligando a mis piernas a moverse, llegando a mi aula en cuestión de minutos, percatándome de que se encontraba cerrada.

Solté una maldición. Me acomodé el cabello y respiré profundamente. Luego toqué con mis nudillos la puerta, esperé un momento y fue abierta por un hombre que no rebasaba los treinta.

—¿Y usted es...? —Preguntó mirando su reloj, frunciendo el ceño.

Me quedé embobada unos segundos observándolo como una idiota.
No sabía a dónde había venido a parar, que hasta mi profesor de química era realmente guapo. A pesar de ser un hombre que me llevaba por diez años, gustosa aceptaría tener una cita con él.

—Kairi Baker —dije—. Siento llegar tarde, soy nueva —añadí a manera de disculpa. 

—Ésa no es excusa, pero sólo por esta vez lo pasaré por alto —advirtió. Suspiré aliviada cuando se hizo a un lado dejándome entrar al aula—. Busque un asiento libre.

Asentí y caminé hacia el final mientras todos me observaban con curiosidad, pensé yo.
Elegí el último asiento, abrí mi mochila y saqué lo necesario para después comenzar a poner atención.

—Hola —murmuró una voz a mi lado, interrumpiendo mi tranquilidad.

Miré a la chica de ojos negros y cabello castaño que me observaba con una sonrisa amigable.

—Hola —saludé amable.

—Me llamó Criss —dijo en un susurró. Sonreí por lo bajo.

No era precisamente el mejor momento para estar haciendo amigos cuando el profesor se hallaba dando la clase y explicando esas malditas fórmulas, sin embargo, aquí estaba yo, socializando cuando debía estar poniendo atención.

—Un gusto, soy Kairi.

Ella frunció el ceño al escuchar mi nombre, no la culpaba, ya que realmente era extraño, pero en fin, culpen a mi padre.

—Bonito nombre —ahora la que frunció el ceño fui yo—, nunca lo había escuchado..., es lindo no tener un nombre común.

—Señoritas —nos llamó el profesor en manera de reprimenda.

Ambas prestamos atención y dejamos de hablar. Criss me miró de reojo y yo hice lo mismo; sonreí. Tenía la certeza de que ella y yo seríamos buenas amigas.

(*************)

Era la hora del almuerzo, mis tres primeras clases habían ido bien y para mi buena suerte, Criss estaba en la mayoría de ellas. En tan pocas horas nos habíamos vuelto amigas y es que ella tenía una facilidad para hacerme reír y a mí, me encantaba hacer amigos nuevos; ahora ambas nos dirigíamos al comedor para almorzar algo.

Entramos a aquella gran estancia repleta de alumnos que comían y se divertían disfrutando del tiempo libre que nos otorgaban. Todo era un tumulto de cuchicheos, risas y gritos, alumnos pasando de aquí para allá, mientras que yo los veía emocionada y fascinada de estar en un sitio así.

De pronto mi vista se clavó en aquel chico con el que discutí al llegar; él al sentir que lo observaba dirigió sus ojos hacia mí y me sonrió de lado mientras sus amigos, que debo decir eran igual de apuestos que él, se giraban a verme.

—Te recomiendo que te mantengas alejada de ellos — dijo Criss a mi lado, notando la dirección de mi mirada.

—¿Quiénes son? —Pregunté con suma curiosidad.

—Es el grupito de Donovan —fruncí el ceño. Con que así se llamaba el idiota—, son los más populares del colegio y no por buena fama.

—¿Ah no? —Inquirí.

—No. Ellos siempre están buscando problemas y se dice que Donovan, que de alguna forma es su líder, por decirlo así, siempre está metiéndose en peleas fuera de aquí —murmuró en voz baja pero audible. La verdad era que no me impresionaba en lo absoluto, había tratado con chicos de peor fama en Chicago, Donovan sólo sería uno más.

—Vaya..., toda una fichita —musité— Supongo que se acuesta con la mayoría de las chicas que hay aquí.

Sería algo típico, todas ellas lo miraban embobadas, buscando una atención que sorprendentemente él no les daba, sólo de vez en cuando sonreía seductor, pero nada más.

—A decir verdad, los que se acuestan con todas las chicas del colegio son sus amigos, él parece que no le interesa eso en lo más mínimo...



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En el texto hay: lobos, amorodio, celos

Editado: 16.05.2019

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