Dulce venganza

Capítulo 07

Layla mira a su esposo en completo silencio,harta de su mal carácter propuso estar el menor tiempo posible juntos,el mayor se sienta en el gran sillón blanco de la Sala y la mira de arriba a abajo.

—Me voy a mudar a la habitación de invitados,es lo mejor para continuar con esto en paz—el mayor negó riendo.

—¿Olvidaste las reglas del contrato?—la chica se queda en silencio—Layla no finjas demencia,no te quieras hacer la tonta que no te queda—La mujer dejó ir un suspiro,maldiciendo al mayor en sus adentros.

Layla no entendía mucho sobre las reglas del contrato,terminos y condiciones,ella fue obligada por su familia a firmar dicho documento sin tener la oportunidad de leer un solo párrafo de aquel papel en el que había escrito su firma,le leyeron las reglas básicas y eso fue todo.

Layla se sentó en el sillón frente a su esposo,no podía continuar de pie sin que su pierna herida le comenzara a temblar o se notara la leve hinchazón en su brazo.

—¿Puedes explicarme que tiene el mudarme a otra habitación?—la chica no entendía nada y su esposo se nagaba a dar explicaciones.

—Mi abuelo llamó y tenemos que ir a su casa esta noche—la mujer mira al hombre confundida.

—¿Y ahora que trama su abuelo?—pensó Layla mirando un punto lejano en aquella habitación.

—A las ocho tienes que estar lista—Henry se paró de su lugar abrochando su saco negro,llamando la atención de su joven esposa.

Layla abrió la boca para negarse,estaba preocupada por sus heridas,tenía miedo de que descubriesen las profundas heridas que habían sido causadas por culpa del "perfecto" magnate,pero su esposo no la dejó soltar una sola palabra.

—Ni pienses en negarte—Layla fruncio el ceño—No estas en condiciones de hacer lo que se te venga en gana—Henry sonrió de esa forma fría y única.

Se acercó a ella con lentitud sin apartar sus ojos azules de los oscuros que lo miraban con algo de temor,se agachó hasta estar a la altura de la oreja de la protagonista y soltó:

——Me perteneces Layla Miller,recuérdalo—y se alejó de ella rumbo a la puerta.

La rubia dejó ir un suspiro en cuanto su esposo abandonó la sala,lo maldijo por lo bajo y se paró con lentitud para ir a comer algo,al rato oyólas voces de sus suegros que iban entrando a la casa con una conversación a la que ella era completamente ajena.

—Buenas tardes—saludó y ambos adultos se acercaron a ella con elegancia.

—¿Como éstas? ¿Tienes síntomas de embarazo?—fue lo primero que la mujer mayor preguntó.

—Cariño,no la agobies,ella nos hará saber en cuanto este esperando a nuestro heredero—el hombre le sonrió a su fría esposa y luego volvió su vista a la pobre joven—¿No es cierto? pequeña Layla—la chica sonreía sin opciones,solo asintió.

—Si me disculpan iré a la habitación,olvidé algo—Layla no espero contestación alguna y caminó como pudo escaleras arriba.

Se dejó caer sobre su cama con cuidado,cerrando sus ojos un momento para poder despejar los dolores que sentía tanto interna como externamente,segundos después abrió los ojos mirando el blanco techo,sus ojos viajaron hasta la enorme ventana que dejaba entrar la calidad luz del sol,observó los árboles a lo lejos y como las hojas de éstos se movían libres con el viento,algunas escapando de sus ramas y sentía,se atrevía a decir,un poco de envidia de aquellas libres hojas.

No sabía en que momento se quedó dormida,pero se levantó con prisas al notar que ya había comenzado a oscurecer,Henry pronto llegaría a la casa para ir a la cena de la familia y ella no estaba lista,observó las vendas ensangrentadas en sus heridas y casi corrió hasta el baño para cambiarse antes de que su esposo llegase y notara el estado en el que se encontraba.

Henry bajó de su Audi después de estacionar en el garaje,peinó su cabello hacia atrás con los dedos de su mano izquierda mientras que con la derecha tomaba el paquete que había traído para su esposa,subió las escaleras con pereza aflojando el nudo de la corbata en su cuello y abrió la puerta de la habitación que compartían dejando la bolsa sobre la cama,buscó a la joven por los alrededores del cuatro con la mirada.

La puerta del baño se abrió dejando ver a una Layla con el cabello desordenado y los ojos algo hinchados que daban a entender que recién despertaba de una muy buena siesta.

—¡Ay que susto!—exclamó la joven llevando una de sus manos a su pecho mientras se apoyaba en uno de los tantos muebles para no perder el equilibrio.

Su esposo alzó una ceja y ella sonrió sentándose sobre la cama.

Henry se acercó a la bolsa que anteriormente había dejado sobre la cama y sacó el hermoso vestido corto que Layla en otra ocasión estaría encantada de usar pero ahora sus heridas serían demasiado notorias con eso puesto.

Después de entregar el vestido a su esposa Henry salió dejando a la joven prepararse para ir hasta la casa de su abuelo,una cena familiar a la que no estaba muy contento de asistir.

—No puedo usar eso—Layla se paró caminando hasta el armario y escogió un vestido largo y decente,le taparia hasta los pecados a la más pecaminosa de las personas.

Era un vestido que cubría uno de sus brazos,Layla agradeció que justamente fuera el brazo herido y no tendría que preocuparse tanto por como ocultarlo.

Al subir al auto de su esposo el hombre no notó que la joven no llevaba el vestido que él había escogido,Layla llevaba un tapado largo que cubría su cuerpo por completo,y Henry no preguntó el motivo de su abrigo ya que la noche estaba bastante helada.

El camino hasta la casa del abuelo de los Harper no fue muy largo,la casa de Henry quedaba a solo diez minutos de las demás mansiones de la familia,se querían tanto que sus casas estaban a solo un par de calles,Layla rodaba los ojos pensando en ello.

—Cuando lleguemos a casa del abuelo no quiero que hables si nadie te habla,no quiero que digas nada tonto y sobre todo mantente lejos de los demás hombres—Henry estacionó el Audi frente a la puerta de la mansión de su abuelo.




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