—Al fin llega la parejita feliz—Una ya conocida voz les da la bienvenida.
Henry rueda los ojos mirando al hombre frente a ellos,los ojos de su esposa se abren en sorpresa y el castaño hace una mueca de molestia mirando a aquel chico nuevamente.
Layla se sorprende al ver a Jackson en esa casa,se veía relajado y de uno de sus brazos se aferraba una mujer,se suponía que era una cena familiar y hasta donde Layla sabía Jackson y su esposo no eran familia. De todas formas la mujer no tuvo mucho tiempo de pensar en ello,Jackson fue interrumpido por la hermosa mujer que tenía a su lado que al ver a Layla saltó alegre preguntando si la mujer estaba ya esperando un hijo.
—¿Estas embarazada?—Layla se sorprendía cada día más con las personas que rodeaban a su esposo.
—¿Es que no hay nadie siquiera cercano a lo normal en esta familia?—Pensó la rubia.
Layla observó cada pequeño rasgo del rostro ajeno,nariz pequeña junto a unos ojos azules brillantes que miraban a todas partes curiosa,tenía un cutis perfecto y un cabello negro largo,muy largo. Después de estar medio minuto observando tan bello ser humano Layla reconoció que esa misma mujer era la que había visto en la última fiesta en la que estuvo,esa chica era la que se había ido con Jackson aquella noche.
Layla de todas formas no entendía la extraña pregunta que había dejado ir aquella rosada boca.
¿Quién preguntaría a una total desconocida si ya se encontraba en cinta?
La mujer solo sonrió,era todo lo que podía hacer ante aquella pregunta.
—Si tienes tanta prisa por un heredero deberías intentar quedar embarazada,tu prometido esta más que listo para hacerlo—Henry sonrió de lado mirando los azules ojos,la chica bufó.
—Odioso—susurra—Dile algo al infeliz—la chica tira del saco de Jackson con ojitos tristes.
Layla entonces entendió que aquella preciosa mujer era la prometida de Jackson,el guapo chico se encontraba atado a aquel ser humano perfecto que se posaba ante ellos.
—Ya dejen de estar tirando indirectas bien directas y vamos a la sala—Siguieron a Jackson hasta donde era el gran banquete familiar.
Layla no quería mentir pero cerca de veinte personas ocupaban aquella sala,todo estaba perfectamente limpio pero la mezcla de los perfumes caros estaba comenzando a darle náuseas.Henry pellizca las costillas de la joven disimuladamente y Layla se voltea a verlo con mala cara.
—¿Qué quieres ahora?—susurra.
—Comportate porque aunque no sean las mejores personas les debes respeto—La chica volvió su vista al frente observando cada cosa y persona en aquel lugar,ignorando al idiota de su esposo.
—¡Oh Dios mio!—una mujer algo regordeta se acercó a ellos,la joven le sonrió y Henry besó la mejilla de la señora.
—¿Como estas tía Clementina?—la rubia se tragó la carcajada mirando hacia otro lado con rapidez.
Henry la miró por el rabillo del ojo notando lo que su esposa estaba haciendo.
—Lamento no haber venido a tu boda,me hicieron llegar muy hermosos comentarios—Layla voltea a ver a la mujer.—Tu esposa es muy hermosa.
—Sí que lo és—Henry besa la suave mejilla de su esposa y sonríe a la mujer frente a ellos.
Layla lo mira sorprendida,no esperaba que ese hombre le diera un beso,que aunque fue en la mejilla para nuestra Layla había sido mágico. Estar enamorada de un egocéntrico y engreído ser humano era cosa que a la rubia no le hacia mucha gracia pero no era tan fácil borrar los sentimientos que tanto ocultaba.
—¿Y cuando planean tener hijos?—ahora era un hombre el que se acercó a ellos.
Layla se ocultó detrás de Henry,había algo extraño en él que a la joven le causó escalofríos,tal vez eran esos ojos negros como la noche observando cada detalle de su ser o la sonrisa ladina que ponía cada vez que la miraba,no lo sabía con exactitud pero no quería estar cerca de ese hombre.
—Tío Osbald—saludó Henry sin dar mucha importancia al comportamiento de su esposa.
—Bella muchachita en verdad sobrino—Una vez más el hombre de ojos frios no insistió en que la mujer saliera a saludar.
—Así és—habló con voz sería Henry.—Si nos disculpas tenemos que saludar a mis padres—tomó a su esposa de la mano y la arrastró consigo hasta donde se encontraban los señores Harper.
—Hijo,mira lo que encontré—su padre se paró de su lugar en el sillón de la Sala para ir a buscar algo a un estante.
—Cuando lo encontró se puso como loco—Habló Jackson a sus espaldas.
Su padre se acercó con una cadena de oro que tenía un precioso dije color plata en forma de reloj de arena,Layla pensó que aquel colgante era de las cosas más hermosas que había visto en su vida.
—Era de tu abuela,tu padre lo tenía tan bien guardado que había olvidado donde estaba—La seria madre de Henry habla mirando la pieza.
—Y ahora quiero que tu te encargues de cuidar de ella—su padre le entregó aquel valioso objeto y el chico sonrió por un breve segundo.
Una sonrisa que Layla jamás creyó sería posible de ver.
—A tu abuela le hubiese encantado dartela—la voz de su abuelo se oyó a sus espaldas y todos quedaron en silencio escuchando al anciano.
—Gracias—Dijo con suavidad Henry acariciando la cadena dorada.—La abuela Helena vivirá en nuestros corazones por siempre—la cadena junto a su colgante fueron guardados en su caja nuevamente.
Layla observó al hombre por varios minutos,por su mente pasó que aquel hombre frío y sin escrúpulos tenía un corazón blando cuando se trataba de su difunta abuela,al parecer la mujer había sido parte importante en su vida.
Cerca de una hora después,terminaron de presentar a varios de la familia a la nueva integrante y cada uno de ellos le preguntaba si estaba ya en espera de un hijo,también supo que los Harper tenían costumbre de ponerle nombres extraños y bastante graciosos a sus hijos.
Se sentaron en el enorme sillón de la sala,junto a ellos solo había una pareja que hablaba de negocios metidos en su mundo,Layla sentía su respiración pesada,las heridas en su cuerpo comenzaban a punzar después de un rato y no sabía cuanto tiempo más podría fingir que nada malo estaba ocurriendo con su cuerpo.
Editado: 15.10.2024