Dulce venganza

Capítulo 14

—Mejor, ya no duele tanto—una sonrisa cuadrada adornando su rostro.

—El médico dijo que tendras que quedarte un par de días aquí, lo mejor será internarse para estar seguros de que tus heridas sanen como se debe, además perdiste demasiada sangre,lo mejor es que no te sobresfuerces—la joven asiente de acuerdo.

Layla recordó las palabras de su esposo,claúsulas que no recordaba haberlas escuchado antes y le causaba terror el no saber que otras cosas había en ese contrato de las que ella no estaba enterada.

Tomó la decisión de pedir la ayuda de su única persona de confianza.

—Necesito que me ayudes con algo de información—pidió,casi suplicante.

Matías no estaba muy convencido,ya no quería que la joven se metiera en más problemas.

—Tengo que saber que es lo que escribieron con exactitud en esos contratos y hasta donde me mintieron en realidad.

Matías deja ir un suspiro,pensó en negarse,pero los ojos oscuros que lo miraban fijamente no se lo permitieron.

—De acuerdo,pero no se cuanto pueda tardar en tener la información—la chica sonrió emocionada.

—Gracias,eres el mejor—tomó su mano con fuerza y Matías le sonrió con dulzura.

—Ahora debemos dejar eso de lado,al menos por un rato—apartando un mechón de rubio cabello de el rostro ajeno,volvió a hablar.—¿Dejarás este incidente así?—la mujer se encogió de hombros.

—No se ha dado cuenta que estoy así gracias a su empujón,no creo que lo vuelva a hacer—habla Layla sin mirar a la persona frente a ella,el hombre no dejaba de mirarla con preocupación total en su mirada.

—Así empiezan—Matías se para de su silla caminando hasta la cesta de frutas.—cuando quieras acordar estarás igual nuevamente y a mí me corresponde matarlo—toma una manzana y el cuchillo para frutas.

—Que exagerado—susurra.

—Si vuelve a pasar juro que me le voy encima sin importarme nada—se sienta nuevamente,apuñalando a la pobre manzana.

—Hum,gracias—sonríe negando.

De la nada la voz de Henry retumba por toda la habitación,haciendo a ambas personas dar un pequeño salto en su lugar.

—Gracias por cuidar de ella en cuanto yo iba por algo de comer—una sonrisa algo oscura aparece en el rostro de Henry mirando fijamente en dirección a Matías,una sonrisa que al mayor le cayó como patada a la entrepierna.

—No tienes que agradecer,ella es todo para mí—los ojos de Matías miran directo a los del esposo de su prima,odiaba a ese tipo con cada célula de su ser.

Layla miraba a ambos hombres sin entender mucho de la situación,analizando con mucho cuidado a su esposo,Henry parecía algo agitado,como si hubiera corrido hasta llegar a ella o pasado por un momento algo desesperante.Matías era varios años mayor que los jóvenes esposos y Layla sonrió al darse cuenta que su primo aguantaba las ganas de tirarse sobre la yugular del hombre frente a él.

—Vine en cuanto terminé mi turno en el hospital,tu esposo cuidó de tí—Layla no podía creer las palabras que salían de la boca de su primo,le parecían una broma,un chiste por pare del mayor.

Era algo imposible que Henry se procupara por ella.

—Ahora que esta de regreso espero que te cuide bien,ya que al parecer no puede hacerlo bien en su casa.—Henry mira al mayor de pies a cabeza y hace una mueca como controlando sus ganas de darle un golpe al mayor.

Matías lo ignora voliendo su vista a la rubia acostada en la camilla,besa su frente deseando su pronta recuperación,susurrando por lo bajo que tenga cuidado y que lo mantenga al tanto de todo.

El mayor salío de la habiación bajo la mirada juzgona de digamos,su ´´cuñado´´.

—Que tipo más odioso—susurra el castaño dejando caer su cuerpo sobre el suave sillón del cuarto.

—No entiendo porque lo odias si no ha hecho nada malo en tu contra—ríe sin gracia la joven,dando un mordisco al último pedazo de manzana.

Henry no lo odiaba,como anteriormente había dicho,él no puede odiar a alguien que no conoce,simplemente Matías no le agradaba,su sonrisa y su forma de ser le parecian falsas.Henry sabía que él era alguien falso,que fingir sonrisas y ser amigo de todos era su fuerte,pero era diferente cuando se trataba de las personas mas cercanas a él,por ejemplo,sus padres,podía mentirle al mundo entero,pero no podia fingir frente a ellos.

—Olvidalo—hace una ádeman con las manos y sus ojos van directo al reloj en la pared.—¿Ya desayunaste?—la pregunta toma por sorpresa a la joven mujer que no puede evitar casi morir asfixiada por su saliva.

Henry niega parándose a su lado,ofreciendo un vaso con agua a su esposa que sin pensarlo dos veces acepta.

—Ahora contesta a mi pregunta ¿desayunaste?—la mujer niega devolviendo el vaso,mirando algo exrañada a su marido.

El hombre camina hasta una de las tantas bolsas sobre la mesa y de ella saca varios paquetes de lo que parecían ser varios postres que coloca en una de las bandejas que allí se encontraban,para a continuación ponerla sobre el regazo de la joven ya semiacostada en la cama.

Layla observó los cinco postres de diferentes sabores y colores frente a ella,sonrió inconcientemente,sonrisa que no duró más de dos segundos cuando notó lo que estaba haciendo.

Sus ojos se volvieron en dirección al hombre que nuevamente se había sentado sobre el sillón,ahora mirando su celular.

—Come,no están envenenados si eso es lo que te preocupa—Layla admite que algo parecido pasó por su mente,pero negó.

—No se me ocurrio algo como eso,pero estuviste cerca—sonríe sin gracia hacia su esposo,deja ir un suspiro.—¿por qué compraste tantos?—no sabía por cual de todos ellos comenzar.

—Creo que con solo uno quedarías con hambre—responde sin mirarla,Layla abre la boca ofendida pero observa el tamaño de los postres y prefiere no decir nada.

—Mis padres vendrán de visita en un rato,no se como te lastimaste pero diles algo fácil de entender,no quiero que crean que te golpeo o maltrato.




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