Dulce venganza

Capítulo 16

—Con respecto a eso...no tengo información alguna—la rubia rueda los ojos haciendo una mueca en dirección a su primo.—Ya debería de estar volviendo a casa,tengo turno en un par de horas—la joven asintió entregando al hombre la bandeja vacia.

El hombre se paró a unos pasos de la cama llamando la atención de Layla,el hombre no estaba muy convencido y volvió a formular aquella repetida pregunta.

—¿Tan rápido te enamoraste de él?—la joven mujer lo mira de forma tranquila pero Matías sabía lo que aquellos lindos ojos ocultaban.—está bien si no me lo quieres contar—Layla bajó la mirada,no sabía que decirle a su primo.

Después de varíos segundos en silencio se decidió a hablar.

—Nos conocimos hace diez años,es mi primer amor y aunque es cierto que en el presente solo nos vimos unas pocas veces,tenemos un pasado que al parecer solo yo recuerdo—susurra la última frase con voz apagada,Matías solo niega con la cabeza.

En ese contrato se supone que son esposos,que Henry debe cuidarla y respetarla como a una esposa,pero Matías con solo ver a Layla sabía que ese hombre volvería a herirla,tal vez no fisicamente,no descarta la posibilidad de su mente,pero sí a aquellos lindos y ocultos sentimientos de la joven en la cama que miraba sus manos perdida.

Matías estaba sorprendido sin duda alguna,pero comprendió la tolerancía de la mujer hacía ese idiota con el que la habían obligado a contraer nupcias.

Solo pudo dejar ir un suspiro en tanto se volvía a acercar a Layla.

—De acuerdo,solo recuerda el plan y la verdadera razón por la que haces todo esto—tomó las suaves manos con delicadeza entre las suyas y la joven le regaló una sonrisa.

—Seré mi verdadero yo luego de mi graduación,ya nada de fingir,sin ataduras y haciendo lo que más me hace feliz—Matías la veía muy segura de sus palabras pero la duda no saldría de su cabeza si no le daban una respuesta.

—Faltan dos meses para la gran graduación,si algo falla y tienes que renunciar al plan ¿lo harías por él?—los ojos oscuros temblaron y la boca roja no pudo soltar una respuesta clara inmediata.

No estaba segura de si alguien como Henry merecía que ella hiciera eso.

El esposo saludó a la bonita enfermera que revoloteo sus largas pestañas en su dirección,una de sus manos descansaba en el bolsillo de su pantalón y la otra mecía con cuidado una bolsa de papel.Estaba a nada de abrir la puerta de par en par pero las voces en el interior de la habitación lo hicieron detenerse en seco.

Henry observó la bolsa en su mano y se burló de sí mismo.

—No debería de preocuparme por ella,ni si mis tontas palabras le hacen algún daño...es una maldita falsa.—frunce el entecejo alejandose de ahí.

Arroja la bolsa al primer tacho de basura que se encuentra por el camino,murmurando maldiciones sube a su auto y deja caer su cabeza sobre el volante.

Deja ir un suspiro.

No sabía que le pasaba,poco debería de importarle esa mujer pero por alguna razón no dejaba de cruzarse por su mente a cada momento.

—¿Me habrá dado agua misteriosa?—se pregunta a sí mismo levantando la cabeza de golpe.

Henry niega prendiendo el vehículo,necesitaba dormir,ya comenzaba a decir mas tonterías que de costumbre.

Su atención fue robada por un hombre mayor que él saliendo del hospital,Matías iba con celular en mano y una sonrisa gigante en el rostro que parecía iluminar la cuadra completa,ese tipo no terminaba de convencerlo pero su esposa tampoco.

Soltó una risita y suspiró nuevamente.

—Me volveré completamente loco con ésta gente—lo ignora y se pone en marcha rumbo a su casa.

Layla sentía que cuando fuera momento de irse a la casa de su esposo tendría que salir rodando,las personas que venían a verla siempre traían consigo algún aperitivo para la joven,caros postres y bombones a los que la rubia no podía negarse.

—Y Jhon es magnífico en la cocina—la mujer regordeta no dejaba de hablar del chef de su casa,Layla sonreía sin decír palabra.

—Estoy segura de que no es un simple chef—pensó sin dejar de sonreír.

Varios familiares de Henry habían ido de visita ese día,demostrando lo buenas que son casi todas las mujeres de su familia para el chisme.

Layla no se quejaba,le hacían la tarde mucho menos aburrida.

Pero su esposo no pasaba tiempo con ella,llevaba tres días con este en el hospital y desde el día anterior se comportaba extraño,la ignoraba y ya no le compraba comida fresca,Matías la visitaba en sus ratos libres y le traía algo para el almuerzo.

—Iré por la tarde casi noche,padre—la voz de Henry llamó la atención de ambas mujeres y Layla se sorprendió al verlo.

Sorpresa que solo duró un par de segundos cuando la joven recordó el motivo de la visita de su esposo.

—Su tía se encuentra aquí,viene a cumplir su papel—se dijo a sí misma dando un último mordizco al durazno en sus manos.

—¿Cómo te encuentras hoy,querida?—su voz suave bailó en los oídos de la joven esposa,negó.

—Aún algo adolorida—Layla usó el mismo suave tono de voz que su esposo,la tía de Henry los observaba curiosa.

Para llevar el chisme a las demás en la familia,claro está.

Henry miraba la cuadrada sonrisa de su esposa y se acercó a su rostro con rapidez,tomaando por sorpresa a ambas mujeres,a la mayor se le escapó un gritó ahogado por sus manos,sus orejas se pusieron rojas y se paró de la silla con velocidad de rayo.

—Yo-Yo me voy yendo—tartamudea la señora casi corriendo a la salida,Henry observa por el filo del ojo la puerta y vuelve a ver a su esposa.

—Le es infiel a mi tío y aún así se averguenza con roces de los jóvenes—habla alejándose del hermoso rostro de la joven que con aquellos rojos labios lo tentaban.

—¿Cómo lo sabes?—pregunta curiosa.

—Todos en la familia lo saben,pero ella es quien más dinero tiene y mi tío se aguanta—Henry lo dice como si nada pero para Layla era algo muy triste.—Así funciona el mundo...el amor—Henry se voltea en dirección a la mesacon regalos para la joven.—Si no tienes dinero,no tienes nada—tomó un paquete de chocolates y lo abrió notando que no había nada dentro.




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