Capítulo 19

Henry termino la reunión dando un sermón a uno de sus nuevos empleados junto a una bienvenida, había prometido invitar el almuerzo a su personal y todos saltaron felices.

—¿Como se encuentra su esposa?—preguntó un anciano que llevaba más tiempo en la empresa que algunos pisos de la misma.

El castaño sonrió amable.

—Mejor,hoy le darán el alta—respondió con su voz suave.

—Espero y sea más cuidadosa la próxima vez,es muy peligroso cortarse de tal forma—el hombre caminaba a un lado de su jefe, de forma lenta y algo cansada.

—¿Ya hablaron sobre su jubilación?—pregunta Henry abriendo la puerta para que el hombre caminara fuera del edificio junto con él.

—Claro,a finales de este año ya puedo irme de vacaciones con mi hermosa Irma.—el anciano sonrió de oreja a oreja.

Henry sonrió,era bastante tierno ver los ojos brillantes del hombre al hablar de su ya fallecida esposa,estuvo casado por casi sesenta años con la misma mujer,decía amarla con toda el alma y llevarla siempre en el corazón,pero la muerte la arrebató de su lado el año pasado, el pobre hombre había sufrido en demasía su pérdida y Henry observó el comportamiento del anciano durante ese tiempo.

De ser un hombre feliz a apagarse por completo de un día a otro,ya no era el mismo, le faltaba esa parte de su vida que le otorgaba toda su alegría.

Y Henry temía algún día terminar así, enamorarse tan perdidamente,fuera de sus sentidos y no tener control de sus emociones, terminar siendo un ser que sin esa persona a su lado no vale nada, que no encuentra sentido a la vida sin su ser amado.

No soporta la sola idea de eso.

—El señor Harper es tan amable—escucha a sus espaldas.

—Y guapo—escucha otra voz y risas bajitas.

Sin prestar mucha atención continuaron con su conversación y entraron al restaurante que se posaba con orgullo a un lado del edificio de la familia.

Se detiene antes de sentarse junto a sus empleados al divisar la figura de su padre entrando por la misma puerta que minutos antes ellos habían entrado,se acercó al hombre que al verlo se asustó.

—¿Padre?—la sonrisa del hombre se veía nerviosa,Henry entrecerro los ojos sospechando de la actitud de su padre.

—¿Almorzando con el personal,hijo?—el joven asintió,su padre tiró los ojos hacia las personas que alegres leían el menú.

—Así es, luego tengo que ir por mi querida esposa al hospital—habló moviendo las pestañas con rapidez.

El hombre solo mira a su hijo seriamente,niega y vuelve a hablar.

—¿Como va tu relación con ella?—el más joven se tensa.

—Bien—susurra.—cambiando de tema, ¿qué haces aquí...sin mamá? —el hombre voltea a ver a su alrededor.

Una mujer alta y de esbelto cuerpo se aparece ante ambos hombres, Henry se vuelve en dirección a su padre y con una mano tapando su boca se acerca al oído de su progenitor.

—¿Es tu amante?—pregunta serio,el mayor niega enseguida.

—Hijo, por favor—dice.—tu madre te escucha y lo más seguro es que me deje sin mi amigo Luis—Henry distorsiona el rostro al darse cuenta de las palabras de su padre y niega.

—Señor Harper, ¿algún problema? —ambos hombres niegan en dirección a la bella mujer.

—Rosemary, él es mi hijo Henry—lo presenta el mayor, el castaño extiende su mano hacia la rubia—Henry, ella es Rosemary, la nueva socia de Harper Enterprise.

—¿No debería de encargase de esto el abuelo?—susurra el castaño en dirección a su padre.

—Estaba ocupado—el menor asiente sin dar más vueltas.

Que su padre engañara a su queridisima esposa era algo imposible... ¿verdad?

Cuarenta minutos después su celular vibró en el bolsillo interno de su saco azul oscuro, al estar solo en la sala de juntas atendió el aparato sin mucha prisa.

—¿Hola?—no se había tomado la molestia de observar el número que la pantalla marcaba antes de atender.

—Señor Harper,el procedimiento a su esposa se llevará a cabo en veinte minutos. —saltó de su lugar.

—Estaré ahí en un momento—después de responder colgó la llamada.

Sonrió de lado caminando hasta su oficina, se detuvo frente al escritorio de su secretaria que conversaba con alegría junto a otra joven de bonita figura.

—Cancela todas mis citas de hoy—la mujer sin una sola pregunta asintió.

Todos estaban bastante acostumbrados a Henry Harper y estaban más que seguros que el próximo heredero de la fortuna de su abuelo sería él. Obviamente los de afuera no tenían idea alguna de las tontas reglas que habían puesto los ancianos para conceder la herencia.

Henry entró a su oficina tomando las llaves de su auto para poder ir rápidamente al hospital, deseaba ver la cara de su esposa al verlo ahí, que se sintiera incómoda con su presencia. Pero al mismo tiempo deseaba muy en el interior que la mujer fuera diferente,pero sabía que eso era imposible, Layla era una caza fortunas como todas las mujeres que se le acercaban.

Solo que ella había logrado convencer a todos de casarlos.

—¿A dónde vas con tanta prisa?—pregunta una voz a sus espaldas haciendo al castaño detener su paso.

—Tengo asuntos que atender, no puedo jugar contigo ahora—se volvió en dirección a la azabache, que con el ceño fruncido se había acercado a él.

—No estoy aquí para jugar, idiota—la voz de su prima lo irritaba.—vine solo a dar la bienvenida al nuevo personal, después de todo me verán dando vueltas todo el tiempo por aquí—sonrió con una perfecta hilera de dientes.

Henry rueda los ojos.

—A como van las cosas con tu prometido, lo dudo. —los ojos de la joven temblaron al recordar a Jackson y mordió su labio inferior.

Una vez más perdía ante ese energúmeno.

—Ahora, si me disculpas,tengo algo importante—sonrió alejándose de la joven que moviendo su larga melena negra hizo pucheros.

—¡Ya verás Henry! —se escuchó la voz chillona a lo lejos.

Henry subió al ascensor dejando ir un suspiro, estaba bastante cansado del comportamiento de las personas a su alrededor. Parecía que solo vivían para competir contra él o estar detrás oliendole el culo. Henry sacudió su cabello, desarmando su perfecto peinado,apoyó la frente sobre el volante y respiró profundo antes de abrochar su cinturón para por fin conducir hasta el hospital.