Henry observaba el paisaje a través de la ventana de su oficina,sin pensar en nada,no quería hacerlo,oía las voces de sus subordinados a lo lejos,algunos gritos y risas se escuchaban de vez en cuando. La imagen de su esposa se hacía presente en su mente en algunos momentos,los ojos negros llenos de lágrimas,suplicantes,pidiendo por su ayuda y él simplemente no podía creen en ella,no quería confiar en alguien como ella.
Tocaron a su puerta.
—Señor Harper—la voz suave de su secretaria se oyó.—Ya van a ser las seis, ¿necesita algo antes de irme?—el hombre se volvió a verla.
—¿Ya?—observó el reloj de pared detrás de la mujer.—Está bien Martina,puedes volver—La mujer le sonrió y cerró la puerta a sus espaldas.
Henry dejó ir un suspiro y tomó su abrigo de la silla giratoria detrás de su escritorio,se colocó el saco,era hora de ir a ver a su esposa. Camino por los pasillo de la empresa saludando a algunos empleados que se encontraban con él en el camino,subió a su auto y condujo con cuidado hasta el hospital.
Al llegar se encontró con su esposa dormida en la cama de su habitación en aquel lugar,tenía las mejillas algo coloradas,una venda en su brazo izquierdo y respiraba con total tranquiludad gracias a los anestésicos que aún seguían en su sistema.
—Eres tan hermosa cuando no estas gritando o llamando la atención—susurra apartando un rebelde mechón rubio del pálido rostro.
La puerta fue golpeada para a los segundos ser abierta por un doctor,el hombre al ver a Henry sonrió.
—Todo está hecho,dentro de un par de semanas tiene que venir a hacerse un exámen y sabremos si funcionó o no,ya saben que esto no es cien por cien acertado.—el castaño observó a su esposa un rato,y agradeció al médico.
El doctor salió de la habitación dando indicación de que en cuanto la mujer despertara ya podían irse. La puerta se abrió de golpe y un Matías rojo debido a la prisa se presentó ante Henry,el esposo de la mujer sobre la camilla giró los ojos.
—Nuevamente tú—susurró por lo bajo.
Matías lo ignoró acercándose a su prima.
—No tienen que firmar nada al salir de aquí,ya todo esta pago y en orden—habla Henry en dirección al hombre.
—¿No llevarás a tu esposa a casa?—pregunta serio el mayor.
—Tengo cosas más importantes que hacer.
Es lo último que Henry dice antes de salir por aquella puerta,Matías niega observando la blanca puerta que se cerraba con lentitud,volvió su vista a la joven en la camilla,su rostro lucia relajado y tranquilo,sonrió.
—Lamento que tengas que pasar por todo esto—dejó un ligero beso sobre la suave frente de su prima y se sentó a su lado en la silla,esperando a que despierte y poder llevarla a casa.
Layla despertó,su actitud era extraña y Matías fue lo primero que notó en la joven. Quería preguntar pero prefirió guardar silencio,lo menos que deseaba era hacer sentir a la pobre chica incómoda.
—Vamos,te llevaré a casa—Tomó el bolso con ropa de la joven y la Bolsa de papel con medicamentos para la misma.
—Llevame al restaurante,quedé de ver a Jackson en el Palace hace horas—el mayor asintió siguiendo a la rubia.
En el camino Matías quiso saber que pensaba Layla pero la mujer no soltó palabra alguna y él no insistió más,sabía hasta que punto molestar con sus preguntas y como psicólogo sabía que no estaba bien insistir cuando la otra parte no quería hablar.
Cuando Jackson vió a la joven entrar por la puerta del restaurante se quejó como un niño pequeño,Layla se disculpó sentándose en la silla frente a él,un mesero se acercó a ellos para saber lo que iban a ordenar pero la rubia no tenía apetito,gracias a su esposo el vacío en su estómago persistía en quedarse con ella.
—Llevo horas esperando por tí—volvió a quejarse el de hermosos rulos.—Por un momento pensé que me habías dejado plantado—sus ojos miraron un punto fijo a la nada,como en shock.
Layla creyó que Jackson era muy exagerado.
—Lo lamento—suspiró.—Te lo voy a compensar en algún momento—la rubia no dió más explicación,no le contaría a él sobre el martirio al que su esposo la arrojó.
Jackson notó el comportamiento de la joven frente a él,parecía alguien diferente a la Layla que conoció hace nada,parecía tener un objetivo en mente y no pararía hasta lograrlo.
Sonriendo de lado habló.
—¿Quieres saber sobre el acuerdo?—la rubia asintió.
Jackson creía las palabras de Layla,conocía muy bien a la familia Harper y sabía hasta donde llegarían para tener el control de todos a su alrededor.
—Henry no creé en mis palabras—Layla miraba al hombre frente a ella que escuchaba atento cada una de sus palabras.
—Lo sé,los Harper son una familia cerrada que no les importa nada más que ellos mismos—lo que salía de la boca del rubio era cierto,Layla vivió el tiempo suficiente con ellos para saber cómo se comportaba y pensaba cada uno.
Pero admitía que fue tonta y bajó sus escudos,confío como idiota y sin poder darle tiempo a nada ya estaba en tal situación enfermiza, y estaba segura de que era completamente ilegal lo que habían hecho para con ella.
Mirando los ojos del hombre frente a ella dejó ir un suspiro pesado,Jackson le habló sobre la inseminación artificial a la que había sido sometida hace solo unas horas,las formas de enterarse sobre esa parte del acuerdo la habían dejado más lastimada,no sólo físicamente sino mentalmente,la joven se sentía inestable en esos momentos.
Dejó que Jackson hablara sobre esa parte del contrato sin interrupciones,sin decir una palabra de lo que ya sabía y había pasado.
Cuando el hombre termino ella no dudó un segundo en preguntar sobre la misteriosa mujer de la fotografía en la habitación de su esposo.
—¿Quién es ella exactamente?—pregunta bebiendo del vaso con agua que descansaba en sus manos.
Jackson asintió antes de dejar salir su voz.
—Ella es alguien muy importante en la vida de Henry,es de una familia muy importante y heredera de miles de millones de dólares—el hombre revolvió su café mirando el fondo de el mismo.
Editado: 15.10.2024