Dulce venganza

Capítulo 23

Layla llamó a su primo en cuanto entró a la casa y subió las escaleras,la voz de Matías se oyó a la perfección desde el otro lado.

—Vistete de etiqueta,te veo en casa de nuestro abuelo—fue lo primero y único que dijo la mujer antes de colgar.

Matías emocionado hizo caso sin chistar,él también deseaba ver las caras de sus abuelos y demás familiares al ver a la bella mujer caminando empoderada hacía todos ellos,Layla siempre pasó desapercibida en la familia y ahora venía con todas para callar bocas y destapar verdades.

Al abrir la puerta de la habitación que compartían con Henry la rubia se sorprendió un poco al verlo,no se esperaba ver a su esposo en casa a decir verdad,el hombre se encontraba sentado sobre la cama con un semblante serio que a la joven esposa la hizo temblar internamente. Sus ojos negros miraron directo a aquellos azules que no mostraban nada más que repudio hacia la persona frente a ellos.

—¿Donde estabas?—pregunta siguiendo con la mirada a su esposa que caminaba segura hasta su guardarropa.

—Fuí a comer—habló sin mirarlo,buscando en medio de toda esa ropa un vestido en específico.

—¿Con quién?—volvió a interrogar.

Layla no iba a mentir,no tenía porque hacerlo.

—Con Jackson—sonrió de lado al encontrar la prenda.

—¿Con Jackson? Sabes que puedes comer o irte a la mierda con quien se te antoje pero no con ese bastardo—la voz de Henry comenzó a elevarse y Layla se volvió a verlo como vestido en mano.

—¿Por qué? ¿Tienes miedo de algo?—pregunta desafiante.

El hombre ríe sin gracia y se acerca a su esposa.

—Él no es un buen hombre,cuando menos te lo esperes te va a traicionar—la rubia distorsiona su rostro sin poder creer las palabras que soltaba tal hipócrita.

—Antes de hablar de alguién de esa manera primero debemos vernos en un espejo—habla la mujer dando un paso más cerca de ese hombre arrogante.

Henry largó una carcajada.

—¿Qué es lo que hice de malo?—pregunta serio.—Toda mi vida he sido una buena persona,la que debería de cuestionarse es otra—Layla ofendida se aleja de él camino al baño.

—El señor inocente,maldito infeliz—susurra cerrando la puerta con fuerza a sus espaldas.

Henry se vuelve a sentar sobre la cama mirando la puerta por la que su esposa huyó de su campo de visión,al minuto la puerta fue abierta y Layla salió con cara de pocos amigos,caminando directo al guardarropa una vez más,sin volverse a ver al hombre sobre la cama. La bella mujer sacó su ropa interior y volteando volvió al baño,Henry negó sacando su celular y recostando su cuerpo sobre la mullida cama.

Luego de unos cuarenta minutos Layla salió del baño,vestida con aquél vestido corto que Henry le regaló la última vez pero no pudo usar y su esposo quedó deslumbrado,la rubia se veía despampanante con aquella prenda.

Henry no lo iba a admitir pero su esposa era una verdadera belleza y por su mente cruzó que si ella no tuviera el macabro plan de quedarse con todo,tal vez solo tal vez,podrían llegar a algo.

Sacudió la cabeza sentándose nuevamente y preguntó.

—¿A donde vas?—la rubia se volvió a verlo mientras se ponía sus tacones rojos.

Se acercó a él tomando el celular de sus manos,marcó su número y le dijo a su esposo con voz firme que saldría a casa de su abuelo,tenían una fiesta y no sabía con exactitud a que hora regresaría pero que tenía su número por si la extrañaba.

Henry la mira sin expresión alguna.

—Prefiero morir ahogado antes de pasar más tiempo contigo—le sonríe de lado y la joven simplemente lo ignora.

Antes de cruzar la puerta Layla se detiene,cambiando de opinión al ver la sonrisa de su marido. La pensó mejor y se volvió hacia él,Henry confundido la miraba algo nervioso,su esposa lo tomó de un brazo y lo arrastró hasta el baño.

—Irás conmigo.

—¿Por qué? ¿dime una buena razón para ir contigo?—se cruzó de brazos apoyándose en el marco de la puerta.

—Eres mi esposo,casi olvido que hay que mantener las buenas apariencias—le sonríe de forma dulce a su esposo.

Ambos estaban por explotar gracias a las palabras y muecas del contrario,Layla sentía la rabia hervir en su interior al verle la cara a ese hombre frente a ella,para ella era bastante doloroso ver a su esposo después de lo que le hizo,lo que él junto a su familia le hicieron.

—Te espero abajo—dijo antes de dar media vuelta y salir del cuarto.

—¿De cuando aquí ella es la que me da órdenes?—pregunta al aire el castaño.

Henry tomó una toalla limpia de su guardarropa y se metió a la ducha sin dar más vueltas al asunto,no iba a chistar demasiado,para él era algo bueno conocer de donde venía su esposa y que mejor que ir directo a aquella casa en la que creció.

Media hora después ambos estaban prontos,Layla algo cansada tomó su abrigo y su cartera,siguiendo a su esposo fuera de la mansión. Henry paró en seco en su lugar haciendo que su esposa chocara de cara con su espalda,la rubia fruncio el ceño y largó un pequeño quejido que hizo gracia a su esposo.

—Lo siento,creí haber olvidado mi celular—habló burlón Henry volviendo a caminar.

La rubia lo mira mal y cierra la puerta con llave,su esposo abrió la puerta del lado de el conductor pero Layla se paró frente a la puerta,Henry negó al entender lo que su esposa quería,el no podía permitir que su esposa condujera su preciado automóvil,estaba seguro de que ella era una loca al volante.

—Dame la llave—los ojos firmes junto con su voz hicieron que Henry lo hiciera.

Se subió maldiciendo a medio pueblo en el lado de acompañante,abrochando su cinturón de seguridad y rezando por su vida,su esposa conducía en silencio,concentrada.

Henry la observó en silencio,aún tenía varios morados en su cuerpo y con ese vestido corto se podían notar con claridad,tenía varias cicatrices apenas notorias gracias a las heridas en su pierna,su brazo estaba mejor pero las cicatrices de ahí eran algo más notorias,dejó ir un suspiro.




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