Dulce venganza

Capítulo 24

Henry odiaba admitirlo pero el comportamiento de su esposa le daba curiosidad,porque a pesar de siempre estar a la defensiva e insultar hasta a sus antepasados,la joven mujer no caminaba ni hablaba con la misma confianza y planeación como en esos momentos. Henry pensó que Layla era más interesante de esta manera,parecía decidida y que nada ni nadie podría tirarla para abajo.

Al llegar bajaron del auto y Layla trancando las puertas observó las ventanas de la casa,sonrió acercándose a su marido fingiendo ser la esposa perfecta en un matrimonio perfecto,arregló la corbata del traje de Henry y susurró con rapidez.

—Necesito que me ayudes—el castaño la mira confundido.—bésame—los ojos azules fueron abiertos en sorpresa,no se esperaba que su esposa pidiera algo así.

—¿Qué? estas loca,no lo haré—La rubia rueda los ojos pensando que Henry es un idiota que no puede entender nada.

—Mi familia está toda expectante a vernos llegar como un matrimonio feliz,entonces haces tú parte como yo hasta ahora hice la mía—la voz y sonrisa de la joven lo hicieron al hombre aceptar.

Se acercó aún más a la mujer y colocó sus manos en la delgada cintura que recibió el toqué con un pequeño e imperceptible escalofrío que recorrió la espalda de la joven.Layla creyó que era el miedo por lo que había pasado más temprano ese día,Henry tragó mirando a su esposa,los ojos negros no dejaban de mirarlo de aquella extraña manera,una forma que no entendía,que no podía descifrar y lo ponían nervioso.

Los brazos de la rubia se engancharon a su cuello y la respiración de ambos comenzó a mezclarse,ambos estaban más que seguros de que besarse era una locura pero Layla sabía muy bien la clase de familia que tenía.

—No pienses y solo hazlo—susurra la rubia a milimetros de los labios ajenos.

Escucharon la puerta siendo abierta y Layla se vuelve hacía ella de forma inconciente,Henry simplemente deja ir un suspiro antes de tomar a su esposa del brazo haciendo que sus cuerpos no tengan ni un centimetro de distancia,su mano libre se aferró a la nuca de la mujer y sus labios se unieron,un beso suave,era un beso lleno de sentimientos que con lentitud los hacía experimentar toda clase de emociones,emociones que ambos se negaban a querer sentir por distintas razones.

Henry fue el primero en separarse,algo aturdido por lo que acababa de hacer observó a su alrededor,la puerta se encontraba cerrada y cuando debería estar oyendo voces procedentes de la casa a unos metros de ellos lo único que podia oír eran los fuertes latidos de su corazón.

Layla dejó una marca de su labial rojo cereza en el cuello de la blanca camisa de su esposo,el hombre la mira con el ceño fruncido,enojado por su camisa y las extrañas emociones que esta nueva faceta de su esposa le estaban provocando.

—Gracias y te compensaré en otro momento por tu ropa—el hombre solo asiente siguiendo a la rubia.

—Oye—llama la atención de su esposa, Layla se vuelve a verlo subiendo el primer escalón que daba a la puerta principal de la casa.

Henry se acercó a ella y con su dedo pulgar limpió un poco del labial corrido de su boca,la rubia sintió la sangre acumularse en sus majillas y bajó la mirada,la había tomado desprevenida,tomó el pequeño espejo de su bolso y limpió su labial colocando rápidamente uno nuevo,se volvió a su esposo y limpió la perfecta boca de Henry sin cuidado alguno,el hombre se quejó y ella lo ignoró abriendo la puerta.

La atención cayó por completo sobre ellos y el castaño sonrió al notar el nerviosismo en la mujer a su lado,aún había algo de esa Layla timida a la que estaba algo acostumbrado,pensó en que su esposa debería de ser actriz,estaba seguro de que tendría el éxito asegurado.

—Layla,te ves tan hermosa como siempre—su abuela se acercó a ella con una enorme sonrisa,una sonrisa de más fingida.—Henry,querido ¿Layla se comporta como buena esposa?—la rubia observa a su esposo expectante a su respuesta.

Sabiendo que las palabras que su esposo iba a soltar serían aquellas que su abuela tanto deseaba escuchar.

—La crió muy bien,es una esposa respetuosa y maravillosa en todos los sentidos—el castaño guiñó un ojo en dirección a la anciana y luego volvió su mirada a la mujer a su lado.

Layla hizo una mueca apretando la mano ajena con fuerza,Henry dejó escapar un gemido de dolor que supo disimular muy bien,la rubia le sonrió con los ojos cerrados,su esposo solo quería abandonarla e irse,estar rodeado de esa gente lo hacía sentir extraño.

—Iré a ver al abuelo,con su permiso—Layla se soltó de su marido para ir en busca de su abuelo.

Henry hizo una mueca viendo la espalda de su esposa,varias mujeres comenzaron a rodearlo,quiso salir corriendo pero solo pudo sonreir amable,solo le quedaba fingir estar a gusto con todos ellos,como toda su vida.

Layla encontró a su abuelo leyendo unos documentos en su despacho,el hombre al verla sonrió invitandola a tomar asiento frente a él.

—Quiero ver el convenio,los cambios que tiene el contrato—su abuelo la observó en silencio.

Henry logró liberarse de aquel montón de señoras que le hacían preguntas y tocaban su perfecto ser,se encontraba paseando por la mansión cuando un enorme cuadro llamó en total su atención,mejor dicho su atención fue robada por cierta joven en aquella fotografía de la familia Miller.

El hombre trató de observar los rasgos de la joven pero era imposible verla con claridad,casi todo su rostro se encontraba cubierto por la mano de uno de los chicos en aquella foto.

Curioso preguntó a la persona a su lado,un señor alto de bigote.

—¿Quién es la joven de aquí?—señaló cual niño pequeño y la persona observó el cuadro un par de segundos antes de responder.

—Creo que es Layla—Henry se sorpendió por la respuesta,la chica de la fotografía no daba la misma sensación que su esposa al verla.

—¿Seguro? no se parece mucho a mi esposa—el familiar de Layla sonrió.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.