Dulce venganza

Capítulo 61

Jackson observaba de lejos a su esposa, la morocha hablaba con alegría a la joven frente a ella, tenía una de sus manos apoyadas sobre su abultado vientre y la otra sostenía su espalda, Jackson sonreía de lado, perdido en la belleza de su esposa, su corazón se llenaba al ver la familia que habían formado, no fue fácil en un inicio pero juntos lograron ser felices.

Se acercó a las bellas mujeres que reían hablando de cosas triviales y la niña en sus brazos sonrió a la castaña que la volvió a ver con ojos dulces. Layla recordó a su pequeña niña, no se parecían en nada pero al verla se le vino la imágen de su hija a la cabeza, agachó la mirada pensando en como estarían los pequeños, trataría de salir un rato para llamar a Matías y saber sobre ellos más tarde.

—Entonces, ¿cuando regresaste?—pregunta Jackson llamando su atención.

—Hace un par de días, todo está bastante... ¿cambiado? —se abrazó a si misma.

—¿Hablas de las personas a tu alrededor o de "esa" persona en específico? —Jackson parecía ver a través de ella, no entendía como lo hacía pero siempre daba en el punto.

—Solo algunas personas terminaron siendo bastante diferente a lo esperado. —caminaron hasta la salida de forma tranquila, dejando a los niños con sus abuelos y madre.

—Henry es uno de ellos ¿verdad? —Layla lo volvió a ver.

—En realidad iba a decir que tú, pero sí, no esperé que se volviera tan tranquilo, es como ver a alguien nuevo, completamente diferente. —Layla admitía sentir confusión, se fue dejando a un hombre que, ella creía, jamás cambiaría y volvió encontrando a un ser amoroso y que sonreía con dulzura a los más pequeños.

—Ser padre fue algo que hizo a su mundo dar un giro de cuatrocientos veinte grados, en cuanto tuvo al niño en sus brazos todo cambió.—La castaña escuchaba atenta. —No tengo demasiada información, pero dicen que hubo un tiempo en el que no podían hablar con él, creo que fue durante tu desaparición, estaba tan vulnerable que tuvieron que encerrarlo un tiempo. —Layla abrió los ojos en sorpresa.

—No creí que el irme le hubiera afectado de esa forma. —tomó asiento en una de las bancas del jardín, su cara demostraba las diferentes emociones que en su interior se formaban.

—No llegué a verlo así, lastimosamente. —ríe Jackson, la castaña se vuelve a verlo. —En fin, tiempo después de dió a conocer el embarazo de Lucille, dieron cuentas y resultaba estar en cinta antes que Tiana, fue un embarazo fuera del matrimonio por lo que no contaba en el contrato pero decidimos darles su parte correspondiente a Henry y pues a su ahora esposa. —Jackson fruncio los labios. —El niño nació poco después de que ellos se casaran y Henry no pudo estar más feliz, desde ese momento parece que cambiaron de personalidad.

—Lucille siempre fue una perra, lo ocultó muy bien durante bastante tiempo pero todo tiene un límite y ella ya lo sobrepasó.

—ciertamente, su inteligencia le jugó en contra varias veces, competir contra tí no le resultó nada fácil.

—Le dejé el camino libre, si hubiera peleado de verdad ella no estaría parada junto a él en estos momentos.

—Sigues teniendo las respuestas perfectas en la punta de la lengua. —Jackson sonrió y Layla se encogió de hombros. —Hazte a un lado, déjame disfrutar del paisaje un rato.

Se sentó a un lado de Layla, observando el bonito cielo, las estrellas brillaban con intensidad y se reflejaban en sus ojos de una forma increíble, la luna era la protagonista esa noche, brillaba con fuerza y su forma de luna llena era perfecta. Los árboles y flores del jardín eran de perfectos tonos cálidos que hacían del ambiente aún más agradable, era invierno pero la noche se dejaba para estar observando el cielo estrellado en aquel Banco.

Layla respiró profundo, cerró los ojos y sonrió levemente,se permitió relajarse un momento, el bullicio de la fiesta pasó a segundo o tercer plano, ya no podía oír más nada que no fuese el suave sonido del cantar de los grillos y el agua de la fuente que se encontraba a unos metros de donde se encontraban, se volvió a ver al hombre sentado a su lado, de cierta forma Jackson le recordaba a su padre, si te enfocabas seriamente en él podías ver hasta un leve parecido físico. Layla negó divertida, asoció sus pensamientos al lindo momento que Jackson la estaba haciendo pasar, sin preguntas incómodas ni miradas extrañas, simplemente le hacia compañia a una vieja conocida.

Jackson sonrió ampliamente, antes de hablar con voz suave.

—Me alegra que hayas regresado, las cosas se pondrán más interesantes por aquí, la familia Harper se muestra muy tranquila pero dentro de esas paredes les tiembla el alma.

Esas palabras hicieron feliz a la mujer, le alegraba inmensamente que los Harper supieran con quien estaban jugando, su rival estaba dentro de la familia y no podrían acabar con el tan fácilmente.

—Será mejor regresar a la fiesta, estos son más que rápidos para inventar rumores. —el hombre asintió, la castaña tenía razón, esa familia no tardaría en armar un completo lío si tardaban más de la cuenta.

Volvían a la casa cuando el celular de Layla sonó, la castaña se disculpó pidiendo a Jackson que se adelantara. El nombre de Matías apareció en la pantalla y no tardó en responder, el corazón se aceleró de forma preocupante, su respiración se volvió pesada e inconscientemente rezó por sus hijos.

—¿Hola? ¿Qué sucede? —preguntó.

—Lo siento, —fue lo primero que escuchó —no pude impedirlo. —su cuerpo entero tembló y su corazón dolió.

Se dió media vuelta, corriendo con desespero hasta la salida más cercana, temblando y con el alma en la garganta, deseando que todo sea una pesadilla, unos brazos la detuvieron tomándola de la cintura a solo dos pasos de la salida, sus ojos desesperados se encontraron con los azules de su ex esposo y las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas, se soltó con desespero más Henry la sostenía con fuerza.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.