Dulcemente Locas

Capítulo 5

THEODORE

 

— Acabo de caer en cuenta que no soy tolerante al alcohol ¿Ya lo sabias Thed?— mi mejor amigo me miró con esos malditos ojos azules tratando de dilatarlos para verse "tierno".

— ¿En serio? No me había dado cuenta, por algo no vomitaste en mi auto.

Max se removió en mi sofá, de mi departamento, el cual yo pagué y el indigente viene todas las noches para desorganizar (más de lo que ya está) mi hogar y acabar con mis suministros cuidadosamente guardados en la despensa.

— Te dije que dejaras de lado los resentimientos, ayer tiraste el pastel de boda de tú hermana y yo no andaba llorando como bebé.

— Cállate— me levanté del sofá hacia mi habitación para cambiarme de ropa y ponerme un guayabera blanca con un pantaloneta—. ¿Dónde dijiste que será la odisea?

Puso sus ojos en blanco.

— ¡Ya te dije mil veces condenado que es en la playa!

Y así fui a darme una ducha rápida totalmente desmotivado.

Han pasado años desde la última vez que pise una fiesta en la playa, he madurado lo suficiente para saber que a mi edad, ya no es necesario disfrutar de esa forma tan desenfrenada de mi juventud, me basta con ir a cualquier lugar decente para encontrar a una mujer ordinaria dispuesta a pasar solamente una noche conmigo.

— Max ¿Cómo supiste de ésta fiesta?

Cerró la puerta del auto con fuerza y terminó de abrochar su cinturón, seguía esperando una respuesta.

— En un grupo de Instagram— levantó ambos hombros como si no importara.

— No me mientas baboso.

— Bien, bien, Tamara la amiga de Miranda me invitó.

Técnicamente no respondió a mi pregunta.

— ¿No sabes quiénes son?

Negué.

Aproveche que el semáforo se tornó rojo y frené.

— Mmm vaya, y pensar que estas encaprichado con la otra chica— pasé mis dedos entre mi cabello ¿A qué se refería?

— De verdad que no entiendo cómo es que tú padre te va a ceder la empresa— suspiró—. Miranda es la chica que te sacó el dedo de la mitad, la dama de honor de Liz, la cachetona.

Ya todo tenía sentido. Tiene hasta bonito nombre la condenada.

Tan solo pensar en cómo se fue ésta mañana insultando a mi parte viril me causó demasiada gracia, bueno, luego de dejarme en shock porque nadie me trata así.

— Por favor, ni la busques para pelear, sabes cómo es esa mujer Thed— mordí mi labio, uff toda una fiera—. Pierdo mi saliva advirtiéndote, descarado.

La música electrónica ya empezaba a retumbar. Estacioné mi auto en la parte más segura, bajo la vista de unos niñatos. ¡JA! admiren mi bello auto, sé que es hermoso mi bebé.

— Buscaré a cachetes— tarde, Max ya se estaba metiendo entre la multitud.

Acomodé mi guayabera y metí mis manos en los bolsillos de mi pantaloneta, hora de comenzar la travesía en busca de esa cachetona.

¿Cómo se supone que debo comportarme en este tipo de fiesta? no es que esté viejo, tengo 29 años y me gradué de la universidad hace años, no puedo creer que no sepa cómo comportarme en esto si antes mantenía en estas, claro antes de que aquello llegara y se esfumara en mi vida. A ver, supongo que lo correcto será llegar a la barra y tomarme un trago, de ahí iría a buscar a cachetes, algo bastante ingenuo viendo la cantidad de gente que hay aquí.

— ¿Desea algo caballero?— el barman limpio el mesón con un trapo.

Asentí—. Dame un doble de whisky.

Esperé unos cuantos minutos y ya tenía una copa en mis manos una bebida que generaba ardor al primer trago, luego te acostumbras y más aún cuando tú vicio es tomar uno cada mañana.

Bailé ligeramente con la copa en mi mano hasta internarme en la multitud que se movía al tic tac del Dj en turno, muy buenas mezclas. Tiré la copa al suelo una vez vacía y deje que las personas me arrastraran con ellas en sus bailes.

El olor a sudor, marihuana y algo más me llegaron a las fosas nasales, la mayoría de chicas llevaban bikini y una cerveza entre sus dedos, el Dj estaba en lo alto en una tarima concentrado en lo que hacía, todos saltaban según se marcaba el ritmo y las manos de casi la mayoría estaban arriba.

Las luces se apagaron y todo quedó en silencio.

¿Ya había terminado?

Unas manos tocaron mi cuerpo y se adueñaron de mi espalda, bueno, si no encontraba a cachetes, por lo menos la pasaría bien. Subí mis manos hasta la cintura de la joven y las deslice hasta llegar a la curvatura de su trasero. Aprobada, ella sí que tiene lo suyo.

Me acerqué más a su rostro y pegué mi boca a la de ella, primero inicie un beso casto y a medida que el calor se expandía por mi cuerpo lo profundice hasta meter mi lengua a su boca.

— ¡TURN UP THE SPEAKERS!— gritaron en coro, las luces volvieron aún más brillantes iluminando todo, la pantalla se tornó fluorescente y la imagen luego se acoplo al mismo color. Me despegue de la chica para ver su rostro, la oscuridad no me lo permitía.




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