—¡Dios! ¿Por qué mi suerte es tan mala?. —Callie Evans quiso refunfuñar ante su malísima suerte. Tras hacer contacto visual con las últimas personas en el mundo que ansiaba ver.
Y ambos se acercaban con grandes sonrisas hacia ella.
Con cautela y presunción, retrocedió suavemente algunos pasos. Queriendo poner más distancia de por medio. Miro a su alrededor de manera inquisitiva, buscando una salvación.
¿Cómo cojones saldría de esa situación?
En ese momento quería volverse invisible ante la mirada de los halcones. Pero sobre todo, salir ilesa.
Y entonces sucedió, su nombre saliendo entre chillidos de la boca de una víbora. Con el suficiente veneno para matar a todo el planeta. —¡Callie! ¡Hermosa! ¡Me alegra tanto volver a verte! ¡No puedo con la emoción!.
Al hacer contacto visual con ella, se vió obligada a inclinarse para recibir un sonoro beso en su mejilla, y abrazo que dejó sin aire sus pulmones. Aunque eso no significaba nada para una de las sociaelité rica y malcriada, siendo exactos, para Ginny Bradford. Su antigua compañera de universidad y ex amiga.
La tensión pudo ser percepcible en el momento en que Fred se inclino a saludarla de manera sonriente, usando sus manos de la forma mas inapropiada, para un hombre con pareja.
Frederik Myers Lancelot, el futuro descendiente de una de las fortunas más viejas de Estado, y poseedor de una arrogancia en extremo para demostrarlo.
Él y Ginny estaban comprometidos, pero lo más incómodo de la situación era que... también fue su prometido.
No hay que malinterpretar la situación. Callie había aprendido muy bien la leccion.
No confiar tu corazón a los hombres.
Especialmente a los de la misma clase que Fred.
Hace algunos años atrás, mientras ella se mataba trabajando y estudiando para obtener su título y un nombre en la comunidad de diseño y administración. Su ex prometido en conjunto con la mujer parada frente a ella, trabajan duro, mutuamente, cada noche en los dormitorios, durante mucho más meses de los que alguna vez se atrevieron a confesar.
Cada episodio de aquel momento le importaba una mierda ahora. Aunque su depresión por haber perdido a dos de las personas más importantes de su vida, le había costado una depresión y varias terapias recuperativas.
Al final supo una cosa, no encajaba en ese mundo. Fred y Ginny eran la pareja ideal a sus ojos, ambos con grandes fondos monetarios de respaldo desde su nacimiento, una arrogancia innata y una disposición a realizar lo que les plazca.
Callie no tenía nada de eso. Junto a su hermana Joey, habían sido criadas por sus abuelos, después de que sus padres tuvieran un accidente que les cobró la vida. Nunca hubo fondo fiduciario, por lo que tuvieron que quebrarse la espalda trabajando, cabía decir que ambas estaban acostumbradas, vivir en el medio oeste significaba trabajos arduos y pesados en las granjas, un desafío que sus abuelos y los pocos trabajadores en el rancho tenían día con día.
—¿Que haces aquí?. —Callie volvió a la realidad al escuchar la voz de Fred.
¿Serán tan imbéciles? pensó.
Ella miro entre los árboles la pancarta colgante, y levantó su mano para señalarla.
—Organización benéfica a favor de animales abandonados... Uhh. —hizo una pausa para encontrar las palabras adecuadas—. ¿No estamos todos por la misma razón?.
—¡Claro que sí, tonta!. —Ginny exclamó en su dirección, soltando una risa sarcástica.
Tontos serán ellos, murmuró en su mente.
—Mis padres nos pidieron que los representamos en este evento. —continuo bajando la mirada hasta la gatita en sus brazos—. Compramos este gato hace algunos minutos.
—¿Acabas de comprarlo? ¿Tu tía no tiene un albergue con muchos de ellos?.
—Si, pero combina con mi abrigo. Ya sabes cómo soy... con ella obtengo el look perfecto.
Paso con delicadeza la mano por su cabello, seguía preguntándose cómo había soportado la voz chillona de Ginny durante tanto tiempo, si pudiera añadir extras a su currículum, diría que tiene el récord por escuchar voces chillonas.
Ella se sobresalto al sentir un lenguetazo en su pierna derecha. Mientras que Ginny jadeo cuando el perro se acostaba en los pies de Callie.
—¿Que es eso?. —dijo Ginny.
—Un perro. —respondió Callie, encogiéndose de hombros.
—¡Ya lo sé! ¿Por qué babea tanto? ¿Está enfermo?
—Es mi perra Kira. No te preocupes, babea cuando está feliz de encontrar conocidos. —jalo un poco la correa para
que se levantará, y al hacerlo, planeo una respuesta inteligente—. ¡Saluda Kira! Se buena chica para mamá.
Siguiendo las órdenes de su dueña, Kira prosiguió a realizar un saludo perruno adecuado. Lamidas en su pies, manos y rodillas, que posteriormente se convirtió en un intento de besar a Ginny en la cara.
—Es tan linda. —Callie sintió una satisfacción al ver cómo Kira había acallado los chillidos de Ginny—. Umm... es dulce... Pero ¿Puedes llamarla?... contigo, cariño.
—Kira, ven acá. —hizo una pausa, queriendo reírse cuando Kira no quería alejarse de Ginny—. Parece amarte, Ginny. —espero unos segundos hasta que su mascota se situo de nuevo a su lado—. Fue un gusto volver a verlos, pero estoy en el evento por parte de la empresa en que trabajo, y tengo que ir y socializar con los invitados.
Era una mentira Intermedia. No tenía que socializar con nadie por la empresa, pero si era una manera de alejarse de ellos, la tomaría con gusto. Había decidido asistir al evento para poder agregar otra impresión a la lista de Blackstone industries.
—No es necesario que tengas que irte, Callie. —Ginny hizo un ademán desinteresado—. Estás socializando con nosotros. —suspiró dramáticamente tomando del brazo a su prometido—. Cuéntanos, Callie. ¿Cómo estás?... ¿Sales con alguien?.