A la mañana siguiente, Grant fue el primero en abrir los ojos y ser golpeado por la claridad de la luz de sol. Y luego, por la incómodad de estar en una cama de aire.
Kira había dejado sola a su dueña, y en algún intervalo de la noche, se las apiño para acostarse con él en la pequeña cama, creando una posición incómoda y una inclinación en el colchón.
Por un segundo, extraño su cama matrimonial, cara y cómoda.
Pero al levantarse y ver a Callie dormida y extendida, olvidó todo pensamiento de extrañeza, y su pecho desnudo se sintió caliente y apretado ante lo que miraba.
Cabello desordenado.
Labios entreabiertos.
Las sábanas estaban apiladas a un lado, dejando a Callie solo en el delgado camisón que había decidido ponerse para dormir.
Pero este se había subido hasta su cintura, revelando una simple braga blanca con una delgada tela de encaje.
Callie era una chica especial, no cabía duda que entre más tiempo pasaba juntos, se cautivaba un poco mas de ella.
Su entrepierna estaba cobrando vida, y tras varios minutos de verla, maldijo entre dientes para evitar despertarla y que viera lo descortés que había sido.
No soy un pervertido, repitió en su cabeza mientras se daba la vuelta y caminaba a la ducha.
Solo esperaba que la ducha fría calmara sus pensamientos, y rezaba por qué eso también calmara al mounstro entre sus pantalones.
Con los sentidos desorientados, Callie despertó plácida y en el cielo por la suavidad de la cama que habia sido la mejor sensación en todo su largo historial, y por primera vez, se sentía más tranquila y despreocupada con su vida.
Se sentó en la cama, estirando sus brazos para ubicarse en la habitación de Grant.
Volteo la cabeza para observar hacia el lado donde estuvo el colchón de aire, pero lo encontró vacío.
Agudizó el oído para escuchar algún sonido en el armario o el baño, pero todo a su alrededor estaba sumida en el silencio.
Dispuesta a levantarse, ella fue por las sábanas para quitarlas.
Para su sorpresa, estás se encontraban apiñadas a un costado.
Bajo la mirada a sus muslos, dónde se deslumbraba el contorno de su braga con encaje. Haciéndole escapar un jadeo lleno de vergüenza.
Grant la miró semi desnuda.
Probablemente fue lo primero que observo cuando abrió los ojos.
—Callypso. —gimió para si misma.
Sentía sus mejillas calientes, tanto que el rubor se estaba extendiendo hasta sus orejas.
Podía catalogar a Grant como un caballero de brillante armadura. Lo demostraba con sus acciones.
El modo en el que le había ofrecido su cama, mientras él dormía en el piso.
Su manera desinteresada de hacer las cosas, lo volvía dulce y jodidamente atractivo.
Solo con el pensamiento, un gran sonrisa se extendía en el rostro de Callie. Por qué no podía faltar la más grande de las razones.
El que defendiera su honor en una gran artimaña que poco a poco lo estaba alcanzando.
Se encaminó rápidamente al baño, para darse una ducha y arreglar su cabello hecho una maraña.
Su ropa estaba en el primer espacio del armario. Por lo que se dispuso a hurgar en busca de alguna prenda decente, por qué no daría la caminata de la vergüenza en diminutas fachas.
Talvez sonaba dramática, pero sus pensamientos se dirigían a ella semi desnuda y bajo la intensa mirada de Grant.
Levantó la mirada para dirigirse al espejo, y ver su reflejo sobre el mismo.
Pero su cuerpo quedó estaico ante lo que miraba.
¿Que era todo eso?.
Largas perchas de artículos caros y preciosos colgaban en el lado izquierda del inmenso armario.
Ropa, zapatos y accesorios... Probablemente no había nada femenino que no estuviera almacenado en armario.
Observó de manera cautelosa esas prendas, y luego las cosas de Grant.
¿Vive otra mujer aquí?.
La ira probablemente no existía en el sistema de Callie.
Hasta ahora.
Apretó fuertemente sus puños ante el mero pensamiento.
¿Estaba siendo engañada?.
La ropa podía ser de alguna novia furtiva.
—No voy a ser las tercera en discordia. —murmuró girando sobre sus pies para empezar a caminar rumbo a la sala, o donde quiera que Grant se encontrase—. ¿Grant?. —lo llamó.
Al no recibir una respuesta, camino hasta la cocina, dislumbrando una hoja sobre la isla.
No quise despertarte, espero llegar antes de que leas esto. Voy por nuestro desayuno.
:)
Al terminar de leer la nota, la puerta principal se abrió, y Grant no tardó en aparecer con Kira y una bolsa con el desayuno.
—Buenos días. —exclamó con una gran sonrisa, que rápidamente se desvaneció al ver el semblante tenso y serio de Callie—. ¿Pasa algo?.
—No voy a ser la segunda mujer... —Callie apretó los labios—. Aunque sea de manera falsa.
—¿De que hablas?. —inquirió Grant, frunciendo el entrecejo. Sin entender lo que hablaba.
—De la ropa femenina que tienes en el armario. —ella se cruzó de brazos—. ¿Que vas a decir al respecto?, ¿O tu novia?...
Grant levantó la mano para parar su bulimia de frases despectivas y llenas de ira. —Aqui no hay nadie más que tú... y Kira.
—Sigo sin creer eso, Grant. ¿Por qué me sigues la corriente?, ¿Es una broma para tí?.