Se sentía bien.
Por lo menos, desde el punto de vista de Grant. El tener acurrucada a Callie era una sensación completamente distinta al resto, como si estuviera destinada a estar allí.
Aunque para ella, posiblemente pensara que es Kira a la que abraza como un panda a su árbol.
Pero esperaba que ella estuviera en la misma sintonía cuando despertara.
Por qué tal vez... Su situación podría ser más que una artimaña.
Eso se decía a si mismo cuando cada acción que ella realizaba iba profundizando más sus sentimientos.
Grant estaba enamorado de Callie.
Pero antes de empezar a admitirlo en voz alta, necesitaba ganársela, y para ello, tendría que usar todo su armamento.
No era una tarea fácil.
Callie era especial, y con altas paredes que impedían que cualquier desconocido intentara hacerle daño.
Y lo entendía.
Quien no lo haría después de semejante engaño. La mayoría de personas a quienes les ofreció su confianza terminaron acabandola. Además, había sufrido la perdida de sus padres a tan temprana edad.
Los obstáculos eran difíciles, y lo primero que tenía que hacer era mostrarle que él no iba a causarle ningún daño, no terminaría destruyéndola de una forma u otra.
En cierto modo, sentía que el desafío había sido creado para él, y que saldría victorioso.
Y con ello, se aseguraría de obtener una boda, en lugar de una despedida.
Callie se removió, estando casi a horcajadas sobre Grant. Quien olvidó todo pensamiento ó acción coherente debido a la fricción de sus cuerpos.
Lo peor de todo es que su entrepierna estaba reaccionando, y contra todo pronóstico, los movimientos de Callie no hacían nada para amenorarlo.
No era algo nuevo.
¡Diablos!, Desde que Callie había entrado a su vida nada había vuelto a ser lo mismo.
Y debido a eso, ni con los pensamientos más normales, podía evitar el creciente apéndice entre sus piernas.
Callie no estaba al tanto del sufrimiento diario de Grant, hasta ahora que sus cuerpos reposaban tan cerca, haciendo imposible algún movimiento sin generar fricción.
Grant aspiró una larga bocanada de aire, comprobando si Callie todavía estaba dormida. Agradeció internamente al escuchar su respiración suave, por qué necesitaba salir de la cama de forma rápida y silenciosa.
Por qué si Callie se despertara, probablemente no le gustaría el saludo de buenos que la recibiría.
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Al escuchar la puerta de la habitación cerrarse. Callie abrió los ojos y respiró profundamente, por qué ya no podía seguir aguantando un segundo más con la respiración lenta y pacífica.
Pero era bastante obvio que no iba a abrir los ojos en una situación bastante comprometedora con Grant.
Durante la noche y sin ser conciente de lo que hacía, cruzó la línea divisora en la cama y se acurrucó sobre él.
Ella también había estado despierta, talvez el mismo tiempo que Grant.
Su labio inferior ardia por la presión que le hizo con los dientes, para evitar emitir algún sonido. Y ahora que Grant no estaba en su perímetro, se permitía reunir sus pensamientos.
No debería haberse sorprendido al sentir como el cuerpo de Grant había reaccionado a su cercanía, pero claramente todo en Grant era generoso y de proporciones épicas.
Pero además de eso, se sentío segura, una sensación que no sabía que anhelaba hasta que Grant la sostuvo la mayor parte de la noche entre sus brazos.
¿Cómo iba a enfrentarlo cuando volviera?.
Sin imaginar tantas... cosas.
¿Cómo iba a sobrevivir a todas las sensaciones que la estaban atravesando?.
El resto de los días iba a ser largo, caótico, y lleno de muchos problemas.
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El desayuno y el viaje al trabajo fue tranquilo. Por lo menos, eso era lo que manos querían demostrar queriendo centrarse en sus móviles. La verdad era que cada uno estaba perdido en sus pensamientos, realizando de forma robótica sus rutinas.
Los cafés, el beso y la despedida en la que se prometían volver a verse en el almuerzo.
Solo que está vez, Callie declinó la petición de Grant. El día anterior no pudo ponerse al día con su propuesta, y nada iba según lo planeado.
Está vez, Grant accedió a darle el espacio y la concentración que ella necesitaba. Por lo que los nuevos planes implicaban una cena y quizá películas.
Algo que la tenía deseando que se llegará la hora de salida.
Debido a la lluvia de mini reuniones con los miembros de su equipo, la mañana había transcurrido rápidamente.
Minutos después de las doce del mediodía, Grant salió del elevador e ingresó a su oficina, dejando el almuerzo sobre la mesa. Él no extendió la conversación, se limitó a intercambiar algunas palabras, besar su cabeza diciéndole lo que tenían pendiente para la tarde y que no olvidara comer su almuerzo.
Todo es parte del espectáculo, se repitió Callie internamente dejándose caer en su silla.
Pero no había terceros a quien impresionar.
Solo ella.
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