Dulces Secretos

Capítulo 1.

— Tu deber como hija es hacer este tipo de cosas, hermanita. – Su expresión de burla está empezando a molestar.

— ¡¿Pero porque tu no lo haces también?! No entiendo. – Respondí ya frustrada – No llevo ni cuatro meses viviendo lejos de mamá, y ya quiere que pase un fin de semana en la casa, tú la conoces mejor que nadie, y sabes que esto es con dobles intenciones.

—No exageres tanto hermanita, se siente sola ya que te fuiste también de la casa. – Si no quita su expresión de burla, juro que se la quitare a golpes.

— No estoy exagerando Ioset. – Bueno un poquito sí.

Ella no se puede sentir sola, esta con papá, y tú sabes que esto es una estrategia, primero será solo por este fin de semana, luego va a querer que sea una semana, hasta que valla extendiendo los días y terminaré mudada de nuevo a casa de mis padres.

El me miro con fastidio, mientras yo hago mi berrinche.

— ¿Y qué quieres que yo haga? – Que vengas conmigo hermanito, no es tan difícil deducirlo, ¿o sí?

» No pienso ir contigo, al menos no a quedarme, mucho me costó pasar esa etapa, amo a mi madre, pero si me quedo a dormir en esa casa tendré que hacerlo por toda mi vida. – Respondió con voz firme. – Sabes que a mi si tiene con qué manipularme. – Lana, por supuesto...

— Como si te importara mucho Lana — Puede que no me importe pero igual no pienso ir, puedo apostar que eso es lo que está pensando. – Hermanito... Tú mismo lo dijiste ya pasaste por esa etapa, lo mínimo que podrías hacer es ayudarme a mi hacerlo.

» ¿O es que acaso ya no me amas? – Hice un puchero mientras sentí mis ojos cristalizarse, si lo se eso se llama manipulación, pero mi madre me enseño hacerlo para utilizarlo en contra de mi padre.

— Ni pienses que voy a caer en eso, yo estaba en el momento que mi madre te enseño eso.

– No me acordaba.

» No es justo. – Me deja caer en el sofá con el ceño fruncido, mientras él se ríe de mi actitud. – Esto va a ser todo los fines de semanas, no puedo salir a divertirme si estoy haya...

- Hagamos algo. – Me interrumpió y hay supe que lo había convencido. – Vamos con los chicos al club, mañana te vas a la casa de nuestros padre pasas el fin de semana con mamá, y si por alguna razón el otro fin de semana te quiere secuestrar otra vez, yo voy a interceder por ti, para que puedas quedarte aquí y hacer lo que se te venga en gana. – No es exactamente lo que tenía en mente pero funciona.

— ¿Estás hablando enserio? – Lo mire de manera desconfiada.

— ¿Cuándo te he fallado? – ¿Enserio me está haciendo esta pregunta? Ahora mismo es una buena respuesta imbécil. – No me respondas, mejor cámbiate que los chicos van a pasar por nosotros en media hora.

— Por favor báñate. – Dije en tono de súplica. – Vamos a sudar, es lo mínimo que podrías hacer.

— ¿Esta insinuando que huelo mal? – ¿Tengo que responder a eso? Bueno realmente no huele mal, Ioset casi no suda, casi... Por muy pocas veces suele oler mal; pero es no es excusa para evitar bañarse, al ver que tarde en responder decidió hablar. – Para tu información yo me bañe ayer por la tarde... – Ayer por la tarde, Enserio.

— ¿Cómo Lana está contigo, si tú no te bañas? – Pregunte desconcertada. – Dios ¿Cómo puedes tener a media universidad detrás de ti? Las chicas de ahora tienen grandes problemas psicológicos y muy bajas expectativas con los hombres.

— No exageres. – Me respondió fastidiado. – No soy tan cochino, como tú crees, ya me iba a bañar.

Si claro y yo nací ayer, rodé los ojos por mi pensamiento y me levante del sofá.

» Y además estoy buenísimo, me bañe o no, Lana al igual que cualquier otra chica, tiene suerte de tenerme a su lado. – Ok me cae mal Lana, pero tu ego esta demasiado elevado hermanito.

— Me voy a alistar. – Me acerque a él, y le bese la mejilla. – No te enojes. – Le dije al darme cuenta que tenía los brazos cruzados y un adorable puchero,  mi hermano mayor se comporta como si tuviera cinco años y es adorable. – Te bañes o no... Siempre serás mi dopamina.

— Y tu mi serotonina. – Le sonreí y seguí mi camino.

Entre a la alcoba y me dirigí al closet, Para sacar un vestido verde oliva ceñido que me llega unos cuatro dedos a arriba de las rodillas, con un solo tiro y con una abertura en la pierna derecha, lo coloque en la cama y a su lado un bolso de mano negro con unos tacones de aguja color negro.

Me ducho y me cambió, solo aplico me labial color carmesí, no suelo usar maquillaje, no he tenido la necesidad de utilizarlo, mi piel es lo suficientemente bonita para no tener que necesitarlo.

Cuando salgo a la sala encuentro a los chicos conversando, Jacob se encuentra de pie, recostado contra la pared, embelesado en el celular, el color rubio oxigenado de su cabello, hacen resaltar sus ojos avellanas, es muy guapo en realidad, sus facciones nos son muy masculinas, se pueden decir que llegan a ser delicadas, ósea la nariz perfectamente perfilada y esos hoyuelos le darían a entender a todos que es un niño bueno.

—Estoy a punto de meterme a heterosexual, por ti muñeca, estas preciosa. – Dijo llamando la atención de mi hermano y Jasón que se encuentran sentados en el sofá.

Sin duda alguna, de vista es idéntica, a su hermano gemelo, pero siempre lo diferenciamos ya que sus personalidades son muy diferentes al igual que sus gustos.

Si no fuera por eso, hasta yo me metería con él, a diferencia de Jasón el carece de musculatura, tal vez por esa razón se ve tan tierno.

—Gracias cariño, tú también estas guapísimo. – Me fije en Jasón, el llevaba un polo rojo y pantalones negros y botas del mismo color, a diferencia de su hermano, el mantiene su color de cabello natural, un castaño oscuro realmente hermoso, pero aun así me gusta más el hermano gay.

— Nos vamos, la noche es joven pero no lo suficiente.

— Por supuesto,  preciosa. – Jasón me giño el ojo, e Ioset lo fulmino con la mirada.



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En el texto hay: novelajuvenil, policias, amor

Editado: 22.09.2021

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