Dulces Tentaciones

Prohibido II (Final)

ADARA

Empujo su cuerpo en la primera pared que me encuentro, presionando mis labios a los suyo, quien sorprendido me corresponde.

— No debiste venir aquí, es muy tarde y peligroso para ti y más si mi esposa está arriba dormida.- dice al tomar aire luego del beso.

— Más peligroso es que no me cojas esta noche.- susurró en sus labios, bajando una mano hacia el bulto que tiene debajo de su pantalón de pijama.— Además, me importa una mierda tu mujer.

Máximo ríe, correspondiéndome el beso una vez más.

Acaricio su polla ya más que lista para follarme, como me gusta, besando su cuello y pecho descubierto.

— Aquí no, nos puede oír y ver.- murmuró él, mirando hacia la escalera que se encontraba en frente de nosotros.

— ¿Y?, no me importa si nos ve.

— Pero…

— Sh…- pongo uno de mis dedos en sus labios.

— Disfrutemos el momento.

Nuestro beso se intensifica al pasar de los segundos, subiendo la calentura de nuestros cuerpos y la humedad de mi coño, pegándose mis bragas en mi coño, debido a la humedad.

Beso, su cuello y pecho, bajando poco a poco, hasta llegar al frente de la polla más deliciosa que he podido probar.

Elevo mi mirada, sonriéndole coquetamente y ser correspondida por él, quien pasa su dedo pulgar por mis labios y chuparlo sin quitar mi mirada de él.

Bajo su pantalón junto a su bóxer, saliendo su polla de los pantalones y posarse en mi cara, quien gustosa lo disfrutaba.

La tomo en mis manos, oyendo un gruñido de placer por parte de él.

— ¿Puedo chupar la polla de papi?.- pregunto coquetamente besando ligeramente la piel de su polla, caliente y venosa.

— Toda tuya mi amor.- respondió, tomándome de mi nuca y llevarme hacia su polla.

Y como si de una paleta se tratara, la tomó en mi boca, tragándomela entera, haciendo el bombeo correspondiente.

Máximo, aguanta sus gruñidos, apretando la mandíbula para no gemir fuertemente, echando la cabeza hacia atrás, disfrutando de la mamada que le daba.

Saco su polla de mi boca, subiendo y bajando mi mano en este y escupir en la cabeza de su polla, ya brillante gracias a mi saliva.

Golpeo su polla en mi lengua y la vuelvo a meter entera en mi boca, succionándolo por completo, oyéndose el famoso “Pop” al sacarlo y volverlo a meter constantemente.

Me encantaba su polla, hasta perder la cuenta de las veces que se lo he hecho saber.

— Tragátela toda.- ordenó él, moviendo su cadera y tomarme del cabello y meter más su polla, pasando por mi garganta, una y otra vez.

Ya estaba empapada y mojada, metiendo mi mano entre mis bragas y masturbarme, frotando mi clítoris sin parar.

Saco su polla de mi boca, bajando hasta sus bolas, besándolas y chupándola sin dejar de masturbarlo con la otra mano.

Las lágrimas caían, pues la falta de aire y la presión de su polla en mi garganta, me pasaban factura, pero no me importaba.

El morbo de ser descubiertos por su esposa, me encantaba, pues lo prohibido era la mejor cosa que podía existir y más con un adonis quien disfruta como se lo mamo sin control.

— ¿Te gusta?.- pregunto, volviendo a meterme su polla a la boca.

— Me fascina…- susurró, dejándose llevar.

Sabía que estaba a punto, preparándome para recibirlo en mi boca.

Abriendo y sacando mi lengua hacia afuera sin dejar de masturbarlo y venirme en mi boca fuertemente, soltando un gruñido que causo eco por toda la casa.

Bajo su mirada lasciva, me trago su semen caliente, mi leche favorita que viene de la polla deliciosa de mi hombre.

— Mi amor…- susurró, ayudándome a levantarme y besarme sin importarle que hace algunos segundos se derramó en mi boca.

— Boquita sucia…- gruñe, para luego pegarme en sus labios en un sonoro y húmedo beso.

— Boquita que te encanta.- respondo.

Máximo ríe y se siente en las escaleras en donde lo llevaba hacia las habitaciones de arriba, en donde su esposa frígida se encontraba.

Él me mira que lo detalló perfectamente, golpeando sus piernas y liarme en el camino.

Camino lentamente, quitándome el vestido y las bragas, quedando solamente en tacones altos, estando totalmente expuesta y lista para él.

Máximo se acariciaba la polla, mirándome descaradamente.

— Monta a papi, nena.

— No sé montar a papi…- digo, fingiendo inocencia en donde no lo había.

— No te preocupes, papi te enseñará.- respondió.

Camino lento y sensual hacia él, quedando frente a frente y ser tomada por él rápidamente.

Abiertas de piernas sobre él, estando completamente mojada y ansiosa por tenerlo dentro de mí.




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