Reminder:
Adaptación por Alexa Bauder
Basado en el dorama Boys Over Flowers (Corea)
éste a su vez, basado en el manga Hana Yori Dango de Yōko Kami
Candy contó todo lo sucedido a Lena, quien pacientemente le escuchó no sin las propias interrupciones de Terry, quien tuvo que soportar estoicamente revivir los hechos. Lena tomaba agraciadamente de la taza de café porque según ella, detestaba el té, eso, sin soltar el sable de luz que le confería un poder sobre Terry. “Jedi” le decía cada que quería y de no ser porque el tema era delicado, Candy podía habérsele escapado alguna risilla. Al poco rato llegaron Archie, Stear y Anthony para cenar deliciosamente y festejar la llegada de la extraña tía.
—El Joven amo no tiene apetito —anunció el Mayordomo, aunque desde las escaleras se escuchó al propio Terry.
—¡No es que no tenga hambre, me rehúso! —Lena puso los ojos en blanco y con todo pulmón reprochó:
—¡Da igual, un día sin cena no te va a matar! —regresó su sonrisa a sus invitados de honor, como dijo. — Pues entonces, sin rabietas en la mesa, brindemos, porque mañana nos espera un gran día.
—¿Qué gran día? —preguntó Archie con las copas de sidra autorizadas por la mayor.
—¿Ustedes están de acuerdo con todo este embrollo? —no sabían que contestar en específico.
—Yo solo sé que no quiero que haya un rompimiento en el F4—fue el deseo de Stear.
—Yo tampoco, —siguió Archie— sin embargo, comprendo a Terry. —miró disimuladamente a Anthony que suspiró mirando el plato. —Aunque, ha sido demasiado duro.
—¿Y tú que dices, Candy?
—Yo no quiero que rompan, ni que Anthony sea expulsado de ningún lugar.
—¿Anthony?
—Candy no debe pagar por mi error.
—Pues ya está resuelto, cada uno a su manera ha expresado que esta situación es una estupidez, así que vamos a darle un arreglo.
—¿Y cómo vas a logar eso?
—Ya verás, Archie. Coman, van a necesitar mucha fuerza, y hoy tenemos ventaja, ya que Terry se ha puesto a huelga de hambre, pues que coma orgullo. ¡Salud!
—Salud… —respondieron todos, desconcertados.
Esto sucedía mientras que, en el piso de arriba, un estómago estaba a punto de comerse a su dueño por el apetito.
Candy no comprendía el interés de Lena por solucionar todo esto, y Lena pudo leerlo en su mirada, en su timidez, cuando se despidieron esa tarde.
—Te preguntas quién rayos soy yo para ayudarte, ¿no? —Candy asintió— Soy alguien que quiere ver feliz a Terry y no quiero por nada del mundo que pierda a sus amigos. ¿Sabes lo difícil que es para alguien como nosotros obtenerlos? No te imaginas. ¿Conociste a la “Duquesa” que tiene por madre? —dijo esto dándole el aire de sarcasmo al título, graciosamente.
—Sí, la conozco.
—Pues ya habrás sentido el frío que emana, no es personal, oh, claro que no; pero ella tiene la firme y errónea idea de que alguien de la realeza no necesita de amigos. Necesita de contactos, de intereses. Vaya mentalidad, lo sé. —aceptó el absurdo, pero no de acuerdo. —Pero yo estoy aquí para que Terry pueda tener lo que cualquier chico se merece. Gracias a ti puedo ver a un sobrino más humano, estoy enterada de lo que ha pasado los últimos días, y me has dejado en claro que tu intención no fue lastimarlo.
—No fue intención —repitió.
—Y si la amistad es importante, el amor es una necesidad.
—¿Cómo?
—Tu solo sigue la corriente. Nos vemos mañana.
Necesitamos hablar, por favor.
Terry recibió el mensaje de Anthony en su celular cuando escuchó que todos se retiraban y ahora se encontraba en la sala privada de cine de la Mansión Grandchester. Delgado y alto, Anthony estaba recargado con las manos en los bolsillos en uno de los pilares romanos que lucía el lugar, con toda la suntuosidad que merecía tal testigo de infancias y adolescencias. Al fondo, Back to the future se proyectaba, Michel J. Fox gritaba por la supuesta muerte del “Doc”.
—¿Cuántas veces hemos visto esta película? Al menos quince veces, desde que Lena nos la puso a los cuatro. —Terry guardó silencio a distancia volteando a ver ahora a la escena, Michael se montaba al DeLorean desesperado, huyendo. —Te pido disculpas por lo que pasó. Pero…
—¿Te atreves a decir un Pero? —Interrumpió el heredero a un ducado, con la frialdad que le caracterizaba.
—Pero, te pido que la dejes ir.
—Dejar ir a Candy… Y ¿por qué tendría que ser así, que harás si no?
—La cuidaré, de todas formas.
—Iniciaste bien eso, ¿no? —ambos no se habían mirado, fue hasta ese instante en que Anthony giró a él.
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Editado: 04.03.2022