Dulces y Narcisos
Adaptación por Alexa Bauder
Basado en el dorama Boys Over Flowers (Corea)
éste a su vez, basado en el manga Hana Yori Dango de Yōko Kamio
Candy no entendía el repentino cambio de opinión en Annie respecto a Archie. Ahora la observaba alistarse ilusionada para una cita acordada. Prometía ser una velada especial, usaba los pendientes de su madre y él pasó puntual por ella, desplegando todos los encantos de los cuáles era conocedor.
Archie abrió la puerta del copiloto a su amiga, se despidió de ellos en la entrada de la casa, Casanova le guiñó a modo de respuesta, contento de llevarse a Annie de ahí. No, esto no podía estar pasando. ¿Y si Annie caía en sus redes irremediablemente? Todos sabían que, para él, ninguna chica podía ser tomada en serio y ahora, ¿se atrevía a ilusionar a Annie? ¿Dónde había quedado la sensatez de Brriter?
—¿Estás nerviosa? —preguntó Archie, ella negó, pero también mentía. —Como queremos que esto salga muy bien, no te diré a dónde vamos. Será como una cita de verdad.
Annie recordó que las demás no lo habían sido, se parecían, pero los términos eran claros, eran solo amigos que salían y, al fin y al cabo, ella no perdía nada. Ni siquiera la había besado, jamás. Bueno, solo una vez estuvo muy apunto, pero había sido un error. Aclaró la garganta, volviendo a concentrarse en el momento.
—De acuerdo, yo te sigo.
Y por seguro que Annie conocía a su amiga, sabría que vendría en su rescate si algo iba mal, pero debía tener un cómplice y ese no podía ser Anthony, el resto de F4 prometieron no estar disponibles para ella, era un trabajo del cual solo Terry debía encargase, aunque no tuviera conocimiento de ello. Cuando este respondió a Candy, no hubo pérdida de tiempo, en pocos minutos llegó a ella.
—Hola pecosa. —Saludó en una sonrisa, pero ella estaba demasiado apurada para hacerlo con un beso. Además, eso estaba prohibido, ni siquiera se había permitido estar a solas con él, pero esto era una emergencia.
—¡Vamos! Solo podremos alcanzarlos en el restaurante, después les perderemos la vista, no sabemos qué esté planeando Archie.
—¿No crees que Annie ya está bastante grandecita para cuidarse sola?
—No cuando se trata del Casanova Cornwell. Sobre todo, él.
—Mi amigo no es una mala persona.
—Ya lo sé, pero también se lo que Annie siente por él, y no sabemos si Archie esté consciente de eso.
Terry estuvo de acuerdo en ese punto. Arrancaron en mitad de la noche. No le hubo gustado que él no fuera la primera opción para esta misión, pero Candy le recordó el acuerdo. Nada de verse a escondidas.
—¿Cómo van los preparativos de la boda? —Soltó su pecosa, a lo que, a él, los ojos se le encendieron. No le ponía de nada de humor ese tema, pero había de hablar.
—No lo digas así. —pero ella esperó respuesta. —Por ahora no podemos hacer mucho, más que ganar tiempo. Papá… —Negó, Candy lo miró conducir, el ceño fruncido sin ánimos de completar la frase. Entendió que lo mejor era no presionarlo. —¿Por qué no le has dicho nada a Karen? —Esta vez, Terry quiso saberlo.
Candy también negó, asustada.
—Si esto se va a solucionar, no veo el caso. No quiero ponerla en una situación embarazosa ahora que estamos haciendo amistad.
Llegaron al restaurante, uno demasiado elegante para permitir a Candy pasar con los zapatos deportivos, pero Terry los solucionó con algunos billetes para que les dieran una mesa discreta, desde ahí, podrían vigilar a la pareja. Candy se ocultó tras la carpeta del menú, Terry rio levemente.
—Aunque te escondieras, tus rizos te delatan.
—Deja de criticar mis rizos y concéntrate.
—Bueno, al menos déjalos cenar. No va a pasar nada por unas cuantas entradas y una botella de vino.
—¿Vino? —Candy se estiró al ver la botella que descorcharon en presencia de Annie y Archie. —¡Annie no debe beber!
—Sshh, calma, Candy, es solo para acompañar la cena, no es una niña. Archie sabe lo que hace, no haría algo indebido.
En vista de su sosiego, Terry ordenó para los dos, ya que estaba con ella, debía aprovechar el momento, aunque ahora le hicieran de vigilantes de tórtolos. Era como matar en dos tiros al pájaro. ¿O cómo era?
A unas mesas de ellos, Archie sonrió a su compañera galantemente, alzando su copa.
—Por el éxito de nuestro plan.
—¿Ya están aquí? Oh, sí, ya los vi. —Lo acompañó, más en el primer sorbo de su bebida, carraspeó.
—No tienes que tomártelo todo, sigues teniendo la copa de agua. Solo disfruta el momento.
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Editado: 04.03.2022