Dulces y Narcisos

Capítulo XXVIII: Intervención

Dulces y Narcisos

Adaptación por Alexa Bauder
Basado en el dorama Boys Over Flowers (Corea)
éste a su vez, basado en el manga Hana Yori Dango de Yōko Kamio

 

Capítulo XXVIII

Intervención


 

Candy se levantó de su asiento al ver a Terry atravesar la puerta de su habitación; pero en su expresión, no había algo en concreto, pero buenas noticias, no lo eran.

 

—¿Pasó algo? —él asintió, y sin lugar a objeción, tomó su mano para llevarla a la orilla de la cama, donde se sentó delante de ella. No la soltó ni un solo momento. Acarició tiernamente el dedo que portaba aún su anillo.

—Mi padre está muy enfermo, estoy planeando un viaje muy rápido a Nueva York quizá solo para despedirlo. —dijo muy serio, la mano contraria de Candy acarició su rostro como un consuelo, asintiendo. —Pero aún así, tengo asuntos por los cuáles preocuparme. Voy a acceder al ducado y quiero asegurarme de que tú estés bien.

—Terry, yo lo estoy. —Su no-novio negó, admitiendo que Candy nunca dejaría de sorprenderle.

—Siempre has dicho que no tengo por qué hacerme cargo de ti, pero te equivocas. He hecho lo que me has pedido, pero a estas alturas, cuando mi madre te ronda, sí, Candy. —estrechó firmemente su mano, llevándola a su pecho. —Eres mi responsabilidad. Y no voy a permitir que sufras más, y si con eso tengo qué alejarme por un tiempo, eso haré.

—¿Me estás dejando? —parpadeó ella, ladeando su rostro para lograr entender, interrumpiendo, pero él, con una calma sonrisa, volvió a negar. Besó esta vez su mano.

—No. Yo no voy a renunciar a ti, así sin más. Pero por ahora, el asunto de la boda, aunque no se llevará a cabo, no puedo cancelarla ante los medios. Karen está de acuerdo.

—Por Dios, ¿sabe todo?

—No todo, pero creo que es mejor que tú le digas el resto.

—¿Yo? —Tartamudeó.

—Tú, porque ella te considera su amiga, yo solo le he dicho que hay alguien más.

—Pero si todo se va a solucionar y… No quiero hacerla sentir mal.

—Si no se lo dices tú, se lo diré yo, y a mi modo. —Advirtió, con cejas alzadas, un tanto en broma, otro tanto serio.  Candy exhaló y aceptó, por último. —¿Se lo dirás? —ella asintió lentamente. —Ahora, sé que te he pedido tiempo, pero por ahora, tengo cosas muy importantes que tengo que dar por terminadas; como duque, hay cosas pendientes, como la investigación de tu captura.

 

Candy tembló de pronto, solo recordar aquello la ponía nerviosa y Terry lo presintió en el toque de su mano, ahí mismo la tranquilizó. 

 

—Todo indica que Dan, tu amigo, quien en verdad se llama Daniel, hermano de Eliza, tuvo qué ver en todo esto. Él facilitó el modo y estuvo a cargo a distancia del operativo. —A Candy se le aceleró el corazón, pálida como el papel de sólo pensar cuán cerca había estado de él. 

—¿Entonces, la agencia es falsa?

—La agencia es real. Cuando él salió del Colegio San Pablo, y después expulsado de la militancia se dedicó al modelaje, bajo un pseudónimo, Dan. 

—Y Eliza, ¿lo sabe? —asustada, sin poder creer que ella estuviese involucrada, preguntó.

—Ella no tiene nada qué ver, pero cree en su inocencia.

—Pobre…

—Será un desengaño para ella.

 

Hubo un momento de silencio para digerir todo, Terry se sentó a su lado, necesitaba tenerla más cerca. 

 

—Por eso, permíteme cuidarte, porque eres lo más preciado para mí; aún cuando yo no esté cerca. Y si en este tiempo, necesitas pensar las cosas, decidir si esta es la vida que quieres, si te quedas conmigo. 

—Pero Terry, somos muy jóvenes todavía, ¿cómo puedes pensar en el resto? —sonriente, Candy replicó, pero Terry lo estaba tomando muy en serio.

—Siempre pensé eso, que lo demás vendría después y mira. Todo está sucediendo tan rápido. De pronto soy duque, de pronto te quiero en mi vida y casi me obligan a casarme. ¿Ves que no puedo seguir esperando? Así es la vida de un duque —sonrió con cierto pesar— nada está asegurado y todo puede ocurrir muy pronto. 

 

Candy lo pensó por unos instantes, mordiéndose el labio inferior, mirando de vez en cuando a Terry, quien, por efectos oficiales, no era su novio, pero que, en el interior, seguía ocupando un lugar importante para ella. 

 

—Ve a hacer lo que tengas que hacer. Yo estaré bien. Estudiaré, trabajaré, cuidaré de Tom. 

—¿Y nosotros, Candy? 

—No tienes porqué preocuparte si un día te dejo de querer. —concluyó— Solo ve y haz lo tuyo, no te preocupes por mí.

—Siempre lo haré, solo quiero asegurarme de que lo sepas, Candice White. Yo te amo y eso no va a cambiar ni por mi madre, ni por Karen ni nada. Nada. ¿Entendiste? No se libra tan fácilmente de un Grandchester. 

—Ya lo veo. —su primera risita, lo fue todo para él. 

—Es en serio. No te pido más tiempo, solo te pido confianza.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.