Dulces y Narcisos
Adaptación por Alexa Bauder
Basado en el dorama Boys Over Flowers (Corea)
éste a su vez, basado en el manga Hana Yori Dango de Yōko Kamio
Capítulo XXX
Luna de río
Candy necesitaba un respiro ante todo el alboroto por esta boda sentía no caber en el vestido satinado que tan bien le lucía y al verse al espejo tan ataviada, no se sintió así misma. Peor fue cuando no tuvo el valor de decirle el resto de la verdad a Karen y, justo cuando estaba a punto de saltar, había sido interrumpida por Tom. Las cosas pasan por algo, ¿cierto? De camino a la recepción, entre los árboles y arbustos de los jardines Grandchester, un grupo de seguridad la interceptó.
—¿Señorita White? —dijo uno, ella asintió—Acompáñenos, por favor.
—¿A dónde? —preguntó al tiempo que la tomaron del hombro amable, pero firmemente.
—No se preocupe, está a salvo, son indicaciones de su excelencia.
—¿E… excelencia?
Candy estuvo dentro de un vehículo, el cual, daba rondas a la mansión por seguridad, como una labor más, pero con ella a bordo.
—Oiga, necesito estar en la boda, ¡soy la dama de honor!
Pero no la escuchaban, aquello era de locos. Al menos no se sentía amenazada y se preguntaba qué más descabellado podía ir todo esto. No sabía en realidad cuánto la duquesa había tomado precauciones para que no fuera ella misma quien interrumpiera aquella tan deseada unión. La hora se acercó, Candy comenzó a reclamar cuán enfadada estaba por no estar en el lugar indicado, Karen la necesitaba, aunque al final, dada por vencida, solo quedaba saber que la boda había sido interrumpida, menos mal, no le echarían la culpa a ella esta vez.
Como venido de un sueño, otro grupo de seguridad se encargó de sacar ahí a Candy, encaminarla a otro auto.
—¡¿Ahora a dónde me llevan?! —preguntó exasperada, una voz en el copiloto la tranquilizó, era Takarai.
—Donde debe estar.
—¡Takarai! ¡Oh, gracias! —Hubo un impulsivo abrazo hacia él desde atrás por parte de Candy, el hombre sonrió en silencio.
—Señorita, colóquese el cinturón, por favor.
—Pero si solo manejarán en los jardines.
—Mi misión es llevarla sana y salva. —Candy obedeció y solo así, estuvieron en marcha.
Cuando llegó, Takarai fue el primero en bajar y le pidió permaneciera dentro, hasta que Terry viniera por ella; pero pocos minutos después observó cómo los invitados se retiraban asombrados, todos tenían algo qué decir, otros molestos y otros más, felices. Candy asomó la cabeza y luego, bajó, sostenida por la puerta del vehículo.
—¿En verdad…? —sonrió aliviada— Lo hizo.
—Señorita, regrese adentro, por favor —indicó el hombre al volante, pero Candy, en un inexplicable llamado, comenzó a caminar a contracorriente del resto de gente que abandonaba el lugar. Buscó con la mirada a Terry, y ahí estaban todos.
—¡Candy! —las primeras en acercarse fueron sus amigas, los F4 de solo saberla bien, permitieron que las chicas le preguntaran todo, en tanto se mantenían atentos a Terry, que vivía un drama.
—¿Qué pasa? ¿Quién es ese hombre que está con la duquesa y Terry?
—Es el duque. —Susurró Patty— Todo indica que él ha estado bien.
—¿Y Karen? —preguntó de nuevo.
—Con sus padres, estuvo pidiendo por ti, de hecho, todos estábamos buscándote, ¿dónde te metiste?
—Me entretuvieron. —exhaló rodando los ojos, sus amigas negaron al saber de cuánto había sido capaz la madre de Terry.
—¿Te das cuenta de que le das miedo a esa mujer? —continuó Patty, con una risilla.
—¡Bueno fuera! No me trataría como lo hace.
—Pues ella creyó que tú interrumpirías una boda. Cuando todos nosotros estábamos por hacerlo, entró de pronto el duque. ¡Habrás visto la cara de la duquesa! Blanca como el papel.
Pero Candy ya no estaba poniendo mucha atención, veía a lo lejos a Terry con el gesto contenido, con sus padres.
—Candy, ¿podemos hablar? —Karen, todavía vestida de novia, interrumpió sus pensamientos.
* * *
Después de que el duque interrumpiera aquel teatro, a la duquesa se le fue el aliento. De un salto se puso de pie, sorprendida por la vitalidad del hombre, haciéndolo todavía en Nueva York, en una cama de hospital.
—¡Richard! —susurró sorprendida.
—¿Cuál es el motivo para que esta unión no se lleve a cabo? —preguntó el oficiante.
—Tengo entendido que desde el momento en que Terry se case con la señorita Kleiss, se convierte en duque, —Terry se giró rápidamente a su madre, quien sabía esto, pero jamás se lo había comunicado, así estaba estipulado al menos, en el ducado de Grandchester. —y yo no he dado mi autorización. El título aún me corresponde.
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Editado: 04.03.2022