Dulzura Destruida

CAPÍTULO 5

La salida fue muy divertida, la pasaron de lo mejor,nunca se había entretenido tanto como esa noche desde que a Ricardo se le ocurrió el plan y ella estuvo a punto de rechazarlo. Para empezar, sugirió que fuesen a la residencia Valencia. Fingieran despedirse y que tiempo después de esto, ella fuera directo a su habitación a "dormir", para posteriormente ejecutar una escapada maestra.

Sin embargo, en el camino no pudo evitar ser interceptada por Carmen que la esperaba desde que la vio llegar. Vivía en el mismo domicilio, incluso tenía una recamara allí, así que le sugirió a Dulce que cenaran juntas. Esta misma le respondió que ya había cenado y lo que tenía era mucho sueño, la senil dama aceptó un poco decepcionada sin imaginar los verdaderos planes de la pequeña que con tanto amor vio crecer a su cuidado.

Una vez que llegó a su dormitorio, en lugar de ponerse el pijama, se atavió con el único vestido que tenía en su guardarropa. Casualmente se lo había obsequiado su madre para que lo luciera el día de su graduación, pero ella había decidido usarlo antes. «¿Qué mejor ocasión que esta?» pensó.

Nunca vestía de ese modo, de hecho se sentía un poco avergonzada cuando se miró al espejo de cuerpo completo que tenía colocado a un costado de su sanitario.El atuendo era un tanto revelador por la parte de abajo, tenía una ligera abertura en la pierna derecha.Constaba además de un color azul metálico, sin mencionar el generoso escote que mostraba más de lo que ella había estado dispuesta a enseñar a lo largo de su corta vida.

«Papá me mataría si me viera así, seguro me haría quitármelo», reconoció en sus adentros mientras se daba vueltas sobre su eje, verificando todos los ángulos posibles.

Ni siquiera razonaba como era que su madre había escogido esa moda para su hija. Seguramente con la esperanza de que ella en verdad la utilizara y por primera vez en su vida, luciera distinta a su usual forma de arreglar; con jeans y blusas casuales. Pero entre todo esto, lo más increíble había sido que decidiera ataviarse de este modo, solo por Ricardo. Y no nada más por eso, también estaba el hecho de arriesgarse a salir por la noche, cuando los peligros de la ciudad eran evidentes a diario, agregando que no conocía lo suficiente bien a Ricardo para confiar tanto en él.

Ignorando lo anterior, se mordió los labios y se echó el último vistazo al espejo. Algo le decía que se le encenderían las mejillas cuando él la contemplara, no obstante le agradaba pensar que podría lucir linda a los hermosos ojos grises felinos de ese irresistible hombre, que de una manera inexplicable se mostraba muy interesado en ella cuando podría jurar que con solo sonreír, más de una mujer cedería ante él.

Lista para partir, husmeo por los alrededores hasta que todas las luces estuvieran apagadas. Así fue como salió con sigilo, intentando no activar las alarmas que protegían su hogar. De pie en el vestíbulo abrió con mucha cautela la puerta principal y se escabullo entre unos arbustos que había delante de su pórtico, de un lado a otro fue pasando, cuidando de no ser vista por el personal de seguridad que custodiaba la residencia.

Nunca imagino ser capaz de llevar a cabo esa peripecia tan arriesgada, se sentía como una delincuente fugándose de prisión. Ricardo le sugirió que la esperaría a una cuadra de donde se encontraba,así que lo alcanzó hasta el punto de encuentro pactado, y en cuanto llegó él de inmediato le quito el seguro a la puerta del copiloto para que ella se adentrara.

— Bien, aquí estoy —anunció con la voz entrecortada de lo cansada que estaba al haber corrido con tacones procurando no caerse. Ricardo sonrió y guardo el móvil que tenía entre sus manos, a un costado del mando de velocidades. La miró con un vistazo lento, asombrado de contemplar a esa ingenua muchacha que conocía, como toda una mujer. Y que hermosa mujer. Parece ser que Dulce se sintió observada por él y cruzó sus brazos sobre el pecho pasando saliva nerviosa—. Cansada, preocupada con esta locura y sintiéndome una tonta con este vestido.

Era realmente difícil no mirarla, se le veía muy cambiada. El maquillaje un poco menos sutil al habitual que solía utilizar, le daba ese toque de dureza a sus facciones para pasar desapercibida en la discoteque. Ni que decir del vestido, ese azul combinaba muy bien con su apiñonada tez, aunque no le pareciera tan adecuado el escote que enseñaba más de lo que debía esas medianas montañas, que él aun no tenía el placer de conocer. Con imaginar lo que se escondía bajo esa tela, sintió un ligero endurecimiento en la entrepierna, por lo que mejor encendió el motor del auto dispuesto a continuar el camino, dirigiendo la visión hacia delante.

— Tranquila, dulzura. Te ves hermosa —la aduló ante el evidente nerviosismo que se le veía.Ella le sonrió ruborizando sus pómulos—. Y no te sientas mal por escaparte una noche de casa, es una pequeña travesura de la que nadie se enterará, ni siquiera Álvaro. Ya que confió en queno se lo dirás —sonó como una advertencia—. Por qué podría correrme de la constructora y por ende, no volvería a verte. Eso... me haría sentir muy mal —Dulce negó segura.

— No, lógico que no lo haré. Ni en sueños sería capaz de ocasionar algo así... Aunque no puedo negarte que estoy muy nerviosa...¿y si alguien que conozca a mi padre nos llega a ver?... ¿te imaginas lo que podría pasar? —continuó preocupada. Ricardo sacudió la cabeza, queriendo buscar la forma de hacerle entender que no habría problema respecto a ello.

— No pasara nada, Dulce. Iremos a un lugar al que esa gente jamás llegará, ni siquiera se asomara por curiosidad —Dulce alzó ambas cejas mirándolo confusa—. Tampoco me refiero que sea un sitio de mala muerte, es solo que... no es lo que acostumbran frecuentar los... amigos de tus padres. Además conmigo estás segura, te cuidaré con mi vida de ser necesario.Te lo prometo —Ella le sonrió tentada a abalanzarse hasta su cuello y abrazarlo. Se oyó lindo cuando dijo que la cuidaría. En verdad era un héroe. Un héroe que estaba logrando sacarla de sus cabales y de aquella promesa que se había hecho de no involucrarse mucho con algún chico. Menos en cuestiones del corazón. Aunque no supiera en realidad como se sentía estar enamorada, debido a que jamás lo había estado. Pero había opción de enamorarse de un hombre tan maravilloso como Ricardo, nunca se arrepentiría de hacerlo.



#45628 en Novela romántica

En el texto hay: celos, primer amor, venganza

Editado: 08.08.2022

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